La
equidad de género ha avanzado en casi todos los países, y ahora
debemos hacer todo lo posible para evitar que la recesión económica
nos conduzca a un retroceso, alertó Barbara Prammer, presidenta del
Consejo Nacional legislativo de Austria.
La situación de las
mujeres debe ser tenida en cuenta a la hora de adoptar los paquetes
de estímulo para salir de la recesión económica, dijo Prammer
en una entrevista con IPS en Ginebra.
Prammer,
feminista y legisladora del Partido Socialdemócrata de su país,
participó de la Conferencia Parlamentaria
sobre la Crisis Económica Mundial, organizada por la Unión
Interparlamentaria en esta ciudad suiza.
-¿Cómo afecta la
crisis a las mujeres?
-Sabemos que la
mayoría de las personas pobres son mujeres. En el mundo, las mujeres
representan entre 70 y 80 por ciento de la población pobre. Y cuando
la crisis se expande, como ahora, se presenta el peligro de que los
pobres sean los primeros en experimentarla. Por supuesto, eso ocurre
con las mujeres.
-¿Cuáles son los
efectos más notorios?
-Un aspecto son las
perspectivas de futuro de las mujeres con la caída de los beneficios
sociales a causa de la crisis, lo que las coloca en una situación
muy difícil, muy precaria.
Otro rasgo es la
marginalización femenina, de lo cual no tenemos un enfoque profundo.
La brecha mundial de los ingresos ya lo dice. Los hombres ganan más
que las mujeres. Una mayoría de hombres está en el bando de los
ricos del mundo, hay que reconocerlo. Por eso es importante que no
nos limitemos a tomar en cuenta solamente el punto de vista
masculino. Eso es lo que trato de hacer en mi país, en Austria.
Pero es semejante en todas partes.
-¿Qué instrumentos
se pueden emplear con ese fin?
-Una de las
oportunidades que tenemos es la adopción de la perspectiva de género
en los presupuestos. Nadie sabe exactamente de qué se trata, pero
está llamado a dejar una huella. Para mí significa que en todas las
cifras del presupuesto, habrá que probar qué uso hacen de las
partidas las mujeres y los hombres.
Por ejemplo, cuando
se invierten montos elevados en transporte privado, se sabe que en
su mayoría eso es positivo para los hombres y no para las mujeres.
Porque lo que necesitan las mujeres en todo el mundo es el
transporte público. Cuando se destinan recursos al transporte
público, la decisión ayuda a la mujer.
Así habrá que
comprobar todas las partidas, y ese principio debería aplicarse en
todo el mundo, no solamente en Austria. En mi país veo lo
difícil que resulta.
-¿Cómo es ese
régimen en Austria?
-Desde comienzos de
este año, una norma constitucional regula ese tema, al establecer el
tratamiento igualitario de hecho, de hombres y mujeres, en el
proceso presupuestario, tanto en la esfera nacional, como en la
regional y en la local.
La elaboración del
presupuesto de una manera sensible al género ya comenzó a tomarse en
cuenta para el actual ejercicio 2009-2010. En consecuencia, los
pedidos de recursos al parlamento ya tienen que atenerse a las
regulaciones fundamentales sobre género.
-¿Esa orientación
vale para todas las partidas presupuestarias?
-Sí, por ejemplo,
la obligación de atender la cuestión de género en la confección del
presupuesto se aplica también a los recursos destinados a la ayuda
al desarrollo. En este campo, esa orientación puede convertirse en
un instrumento para promover la sociedad civil y la igualdad de
género.
-¿Qué conducta debe
asumir la sociedad en conjunto ante la crisis y el género?
-Debemos hacer
todo lo posible para impedir que la crisis económica nos lleve a un
retroceso. En particular, se tiene que tomar en cuenta la situación
de la mujer cuando se adopten los paquetes de estímulo para salir de
la crisis.
Se equivocan
quienes no creen en la importancia de la igualdad de género. La
paridad entre los dos sexos y la oportunidad de que las mujeres
participen plenamente en todos los campos son importantes para la
sociedad en su conjunto.
-¿Es eso válido
también para los países en desarrollo?
-Sí. Por ejemplo,
una amplia mayoría de mujeres de África subsahariana y de
Asia meridional trabajan en el sector agrícola. El desarrollo
rural, las inversiones en infraestructura y educación agrarias en
esas regiones podrían no sólo ayudar al empoderamiento de las
mujeres, sino también a incrementar la productividad y fortalecer
sus oportunidades económicas.
-¿Y en el caso de
las migraciones?
-Otra preocupación
es el efecto de la crisis financiera en las mujeres migrantes, en
particular de aquellas que trabajan en el servicio de atención de
personas y de hogares de los países industrializados. La pérdida de
empleos y, como consecuencia, la disminución del envío de remesas a
sus países de origen podría acarrear privaciones a sus familias y
aumentar la vulnerabilidad femenina al tráfico de personas.
-¿Qué papel cabe a
parlamentarios y parlamentarias en este proceso?
-No debemos dejar
sólo en manos de los gobiernos la adopción de esta perspectiva de
género. Nosotros, los legisladores, jugamos un papel crucial en el
proceso y debemos asegurarnos de que se amplíen los programas contra
la discriminación.
-¿Existe un riesgo
de que la crisis ocasione un retroceso en este terreno?
-Debo decir que esa
ha sido nuestra experiencia durante siglos. Siempre que hay una
situación difícil se escucha decir, como me ocurre en Austria:
"No, eso no es sencillo en este momento. Tenemos la crisis
financiera. Debemos resolver esos problemas. Por favor, no hable
ahora del tema de género. Déjelo para más adelante".
Por eso necesitamos
mujeres que accedan a posiciones de poder en la política, en la
sociedad y en la economía. Estoy profundamente convencida de eso.
La crisis plantea a
todos un gran desafío. Debemos hacer todo lo posible para que la
economía funcione, para prevenir el desempleo masivo, la
pauperización y la indigencia. Y también todo lo posible por
minimizar el efecto de la crisis mundial sobre la calidad de los
procesos democráticos.
Más mujeres en
política, en ciencia, economía y otros campos de la sociedad
significa crear un mundo más democrático y más justo.
Gustavo
Capdevila
IPS
13 de mayo de
2009
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