Paraguay
Declaración política de la CONAMURI
“Por tierra, soberanía alimentaria e igualdad”
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"Llamamos a las mujeres trabajadoras, urbanas, campesinas e
indígenas a construir alianzas y unidad entre las
organizaciones populares, por la defensa de la tierra, la
soberanía alimentaria, la igualdad y la justicia, como bases
de un proyecto de sociedad sin exclusiones y desigualdades"
*
Nosotras las mujeres trabajadoras, campesinas e indígenas de
la Coordina-dora Nacional de Organizaciones de Mujeres
Trabajadoras, Rurales e Indígenas del Paraguay (CONAMURI),
reunidas los días 14, 15 y 16 de Noviembre del 2006 en el
Foro de la Semilla, en la ciudad de Asunción con el lema
“POR TIERRA, SOBERANIA ALIMENTARIA E IGUALDAD”:
DENUNCIAMOS
- La situación de desigualdad y exclusión en el acceso a la
tierra, que golpea a las mujeres campesinas e
indígenas y sus comunidades, bajo la indiferencia del
gobierno, llevándonos a sobrevivir en condiciones de
explotación y desarraigo, en empleos precarios o la
migración forzada.
- La postergación de una reforma agraria integral
constituye una amenaza directa para la vida de las mujeres y
sus familias, es una forma de violencia porque hace que las
mujeres vivamos en la desigualdad, como esclavas en otros
países y en nuestro propio país.
- El modelo de dependencia para alimentarnos es
fomentado por el propio Estado, que apoya y promueve los
intereses de latifundistas y las grandes multinacionales del
agronegocio, perjudicando el sustento, la salud y la vida de
nuestras comunidades, envenando el ambiente y destruyendo
nuestras semillas nativas, que son la fuente básica de
nuestra forma de vida y soberanía alimentaria.
- El uso de agrotóxicos y transgénicos envenena
nuestro tekoha (hábitat), la tierra, el agua y el aire
que respiramos, destruye las semillas nativas, nuestros
territorios y la biodiversidad en general, y constituyen no
sólo una amenaza constante para nuestra salud y soberanía
alimentaria sino también un atropello a nuestra
identidad, cultura y formas de vivir.
- La muerte por envenenamiento de agrotóxicos del
niño Silvino Talavera, es un ejemplo claro de la situación
que afecta a miles de niños y niñas, mujeres y hombres en el
Paraguay, especialmente en las comunidades arrinconadas por
monocultivos extensivos. A pesar de los enormes esfuerzos
para llevar el caso a los tribunales, en un país donde el
acceso a la justicia es una mercancía, el homicidio de
Silvino corre riesgo de quedar en la impunidad por la
lentitud de las autoridades, lo que constituye una forma de
complicidad del Estado.
- El Estado no cumple con su responsabilidad de garantizar
los derechos de las mujeres trabajadoras, campesinas e
indígenas con igualdad y sin discriminación. Su única
respuesta es la criminalización de la pobreza, la
persecución a nuestras familias y comunidades y la
expoliación de su tekoha (habitat).
- Las mujeres y niñas indígenas al ver destruidos sus tekoha
(hábitat) dejan sus comunidades en busca de trabajo y van a
vivir a las orillas de las ciudades, quedando expuestas al
peligro de la mendicidad, explotación sexual,
prostitución, y otras formas de violencia o esclavitud.
Esta situación no sólo expulsa a los pueblos indígenas de su
territorio sino que constituye etnocidio, pues destruyen
su identidad misma y humilla su dignidad humana y avasalla
nuestros derechos de pueblos originarios.
- La producción de las comunidades indígenas y campesinas se
compra a un precio injusto. Y con la complacencia del
gobierno, latifundistas y empresas del agronegocio, el
campo se está vaciando, generando mayor desigualdad y
exclusión, desarraigo, pérdida cultural, desintegración de
las familias, y aniquilación de derechos fundamentales.
- La salud no está garantizada como un derecho,
es una mercancía y se utiliza como prebenda política. Las
mujeres y sus familias son rechazadas en el sistema de salud
si no tienen para pagar, las mujeres mueren en el parto, y
sus hijos mueren también por causa de enfermedades de fácil
curación y prevención. Esta práctica ocurre bajo la acción y
complicidad del Estado con un total desprecio hacia la vida.
