Uruguay
En el Día Internacional de la Mujer
Mujeres,
agricultura, semillas
y soberanía
alimentaria |
El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, se
celebra desde hace más de nueve décadas. Mujeres y hombres
que trabajan por las causas de las mujeres, conmemoran en
todo el mundo los esfuerzos por alcanzar la igualdad, la
justicia, la vida y la paz. Conmemorar este día es recordar
que las mujeres no sólo tenemos obligaciones, sino también
derechos. Es reconocer y conmemorar las múltiples
contribuciones de las mujeres a sus sociedades y en la
promoción para una toma de conciencia de la situación
femenina y sus luchas por vivir en un mundo con menos
violencia, menos discriminación y mayor igualdad en la
distribución de las oportunidades y el derecho a la vida.
En el marco de la preservación de la vida quisiéramos
recordar el papel que la mujer ha jugado en la conservación
de la esencia de la vida: la SEMILLA.
El papel de la mujer en la
conservación de la semilla
El primer eslabón de la cadena alimenticia es la semilla.
Durante miles de años los campesinos, agricultores y pueblos
indígenas han seleccionado, almacenado y sembrado sus
propias semillas, permitiendo así que la naturaleza pudiera
seguir su curso en la cadena alimenticia.
En muchos pueblos se ha ensalzado el papel que ha cumplido la
mujer en el almacenamiento de alimentos y granos, ya que
esto ha permitido la preservación de la diversidad genética
y la posibilidad de auto renovación de los cultivos
comestibles asociadas a la semilla, fuente de toda la
riqueza vegetal.
Cambios por la introducción
de la semilla híbrida
Con la "Revolución Verde" se produjo un cambio sustancial en
relación a las semillas: se introdujeron nuevas variedades
de semillas "MILAGROSAS" que transformaron totalmente la
naturaleza de la producción de alimentos y el control de los
sistemas alimentarios.
Las mal llamadas semillas "milagrosas" (semillas híbridas)
son solo un milagro para las empresas que las comercializan.
En efecto, los agricultores se ven obligados a comprarlas
todos los años, puesto que los granos nacidos de semillas
híbridas no producen semillas que dupliquen el mismo
resultado, ya que los híbridos no transmiten su vigor a la
generación posterior. Con la hibridación, las semillas no
son consideradas fuentes de vida, sino fuente de beneficios
económicos privados para las empresas que las producen. La
utilización de estas semillas viene además acompañada de un
paquete tecnológico que incluye el uso masivo de
agrotóxicos, produciendo un cambio sustancial del modelo
productivo. Con esto no solo se destruyen las semillas
nativas sino también el medio ambiente y la salud de la
gente.
Las semillas híbridas de la "Revolución Verde" se constituyen
así en la herramienta para que la producción de alimentos
pase a manos de grandes corporaciones internacionales,
quitando a las mujeres campesinas e indígenas el dominio de
un bien común -la semilla- y convirtiéndola en una mera
mercancía.
Sin embargo, en muchos países de Asía, África y América
Latina, las mujeres se han encargado de seguir custodiando
la herencia genética común mediante el almacenamiento y la
preservación de las semillas tradicionales.
La nueva amenaza de las
semillas transgénicas
y las semillas estériles
Continuar con el rol de custodiar la semilla se ve cada vez
más amenazado, ya que la comercialización de la agricultura
en los últimos 10 años se ha visto agravada con la
introducción de las semillas transgénicas. Con la
introducción de estas semillas se acentúa aún más la
dependencia de la agricultura y la pérdida de la soberanía
alimentaria, siendo controlada cada vez más, la esencia de
la vida: la SEMILLA.
Como este control pareciera no ser suficiente para las
empresas, existe el peligro latente de la semilla
Terminator, tecnología para diseñar genéticamente
plantas que produzcan semillas estériles, con el objetivo de
impedir que los agricultores vuelvan a sembrar las semillas
que cosecharon y para maximizar las ganancias de la
Industria de las semillas. Si bien por ahora existe una
moratoria internacional de la tecnología Terminator,
el peligro seguirá latente mientras no sean definitivamente
prohibidas.
La semilla como derecho a la
vida
Históricamente, la mujer ha cumplido un papel de guardián de
la vida, el papel de la proteger la semilla y transmitir el
conocimiento ancestral que encierra el cultivarla. Ahora más
que nunca es papel de todas nosotras involucrar a todos los
actores con el objetivo de proteger la semilla y de impedir
una dependencia aún mayor de las grandes multinacionales.
Así como los Estados tienen la obligación de proteger a las
mujeres y las niñas de la violencia, exigir responsabilidad
a los autores, hacer justicia y proporcionar recursos a las
víctimas, así también debería tener la obligación de
proteger la soberanía de la alimentación, ya que sin ella se
violenta el derecho a la vida. En ese sentido, los Estados
deben impedir que el control de la agricultura pase a manos
de las grandes multinacionales, fortaleciendo el apoyo a los
pequeños productores.
En este Día de la Mujer hacemos un llamado a todas y todos a
proteger la VIDA, a proteger la SEMILLA.
RAPAL
Uruguay
6
de marzo de 2007
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