Colombia
El combate de las
bananeras
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Con
Adela Torres Valoy, directiva nacional de Sintrainagro y
secretaria de la Unión Nacional Agroalimentaria de Colombia
(UNAC) - Regional Antioquia
Nacida en el departamento del Choco, municipio de Pizarro,
frontera con Panamá, Adela pertenece a la etnia y cultura
afroamericana, mayoritaria en esa región. Sus ancestros,
rebeldes negros, prefirieron internarse en la selva antes
que soportar la ignominia y la esclavitud en la ciudad.
Combatiente por la igualdad de género en el mundo del
trabajo, Adela integra actualmente la subdirectiva de
Sintrainagro en Turbo y fue electa también a la Junta
Directiva Nacional de la misma organización. Es igualmente
secretaria regional de la UNAC en Antioquia.
“Desde mi juventud percibí la necesidad incluir el tema de la
mujer en el mundo laboral bananero como un asunto
fundamental de justicia y equidad”, comenzó diciendo en la
entrevista que nos concedió.
-¿Con
qué garantías cuenta para su trabajo?
-Con la conquista sindical, que significa un permiso laboral
permanente, que también beneficia a otro importante número
de dirigentes de Sintrainagro.
-Es
usted profesional en ciencias naturales y medio ambiente.
¿Porque no ejercer la profesión?
-Si bien, no ejerzo mi profesión en la plenitud, en el
ejercicio de mi acción sindical en el plano pedagógico,
aporto mucho de lo que aprendí en mis estudios y eso
beneficia especialmente los programas de formación, pero mi
vinculación a la producción bananera es forzada por la
ausencia absoluta de posibilidades de empleo relacionado con
los estudios que una efectúa y así le ocurre a la inmensa
mayoría de profesionales de estas zonas signadas por la
pobreza.
-¿Qué le
ha aportado la dirección nacional de Sintrainagro?
-Nunca me imaginé o me propuse llegar a la Dirección
Nacional, pero cuando las bases por votación directa me
eligieron como a los otros compañeros, asumí el reto
convencida de una excelente oportunidad para continuar en la
línea de mejorar los espacios de participación y decisión de
mis compañeras y creo que así he actuado, sin olvidar que la
responsabilidad como mujer no excluye el trabajo por el
conjunto hombres y mujeres. La más rica experiencia es
encontrar a Sintrainagro vinculado a todo un universo social
que va más allá del tema bananero. Lucha por la
participación en política para la conquista del poder local,
regional y nacional y por eso con sus cuadros ha logrado
alcaldías, concejales, diputados y hasta representante a la
cámara. En esta dirección se logra la proyección real del
sindicato hacia la sociedad y ahí las mujeres jugamos un
papel fundamental.
Por otra parte, la vinculación de Sintrainagro a la UITA
redimensionó las potencialidades del sindicato, tanto en el
plano nacional como en el internacional. En este contexto,
las mujeres hemos asumido el papel protagónico que nos
corresponde, no obstante nuestra condición minoritaria en
los órganos de dirección. Mi trabajo es apoyado también en
la secretaría de la mujer, con las limitaciones propias de
un presupuesto insuficiente.
-¿Cuál
es la situación laboral de las trabajadoras bananeras?
-Es bastante compleja. No sólo sufre como todos los
trabajadores las consecuencias directas de la aplicación de
tóxicos en la producción bananera, que según los estudios
que hemos realizado, inciden directamente en su salud y en
sus características reproductivas, sino que además, sufren
la discriminación para el acceso al empleo estable, el acoso
sexual de administradores y compañeros y la negativa al
derecho al trabajo, para cubrir riesgos de licencias por
maternidad. Desde el departamento de la mujer, trabajamos en
una campaña publicitaria denominada “Aceptamos Mujeres” y en
esa campaña pretendemos comprometer a productores y el mismo
sindicato, este proceso lo hemos tabulado en un libro que
está circulando y tiene como título “Derechos y Reveces de
las Mujeres Bananeras de Urabá”.
Las trabajadoras bananeras colombianas, amparadas por la
Convención Colectiva que firmó Sintrainagro con los
empresarios, no obstante las dificultades que subrayé, se
encuentran en condiciones sociales, económicas y de dignidad
algo mejores que lo que ocurre en Centroamérica, donde no
tienen la fortaleza de negociación colectiva y de unión
sindical que sí tenemos nosotros. En lo concerniente a las
mujeres vinculadas a la UNAC a través de otras
organizaciones diferentes a Sintrainagro, la problemática es
diferente pero muy delicada: normalmente son mujeres cabeza
de hogar, asociadas en redes comunitarias o cooperativas
para el desarrollo de proyectos productivos solidarios que
urgen el apoyo del Estado, de los gobiernos locales y
regionales, porque no basta con el apoyo político y de
organización que ofrecen la UNAC y la UITA. En este sector
se entremezcla el tema de la juventud y la infancia, por lo
cual la problemática adquiere una dimensión que va más allá
del ámbito laboral. Por esta razón consideramos de gran
trascendencia el nuevo modelo de organización que propone la
UITA a través de la UNAC, porque es un modelo comprometido
con la base popular y que rompió el esquema de las 4 paredes
sindicales (pliego de peticiones, negociación, solidaridad y
huelga). Ahora tenemos una opción de convergencia sindical y
popular para enfrentar la crisis con una visión de conjunto,
y no simplemente desde el punto de vista de la defensa del
puesto de trabajo.
-¿Cuáles
son las fortalezas y debilidades que ha observado en el
trabajo de UNAC-Antioquia?
-Antioquia, y todas con sus particularidades y proyectos
específicos en pleno desarrollo, persistiendo en la
autogestión y en la construcción de tejido social, un punto
donde entronca con el trabajo internacional de la UITA.
Nuestra gran debilidad es la limitación extrema, desde el
punto de vista de la atención estructural, a las
organizaciones de desplazados por la violencia o a
campesinos sin tierra que ven en el proceso UNAC
expectativas potenciales para la resolución de sus
conflictos sociales. Pero a este respecto no encontramos
receptividad ni respuesta del Estado. Por esta razón es de
vital importancia el apoyo que podamos recibir en el plano
internacional
-¿Qué
sugiere a la UITA para fortalecer el trabajo de la mujer en
el ámbito social y laboral?
-Creo que la fase de educación convencional sobre
sindicalismo por ejemplo en Sintrainagro ya está agotada.
Ahora se requiere y en ese esfuerzo nos encontramos,
orientar los esfuerzos económicos y pedagógicos hacia el
contexto general de la mujer, sea sindicalista, líder
comunitaria o campesina vinculada a proyectos asociativos de
producción agroecológica. Yo sugiero una integración total
de la política de organización y educación aprovechando la
estructura integradora de la UNAC y ese ejemplo desdoblarlo
para otros países en donde tiene presencia la UITA. Este año
se va a desarrollar con la UITA el plan de educación
denominado Escuela para la Formación de Líderes, por un
apoyo a Sintrainagro, ese es un buen punto de partida en el
que las mujeres de UNAC – Antioquia deben asumir una
participación activa.
Luis
Alejandro Pedraza
© Rel-UITA
23 de
marzo de 2005
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