- Las mujeres trabajadoras urbanas, campesinas, y
especialmente las indígenas, somos excluidas y sufrimos gran
violencia y desigualdad por los efectos del analfabetismo
y el analfabetismo funcional, y por la falta de
conocimiento y acceso a las nuevas tecnologías.
REIVINDICAMOS
- La semilla como patrimonio inalienable de los pueblos al
servicio de la humanidad,
y como fuente de sustento y soberanía alimentaria, identidad
y preservación de nuestra cultura, dignidad y formas de
vivir como mujeres trabajadoras urbanas, campesinas e
indígenas.
- Nuestro derecho a la tierra, cuya negación
sistemática por el Estado nos condena a la explotación, a
vivir como esclavas e incluso a la muerte.
- El derecho a la igualdad y al reconocimiento
efectivo de nuestros derechos como mujeres trabajadoras
urbanas, campesinas e indígenas, incluyendo el derecho al
trabajo digno, a la salud, a una educación acorde a nuestra
cultura, a la vivienda. El agua como fuente de vida
constituye un derecho, que no debe ser enajenada ni vendida.
REPUDIAMOS
- La militarización de nuestros territorios y comunidades,
el aumento del gasto militar y auto asignación de sueldos
multimillonarios por parlamentarios, en detrimento de la
salud, de la educación, de la alimentación y la vida digna
de nuestros pueblos.
- La utilización del Estado como herramienta represiva en
contra del campesinado y los sectores populares, con una
clara defensa de los intereses del sistema capitalista
salvaje y destructivo, violando los derechos de las mujeres
en el silencio y la impunidad.
- No hay justicia para los pobres y mucho menos para las
mujeres. Y en su lugar se ha instaurado una política
criminal de Estado que persigue y criminaliza la pobreza y
las luchas sociales, mal utilizando el sistema de justicia.
- El despojo del patrimonio natural de los pueblos, como el
canje de deuda por naturaleza, de los recursos energéticos
como Itaipú y Yacyretá, de la complicidad frente al
rollotráfico y depredación masiva de nuestros bosques, así
como también de la invasión de transgénicos y agrotóxicos.
- La pretensión de establecer una Ley de Aguas de espaldas a
los intereses de los pueblos, cuyos derechos son
inalienables.
EXIGIMOS
- Justicia para Silvino Talavera y su familia,
castigo a los culpables y reparación de los daños a su
familia. El Estado debe detener el potencial genocida del
agronegocio capitalista salvaje que envenena el ambiente,
enferma y mata a la gente, y pone en peligro a todo el país
y la humanidad entera.
- Democratizar el acceso a la justicia
con igualdad y sin discriminación, que constituye en la
práctica un privilegio de ricos y poderosos. Y la
detención inmediata de la política de criminalización de
la pobreza y las luchas sociales.
- Que no quede impune la violencia sistemática contra las
mujeres y niñas pobres
y garantizar el acceso universal a la justicia en la
práctica.
- Ponerle límites
al uso de los agrotóxicos y prohibir los transgénicos de
manera efectiva y radical. La falta de acción le convierte
al Estado en negligente y en cómplice de crímenes contra la
vida misma.
- El acceso universal a derechos fundamentales de las
comunidades y los pueblos
como la educación efectivamente gratuita, integral y en la
lengua de cada comunidad; salud, vivienda digna, fuentes de
trabajo, preservación de los bosques y del tekoha de las
mujeres.
- Garantizar el agua como un derecho de los pueblos y frenar
las pretensiones de su privatización.
- Guarderías públicas accesibles y adecuadas en todas las
comunidades, como herramienta para la participación social,
política y económica de las mujeres.
LLAMAMOS
a las mujeres trabajadoras, urbanas, campesinas e indígenas
a construir alianzas y unidad entre las organizaciones
populares, por la defensa de la tierra, la soberanía
alimentaria, la igualdad y la justicia, como bases de un
proyecto de sociedad sin exclusiones y desigualdades.
Ñande rekove nda ikatui o ye
yogua ni o ye hepyme’e
La semilla patrimonio de los
pueblos al servicio de la humanidad
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CONAMURI
23 de noviembre de 2006
* Declaración de la Coordinadora Nacional de
Mujeres Trabajadoras, Rurales e Indígenas del Paraguay
reunidas en el marco del Foro de la Semilla y el 2º
Encuentro Internacional de Mujeres Urbanas y Rurales, en la
ciudad de Asunción
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