Guatemala
Delitos sexuales
sin castigo |
En
2005 se denunciaron 7 mil 653 casos de violencia sexual, de
ellos, 4 mil 757 fueron violaciones. En la mayoría, la
víctima era adulta, pero también hay menores: más de 2 mil
niñas fueron atacadas.
Dada su gravedad y frecuencia, estos delitos afectan a toda
la sociedad; no se trata de un asunto de dominio privado.
Pese a eso, hubo solamente 244 sentencias por delitos
sexuales ese año, el 3.2 por ciento de los casos ingresados.
Cada delito sexual representa una tragedia que muchas veces
se agrava porque las víctimas vuelven a ser violentadas al
presentar la denuncia ante el sistema de justicia.
El acceso a la justicia para mujeres y niñas/os víctimas de
delitos sexuales requiere mucho más que una dotación de
recursos, junto a esto existe una exclusión selectiva del
sistema que impide que se haga justicia.
Primero, el sistema selecciona los casos a investigar según
el perfil de la víctima y no por la gravedad de los hechos.
No se indaga sobre lo sucedido, sino se le pregunta por qué
estaba sola, vestida de tal manera, a esas horas de la noche
o por qué no gritó.
De repente, el juego del Derecho Penal cambia: la víctima
tiene que defenderse, es a ella a quien se juzga.
Igualmente, la utilización de la prueba psicológica sobre la
veracidad del relato de la víctima se utiliza más en delitos
sexuales. Así el sistema considera que las mujeres mentimos
sobre las agresiones sexuales y que es nuestra culpa que nos
hayan violado.
Los exámenes médicos forenses están enfocados a demostrar la
desfloración o no del himen, cuando la víctima debe ser
atendida en todas sus lesiones. Violación es acceso carnal
violento, pero se ha convertido en sinónimo de ruptura del
himen. Así, el sistema pretende defender a las vírgenes, no
a las mujeres como tales.
Finalmente, en los delitos sexuales no hay inspección de la
escena del crimen y apenas se emplea una prueba científica.
Por ello es urgente que el Instituto Nacional de Ciencias
Forenses inicie sus labores.
Todas estas prácticas obstruyen la justicia y son un nuevo
acto violento en contra de las pocas mujeres que se atreven
a denunciar. Para lograr una adecuada respuesta de la
justicia en delitos sexuales es necesario partir de un
cambio de mentalidad que implica revalorar a la mujer como
persona, empezando por, como mínimo, respetar que ella
decide, siempre y sin coacción, con quién, cómo y cuándo
mantener contactos de tipo sexual.
Las víctimas esperan, además de justicia, que se les respete
en su dignidad como mujeres.
Kristin
Svendsen*
Tomado de
Prensa Libre
*Analista
del Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales
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