Este jueves 22 de junio, los
casi 2 mil participantes del II Foro Social
Mundial de las Migraciones (FSMM), se
dividieron en cerca de 10 talleres y eventos
que profundizaron varios aspectos de las
migraciones. El FSMM que tiene lugar en
Rivas Vaciamadrid, Madrid (España), discute
temas como migraciones y ciudadanía,
legislación relativa a los emigrantes, los
factores de vulnerabilidad de los
emigrantes, políticas de migración en la
Comunidad Europea, migraciones africanas en
Europa, entre otros.
Uno de los más concurridos momentos de este
jueves fue el seminario "Mujer y migración", que evidenció
una vez más, como la mujer que emigra encuentra un contexto
de sufrimiento más fuerte que el hombre. El título del
primer trabajo presentado -Proyecto Migratorio:
Motivaciones y sufrimientos entre el sueño y la realidad-,
ya dejaba entrever la esperanza y la desilusión como dos
caras de la misma moneda.
La investigación, realizada en las periferias
de Brasilia, capital brasilera, y presentado por Terezinha
Lúcia, del Departamento de Investigación del Centro
Scalabriniano de Estudios Migratorios, tuvo en consideración
como la migración influye concretamente en el cuerpo y en la
vida de la mujer, por el hecho de que el embarazo y la
maternidad tienen efectos que se manifiestan directamente en
el cuerpo y se verifican constantemente durante la
migración.
Emigrar, enamorarse y tener hijos acarrea un
volumen creciente de rupturas, de desorganizaciones
estructurales. La sexualidad puede volverse una forma de
apropiación de un espacio nuevo por la mujer emigrante. Pero
el embarazo se transforma también en el riesgo de vivir al
límite entre la salud y la enfermedad, en un ambiente nuevo,
en el cual, muchas veces, son escasos los recursos
materiales y la asistencia sanitaria.
¿Qué hace entonces la mujer que emigra, ella
que fue motivada a salir de su lugar, o por un casamiento
fracasado, o por el deseo de una vida mejor, o por buscar un
trabajo y un rincón donde vivir en paz? Menos de la mitad se
dice satisfecha con la situación alcanzada y, para la
mayoría, ello dejó abierta la herida de la separación
forzada de sus hijos que, en general, se quedan con los
abuelos. "Eso duele", es la expresión más usada cuando se
recuerda la separación.
Para Kenza Elghali, de la universidad local
Mohamed V, las emigrantes árabes, como ella, ya son
discriminadas por la asociación que se hace, actualmente,
con el terrorismo. Por eso, las dificultades en la acogida
de la mujer que emigra, se hacen más agudas. Son
dificultades de trabajo, de creación de relaciones y, por
eso, las dificultades de una se vuelven la expresión de un
itinerario colectivo. Cada evento político local o
internacional viene a marcar más todavía, para bien o para
mal, sus relaciones en los ambientes de convivencia.
Esa convivencia más humana fue la que motivó
el nacimiento, en la periferia de Madrid, de la Asociación
de Mujeres Ítakas. Alba Tamoyo Arango cuenta cómo, cuatro
años atrás, comenzaron a encontrarse mujeres de varias
nacionalidades: peruanas, colombianas, españolas,
ecuatorianas. El grupo se ocupó de promover encuentros y
cursos educativos y de formación, que facilitasen la
comprensión recíproca y la convivencia.
Comenzaron a realizar debates en los colegios
con profesores, educadores y jóvenes, para ayudar a
reconocer los valores de la interculturalidad. "Hasta
promovemos cursos con periodistas y estudiantes de
comunicación social para que ellos se den cuenta lo que
significa ese trabajo y para ayudarlos a cambiar el lenguaje
que se usa en la prensa y en la televisión. Es un lenguaje y
un tipo de palabras que dejan casi siempre un sentido
negativo alrededor de la persona de los emigrantes",
concluye Rocio Serrano, de la misma asociación.
Ermanno
Allegri *
Adital
26 de
junio de 2006
* Ex secretario nacional de la Comisión
Pastoral de la Tierra y director de la Agencia de
Información Fray Tito para América Latina.
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