La producción
de biocombustibles a gran escala amenaza la salud y las posibilidades de trabajo
de las mujeres, acentuando la situación de exclusión en la que viven muchas
campesinas en los países empobrecidos, según el último estudio del Fondo de
Naciones Unidas para la Agricultura y el Hambre (FAO).
La creciente demanda de biocombustibles, que
obliga a dedicar amplias extensiones de cultivo, pone en serias dificultades a
las denominadas "tierras marginales", que cumplen un papel clave para el
desarrollo de las poblaciones rurales más pobres y que suelen ser cultivadas por
mujeres, dice el estudio. La FAO advierte de que convertir estas tierras en
plantaciones para obtener biocombustibles puede provocar "el desplazamiento
parcial o total de las actividades agrícolas de las mujeres a tierras aún más
marginales", con consecuencias negativas en las posibilidades de las mujeres de
obtener alimentos.
"A menos que los países en desarrollo adopten
políticas para fortalecer la participación de los pequeños campesinos en la
producción de biocombustibles, incrementando sus posibilidades de acceso a la
tierra, al capital y a la tecnología, las desigualdades de género pueden
acentuarse, con lo que se agravará aún más la vulnerabilidad de las mujeres al
hambre y la pobreza", señaló Yianna Lambrou, coautora del informe
“Cuestiones de género e igualdad en la producción de biocombustibles líquidos -
Minimizar los riesgos y maximizar las oportunidades.”
El documento señala que las plantaciones a gran
escala para la producción de bioetanol y biodiesel requieren un uso intensivo de
tierras, agua, fertilizantes y pesticidas, recursos a los que los pequeños
campesinos, en particular las mujeres, cuentan tradicionalmente con un acceso
limitado.
"La producción de biocombustibles ofrece
oportunidades para los campesinos, pero sólo alcanzarán el nivel de las granjas,
en especial para las mujeres, si se ponen en práctica políticas a favor de los
pobres que al mismo tiempo promuevan a la mujer", añadió Lambrou.
La FAO señala que
la producción de biocombustible compite, directa o indirectamente, con el
suministro de agua y leña, y puede hacer que estos recursos estén menos
disponibles para el uso doméstico. Esto obligaría a las mujeres, que son las que
se ocupan tradicionalmente en la mayor parte de los países en desarrollo de
obtener agua y leña, a viajar distancias más largas, reduciendo así el tiempo
disponible para obtener ingresos de otras fuentes.
Menos
oportunidades para las mujeres
El aumento en el número de plantaciones dedicadas
a la producción de biocombustibles podrían crear nuevas oportunidades de trabajo
en las zonas rurales de los países empobrecidos. El 40% de las personas que
trabajan en el campo en América Latina y el Caribe son mujeres,
que se encuentran en desventaja respecto a los hombres en el nivel de los
salarios, las condiciones de trabajo y en prestaciones sociales, recuerda la
FAO.
Por esta razón, el organismo de la ONU pide que
se tomen medidas para garantizar que las mujeres y los hogares encabezados por
ellas tengan las mismas oportunidades que los hombres para involucrarse y
beneficiarse de la producción sostenible de biocombustibles. En el 40% de los
hogares de África meridional la mujer es la principal unidad familiar, el
35% en la región del Caribe.
Biodiversidad
amenazada
Además, el informe advierte de que la sustitución
de los cultivos locales con monocultivos dedicados a la producción de energía
podría amenazar la agro-biodiversidad, así como al conocimiento extensivo y las
habilidades tradicionales de los pequeños campesinos en la gestión, selección y
almacenamiento de los cultivos locales, actividades todas ellas realizadas
mayoritariamente por mujeres.
La FAO pide una
estrategia de desarrollo de los biocombustibles que sea sostenible para el medio
ambiente y favorezca a los pobres, integrando las plantaciones de cultivos para
energía en los sistemas agroalimentarios locales existentes, de forma que se
protejan las actividades agrícolas tradicionales, habilidades y conocimientos
especializados de los pequeños campesinos, cruciales para la seguridad
alimentaria y la capacidad de resistencia a largo plazo de las comunidades
rurales.
Tomado de
Europa Press
23 de abril de
2008
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