Las mujeres mexicanas migrantes son más vulnerables al
contagio del VIH/Sida por las condiciones en que se
trasladan a Estados Unidos, y que las obligan a aceptar el
intercambio de “favores sexuales” por protección y “porque
las pasen al otro lado”, reveló el estudio Migración, Género
y Sida publicado por la Secretaría de Salud (SS).
La investigación de Mario Bronfman, René Leyva y Mirka
Negroni difundida por la publicación Genero y Salud en
Cifras de la SS, ofrece datos del Programa Conjunto de las
Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (Onusida), del 2002, que
revelan que hacia finales de 2001, en México había 37.1
millones de adultos viviendo con el virus, de los cuales,
casi la mitad eran mujeres (18.5 millones).
En el caso de los estados más pobres del país y con altos
índices de migración –que se corresponden con las entidades
del sur--, por cada tres hombres hay una mujer con VIH/Sida.
Las condiciones en las que las mujeres mexicanas migran
hacia Estados Unidos, explican los autores de la
investigación, las exponen a la transmisión del virus pues
muchas de ellas son violadas en el trayecto.
Muchas de ellas cambian relaciones sexuales por protección o
comida con sus compañeros de grupo, incluso son usadas como
carnada con las autoridades fronterizas, a cambio de que el
grupo sea “pasado” al otro lado.
El estudio refiere que “la mujer es vista por sus compañeros
migrantes como una persona disponible para cualquier tipo de
servicios, pero sobre todo para obtener favores sexuales”.
Así, las migrantes indocumentadas son asociadas con mujeres
de “la vida fácil”, así que no encuentran redes sociales de
apoyo entre los miembros de la comunidad, y son vistas por
las otras mujeres como las “quita maridos” o como
competencia.
Sin embargo su imagen también se asocia con el VIH/Sida lo
que provoca rechazo y estigmatización.
Las mujeres que se quedan en sus comunidades a la espera del
marido que se fue al otro lado, también presentan un riesgo
latente pues, según diversos estudios el varón cambia su
comportamiento sexual una vez en el lugar de destino,
potenciando con ello las posibilidades de contagiar a su
pareja en la comunidad de origen, fenómeno conocido como la
ruralización y la feminización del VIH/Sida en México.
Otras investigaciones al respecto, advierten acerca de las
prácticas de riesgo de trabajadores agrícolas mexicanos en
los Estados Unidos, demostró que la mayoría de quienes
tenían pareja estable en sus comunidades de origen, tenían
conocimiento sobre la transmisión del VIH/Sida, y sobre las
formas de prevención, pero se negaban a utilizar el condón.
Lourdes
Godínez Lea
cimac
- México, DF
13 de abril de 2004