Una nueva
conmemoración del Día Internacional de la Mujer nos
encuentra al borde del mayor desafío para la izquierda: la
posibilidad de ser gobierno. Y, por lo mismo, nos encuentra
con la esperanza a flor de piel. Tengo el pleno
convencimiento que un gobierno de izquierda es garantía de
la lucha contra las inequidades y las discriminaciones, es
por eso, que como mujer política lucharé con todas mis
fuerzas para que definitivamente el Encuentro Progresista –
Frente Amplio coloque a Tabaré como Presidente de la
República.
Desde esa
esperanza entonces, es que traeré el recuerdo, en el sentido
de re–cordis -volver a pasar por el corazón- de aquellas 146
mujeres trabajadoras de la fábrica Cotton de Nueva York que
un 8 de marzo de 1908 se declararon en huelga y ocuparon la
fábrica. Ante la negativa de desalojar la planta fueron
atacadas con bombas incendiarias. Esas mujeres luchaban por
sus derechos en tanto mujeres y en tanto trabajadoras y fue
la socialista Clara Zetkin quien en 1910, durante el II
Congreso Nacional de Mujeres Socialistas celebrado en
Copenhague, propuso que el día 8 de marzo fuera declarado
jornada de lucha para las mujeres trabajadoras de todo el
mundo. La propuesta de Zetkin fue inmediatamente aceptada
por las congresistas.
Hoy, a un paso
de alcanzar el gobierno, nuestro compromiso de lucha debe
seguir firme y consecuente con todas las mujeres uruguayas.
Con las que trabajan y sufren discriminación salarial y
laboral: ganan menos por el mismo trabajo o lo hacen en los
sectores más precarios y peor renumerados. Con las que son
perseguidas por pretender organizarse sindicalmente. Por las
que no tienen trabajo y sufren para sostener su familia
ganándose la vida como de lugar. Por las jóvenes que se han
tenido que ir del país y por las veteranas que son
tratadas como deshechos y tienen todo para dar.
Hay que
trabajar para que parir sea un acto hermoso y traer hijos e
hijas al mundo no sea un problema, sino una opción rodeada
de milagro. Hay que trabajar reforzando el compromiso que
las niñas puedan vivir en un país que les garantice sus
derechos y su libertad de opción; para que el hermoso hecho
de nacer niña no venga cargado de estereotipos sino de
posibilidades.
Ser mujer –aún
en estas condiciones- es entrar a un mundo muy especial que
sin duda debería ser más bello. Creo que lograrlo es posible
y en la búsqueda de ese logro siempre nos encontraremos.
¡Viva la vida!
(*)
Daisy Tourné
Representante
Nacional
10 de marzo de
2004
(*) Hace ya un
tiempo que manejo esa consigna. La tomé del último cuadro
que pintara Frida Kahlo cuando ya la vida se le escapaba. A
ella también mi homenaje y reconocimiento