En cada grupo de 10 mujeres mayores de 15 años,
cuatro peruanas sufren violencia física de sus compañeros; en
Nicaragua, ese número es exactamente igual. De cada 10
mexicanas, tres ya sufren violencia emocional y dos, violencia
económica. Los datos, presentados por la Comisión Económica para
América Latina y el Caribe (CEPAL), en el marco de los 16
días de actividad contra la violencia dirigida hacia las mujeres,
buscan ayudar a erradicar esos delitos y la impunidad que los
acompaña.
El informe "¡Ninguna más! El derecho de vivir una
vida libre de violencia en América Latina y el Caribe", presentado
el último lunes (26), revela además que tres brasileñas y dos
haitianas, también de cada 10, ya sufrieron, respectivamente,
agresiones físicas extremas.
Entre 1990 y 2007, más de 900 mujeres chilenas
fueron asesinadas, la gran mayoría fue víctima de sus compañeros, o
ex-parejas. En Bolivia, el 52,3% de las mujeres ya fueron
víctimas de violencia física por parte de sus compañeros; en
Colombia, son el 65,7% de las mujeres, las víctimas de violencia
emocional por parte del actual, o ex compañero. En República
Dominicana, la violencia emocional cometida por compañeros
alcanza al 67,5% de ellas.
Según el estudio, es imprescindible que erradicar
la violencia contra las mujeres "se convierta en un objetivo central
de las agendas públicas: en primer lugar, como problema de derechos
humanos y como un obstáculo para el desarrollo en segundo lugar". La
difusión y el debate social en torno de este tema ayudarán a elevar
la conciencia social y proporcionará a las autoridades los recursos
e instrumentos para su eliminación.
Sin embargo, algunos factores, como la falta de
voluntad política, son obstáculos para que se produzcan avances,
pues los tres poderes del Estado muestran deficiencia, falta de
recursos técnicos, financieros y humanos. Además, persisten factores
culturales que invaden todas las esferas de la vida social y
legitiman la violencia: "La sinergia negativa entre la debilidad
institucional y la cultura patriarcal favorece y provoca situaciones
de impunidad e inoperancia", dice el Informe.
Impunidad ésta, que las buenas prácticas ya
comprobaron puede ser quebrada con la promoción de estrategias
multisectoriales, en las cuales las mujeres tengan plena
participación como ciudadanas. Según el Informe, se necesita todavía
para superar la violencia de género, nuevas inversiones en políticas
sectoriales (educación, salud, seguridad ciudadana y trabajo), así
como de una integración de los acuerdos internacionales.
El informe de la CEPAL muestra que la
violencia de género afecta a todas las latinoamericanas y de todas
las clases sociales, aunque algunas clases sean más violentadas. En
Bahamas el femenicidio representó, en el 2000, el 42% del
total de los asesinatos; en 2001 ese número llegó al 44%; y en 2002
al 53%. En Costa Rica, los asesinatos por cuestiones de
género fueron el 61% del total de homicidios de mujeres. Una
uruguaya muere cada nueve días como consecuencia de la violencia
doméstica.
En Antigua y Barbuda, y en
Barbados, un estudio de 1994, usado en el informe de la CEPAL,
reveló que el 30% de las mujeres adultas sufrieron violencia
psicológica en sus relaciones íntimas. En Guyana, una de cada
cuatro mujeres, que tienen compañeros, ya sufrió violencia física.
En Surinam, la violencia en las relaciones conyugales alcanza
al 69% de las mujeres.
Es la cultura de la desigualdad que ampara la
violencia de género. Desigualdad de oportunidades; en el acceso a
los recursos y servicios de la justicia; en los espacios de trabajo,
con discriminación laboral y salarial, y en la disparidad de
tratamiento en los servicios públicos.
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