La participación de
mujeres en los Parlamentos del mundo crece de manera lenta pero constante, y con
efectos que ya se advierten en los programas de trabajo de esos cuerpos
legislativos, estimó el secretario general de la Unión Interparlamentaria (UIP),
Anders B. Johnsson.
Las consecuencias de ese incremento, de dos por ciento en los
últimos tres años, se perciben en las agendas legislativas impregnadas de
cuestiones de género, precisó Johnsson a IPS. Por ejemplo, el
problema de la violencia contra la mujer ya figura en el orden del día de los
Parlamentos, cosa que no ocurría antes en muchos casos, abundó el ejecutivo de
la entidad fundada en 1889 y que ahora cuenta con la afiliación de 146
Parlamentos nacionales.
"Se comienzan a tomar con seriedad esa clase de problemas,
con la aprobación de leyes o de programas de protección a la mujer y a la niñez.
Y así son muchísimos los cambios que se operan en la agenda de los Estados, para
bien de la sociedad, por la mayor presencia de las mujeres en los Parlamentos",
resumió el secretario de la UIP.
Los datos divulgados por la entidad, con motivo de la
celebración este sábado 8 del Día Internacional de la Mujer, muestran que la
proporción de parlamentarias en las cámaras legislativas de todos los países era
de 17,7 por ciento del total al 1 de enero de este año. En la misma fecha de
2005, esa proporción era de 15,7 por ciento. En 1995 sólo 11,3 por ciento de los
escaños parlamentarios estaban ocupados por mujeres.
En detalle, las cifras acreditadas hasta el 31 de diciembre
de 2007 atribuyen a mujeres 17,9 por ciento de los escaños de cámaras bajas o de
Parlamentos unicamerales, y 16,7 por ciento de los de cámaras altas o Senados.
"En la UIP estamos convencidos de que la mujer establece una diferencia
saludable en la vida política", declaró Johnsson. Esa conclusión quedará
demostrada en un estudio que la entidad divulgará en unas semanas, adelantó.
La sensibilidad más
fuerte de las parlamentarias se evidencia en cuestiones
como infancia, educación y protección social, tanto de
hombres como de mujeres y ancianos |
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Las diferencias surgen sobre todo en los países donde existe
una fuerte presencia de mujeres parlamentarias, de entre 25 y 30 por ciento. En
esos casos, los cambios son evidentes, insistió. Las legisladoras aportan una
sensibilidad bastante diferente a la de los hombres en los temas de índole
social, describió. Tal vez eso provenga del papel que en el pasado desempeñaron
en las sociedades y que aún tienen en muchas de ellas, arguyó.
La sensibilidad más fuerte de las parlamentarias se evidencia
en cuestiones como infancia, educación y protección social, tanto de hombres
como de mujeres y ancianos. Cuando los Parlamentos debaten cuestiones
presupuestarias o relacionadas con las fuerzas armadas, los sistemas de defensa
o de seguridad nacional, las mujeres insisten en que se introduzcan en la
discusión esos ángulos sociales, refirió Johnsson.
Las regiones del mundo muestran diferencias de participación
femenina. Los países nórdicos se ubican entre los mejores, con Suecia y
Finlandia a la cabeza, en posiciones que han ocupado durante muchos años.
Pero el ranking de los países con por lo menos 40 por ciento
de mujeres parlamentarias registra este año otra vez a Ruanda y Suecia,
seguidos ahora por Finlandia y Argentina, únicos cuatro en esa
categoría.
Ruanda
pertenece al grupo de países que han atravesado un período traumático, en este
caso de genocidio perpetrado en 1994 contra unas 800.000 personas, en su mayoría
miembros de la etnia tutsi, a manos de la minoría hutu. En esa época, las
mujeres de Ruanda tuvieron que hacerse cargo de responsabilidades que
tradicionalmente no asumían y que, terminado el conflicto, no estuvieron
dispuestas a ceder, explicó Johnsson.
Mujeres de todo el mundo y la comunidad internacional
ayudaron a las ruandesas a establecer un régimen electoral que introdujo el
sistema de cuotas y una sensibilidad de género a todo el proceso, dijo el
secretario de la UIP. De todos modos, el ejemplo de Ruanda será
puesto a prueba en las nuevas elecciones que se celebrarán este año.
En cuanto al caso de Argentina, Johnsson dijo
que es uno de los países de América Latina que han tomado con seriedad la
cuestión de la participación de las mujeres en los Parlamentos. Argentina
estableció el sistema de cuotas de mujeres en las listas electorales. "Y las
cuotas funcionan", se entusiasmó.
El promedio de mujeres parlamentarias en América Latina
asciende a 20 por ciento y en cada uno de los países del área que celebraron
elecciones en 2007 los resultados han sido alentadores en este aspecto. Además,
la tendencia prosigue en las naciones que tuvieron comicios a comienzos de 2008.
Europa
en general presenta un promedio de 20,9 por ciento, aunque si se excluye a los
países nórdicos cae a 19 por ciento y es superada por los países de América
con 20,7 por ciento.
África
subsahariana sigue con 17,3 por ciento, Asia, con 16,9, el Pacífico,
con 12,9 y los Estados árabes, con 9,6 por ciento de mujeres parlamentarias.
De todos los datos presentados por la UIP, impresiona
que en más de la mitad de los países del mundo las mujeres ocupen menos de 10
por ciento de los escaños, lo cual es un pésimo indicador, lamentó Johnsson.
Gustavo Capdevila
IPS
7 de marzo de 2008
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