Adela
se fue y dejó atrás, en Bolivia, a su marido y a sus dos
hijos. El dinero no daba para más y decidió emprender su propio
camino hacia España para sustentar económicamente a su
familia. El de Adela es sólo uno de los casos de mujeres que
deciden desplazarse a otro país con un proyecto propio para enviar
dinero a casa y, posteriormente, reunir a toda la familia en el país
de acogida.
Años atrás, ésta
era una función que recaía sobre todo en el hombre de la casa, pero
cada vez más se observa un cambio de tendencia en los patrones de
los movimientos migratorios. El problema de Adela, como de
otras mujeres, aparece a la hora de encarar el punto principal del
plan: encontrar empleo. Y más difícil todavía, encontrar un empleo
legal.
No es una tarea
fácil. Prueba de ello es que, según un estudio del Centre
d´Informació per a Treballadors Estrangers (CITE) del
sindicato CCOO, el 50 por ciento de los inmigrantes que
trabajan en Catalunya lo hacen de manera irregular. Las mujeres
extranjeras que llegan a España no son, pues, una excepción.
Una de las soluciones más habituales es entrar en el precario mundo
de la economía sumergida, y dentro de ésta, es muy corriente - cada
vez más-que las mujeres inmigrantes se dediquen al servicio
doméstico.
Esto incluye
actividades que van desde hacer la limpieza hasta cuidar niños o
personas mayores. El 98 por ciento de los trabajadores que se
dedican a este sector consultados por el CITE son mujeres.
Además, el 60,7 por ciento del total de los trabajadores irregulares
inmigrantes son mujeres, según datos del CITE.
El estudio destaca
también que el 28,5 por ciento de las personas extranjeras que se
dedican a tareas domésticas proceden de Bolivia, un país que
desde el 2006 ha doblado su número de habitantes en España,
tal como afirma Comisiones Obreras. Los bolivianos y bolivianas que
trabajan de manera irregular en España han pasado de representar el
8,1 por ciento a integrar el 21,7 por ciento del total. Muchas de
ellas han puesto rumbo al servicio doméstico.
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