El ejercicio de los
derechos sexuales y reproductivos
fortalece la democracia
“El
reconocimiento y protección de los derechos sexuales y los derechos
reproductivos hará posible un avance en la ciudadanía de las
mujeres, principalmente de aquellas que, por su condición de
pobreza, no tienen posibilidades de ejercerlos”, afirmó Reyna
Concha Renilla, dirigente de la Confederación General de
Trabajadores del Perú (CGTP) Arequipa, durante la
presentación del Manifiesto de la Convención por los Derechos
Sexuales y los Derechos Reproductivos.
El
evento contó con la presencia de Susana Chiarotti, abogada
feminista argentina, integrante del Comité para América Latina y el
Caribe de Defensa de los Derechos de las Mujeres (CLADEM) y
del Mecanismo de Seguimiento de la Convención de Belem do Pará de la
Comisión Interamericana de la Mujer.
Los
comentarios al documento estuvieron a cargo de la dirigente de la
CGTP –Arequipa, Ismael Vega, representante de Amnistía
Internacional– Perú, y Maria Emma Manarelli, del
Programa de Estudios de Género de la Universidad Nacional Mayor de
San Marcos.
El
Manifiesto es una declaración de principios e intenciones, que
expresa los nuevos paradigmas de las relaciones entre los géneros en
el contexto de los cambios económicos, sociales y culturales
ocurridos en el mundo y que plantean contradicciones y desafíos a
enfrentar en una apuesta por afirmar la democracia.
Concha
afirmó que desde hace algunos años en su central se está trabajando
el tema de género, con el propósito de hacer visible la problemática
de las trabajadoras dentro del movimiento sindical.
“En
los centros de trabajo existe el acoso sexual, las empresas
agroexportadoras piden a las mujeres certificados de no embarazo
para darles trabajo, y las mujeres trabajadoras bajo el sistema de
servicio no personales no tienen derecho a la hora de lactancia, el
derecho a la maternidad está siendo violado y estos problemas no se
tocan a profundidad en las centrales sindicales”, lamentó la
dirigente sindical.
Susana
Chiarotti
al presentar el manifiesto, afirmó que “el cuerpo de las mujeres es
un territorio colonizado, porque el Estado y otras entidades, como
las iglesias, se toman la atribución de inmiscuirse en nuestra
sexualidad y reproducción, sin respetar la autodeterminación a la
que tenemos derecho”.
Chiarotti,
resaltó que uno de los aportes fundamentales del Manifiesto es
ubicar al cuerpo como un ente político donde se expresa la
discriminación, traducida en violencia, enfermedad y muertes. “Lo
que proponemos desde las mujeres es recuperar la autonomía de ese
territorio enajenado para ejercer nuestro derecho a la igualdad, la
libertad y el placer”.
Asimismo dijo que en el contexto de la globalización neoliberal en
que vivimos, los fundamentalismos religiosos y del mercado imponen
su dictadura sobre los cuerpos de las personas, menoscabando su
realización personal y social.
Ismael
Vega,
coincidió en la necesidad de avanzar hacia el reconocimiento de los
derechos sexuales y los derechos reproductivos y manifestó que su
organización ha tomado posición a favor de que los Estados
garanticen estos derechos a través de políticas que contribuyan a
erradicar la violencia de género, y a proporcionar amplia
información y medios para que las personas puedan practicar su
autonomía en estos aspectos de su existencia.
Explicó que la despenalización del aborto y su acceso en caso de
violación sexual o de malformación congénita del feto, son medidas
que sin duda contribuirán a que las mujeres puedan hacer realidad
sus derechos.
Por su
parte, la académica María Emma Manarelli consideró que el
Manifiesto es un documento histórico, que recoge los anhelos y
expectativas de autonomía y plenitud de diferentes grupos de la
sociedad cuyos derechos son conculcados por fuerzas que pretenden
seguir tutelando la moral pública.
¿Por qué una
Convención por los derechos sexuales
y los derechos
reproductivos?
En
Perú, una de cada cinco mujeres ha sufrido violencia sexual
antes de cumplir los 15 años. Durante el 2005, el Instituto de
Medicina Legal realizó 22.568 exámenes de integridad sexual a
menores de 18 años, es decir, se produjeron 62 casos diarios de
abuso sexual hacia niñas y adolescentes.
Cada
año mueren 1.800 peruanas por causas relacionadas con el embarazo y
el parto. Según la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES)
en el año 2004, la tasa de mortalidad materna fue de 185 por cada
100.000 nacidos vivos, lo que representa la tercera tasa más alta de
América Latina. Esta tasa se eleva a 448 por 100.000 nacidos
en las zonas rurales.
La
encuesta señala, además, que el 12,7% de adolescentes entre 15 y 19
años ya es madre o está embarazada y que el 55% de estos embarazos
no fue deseado.
Esta
realidad, probablemente, responda a la falta de una política
coherente de educación sexual en la escuela pública y a que no se
cuenta con servicios diferenciados de salud sexual y reproductiva
para adolescentes y jóvenes, con lo que esta población se enfrenta a
riesgos como embarazos no deseados e infecciones de transmisión
sexual.
La Campaña
por una Convención de los Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos
se inició en 1999, impulsada por CLADEM, con el objetivo de
formular y aprobar en el ámbito de la Organización de los Estados
Americanos, una Convención que defina y proteja los derechos
sexuales y los derechos reproductivos.
La
violación a estos derechos se expresa en discriminación,
frustración, enfermedad y muerte, como lo demuestran las altas tasas
de embarazos no deseados, mortalidad materna, abortos inseguros, el
incremento de casos de VIH/SIDA entre mujeres y jóvenes, y
los crímenes de odio contra personas con orientación sexual
diferente.
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