Mujeres,
VIH/SIDA y el mundo del trabajo
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Más de 40 millones de
personas viven hoy con el virus de la
inmunodeficiencia
humana (VIH). En su mayoría son trabajadores y
trabajadoras que
constituyen el sostén económico de sus familias y en
los que descansan las
empresas y las comunidades. Puede decirse, por
lo tanto que son la base
de la economía de los países. La epidemia del
VIH/SIDA está
afectando seriamente la estructura de esa fuerza de
trabajo y poniendo en
peligro el desarrollo en la medida en que
trabajadores
calificados y con experiencia mueren como consecuencia
del sida, sus hijos se
ven obligados a trabajar y las mujeres ven
aumentada
considerablemente su carga de trabajo. Por otra parte, la
discriminación de que
son objeto los enfermos de sida atenta contra los
principios y derechos
laborales fundamentales a la vez que socava los
esfuerzos desplegados
en materia de prevención y de cuidado.
Cerca de la mitad de las
personas infectadas con el VIH son mujeres que se
contagian a un ritmo más acelerado que los hombres.
En varios países de África y el
Caribe, las tasas de infección entre las mujeres de menos de
24 años es dos a seis veces mayor que
la de los hombres del mismo grupo de edad. Numerosas mujeres
se encuentran en una situación de
subordinación sexual, económica y laboral, lo que
no les permite exigir relaciones sexuales protegidas
ni rechazar relaciones riesgosas.
La educación es una barrera protectora clave frente
al contagio, sin embargo las niñas
son las primeras en ser retiradas de la escuela para ayudar
en los cuidados de salud o para
trabajar cuando se necesita reforzar los ingresos
familiares.
“Cuanto
mayor sea la discriminación de
género en la sociedad y más
baja sea la posición de la
mujer en la escala social, más
perniciosos serán para
ella los efectos del VIH/SIDA.”
(Repertorio de recomendaciones
prácticas de la OIT sobre el
VIH/SIDA en el mundo del trabajo)
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En tres provincias
sudafricanas, en los hogares afectados por el sida se
decidió retirar de la escuela dos veces más niñas que
niños (Estudio realizado por ONUSIDA).
En el marco del papel
tradicional adscrito a la mujer de realizar las tareas
domésticas y educativas, la mujer también se ve
encargada de los cuidados de los
enfermos. Lo anterior no sólo aumenta la carga de trabajo de
la mujer sino que socava su
participación en las importantes actividades productivas,
reproductivas y comunitarias.
En Tanzania las mujeres cuyos
maridos enfermaron de sida redujeron en un
45 por ciento el tiempo dedicado a las labores
agrícolas u otras actividades
generadoras de ingresos, según un estudio realizado en 2003
por la División de Población de las
Naciones Unidas.
El lugar de trabajo funciona
como un espejo que refleja e incluso exacerba la
desigualdad de oportunidades y de trato entre hombres
y mujeres, así como la discriminación
de que éstas son objeto en la sociedad en su conjunto. En
las empresas, las mujeres ocupan a
menudo los rangos inferiores y los cargos
subordinados.
Un estudio llevado a cabo en
las empresas exportadoras en Kenya indicó
que las mujeres consideraban que ser objeto de
violencia y acoso en el lugar de
trabajo era algo inherente a la vida laboral: más del 90 por
ciento de las entrevistadas dijo
haber sido objeto de abuso sexual delante de
testigos (Fondo Internacional para los Derechos
Laborales).
Habida cuenta de que la pobreza
contribuye a la propagación del VIH/SIDA no es
raro que las mujeres, que constituyen la mayoría de
los pobres del mundo por su menor
acceso al empleo, a la propiedad, al crédito y a los
ingresos, se vean tan afectadas por
el VIH/SIDA.
Reconocer la
existencia de ciertos hechos permite encontrar soluciones
Las mujeres deben hacer frente a
problemas específicos, a saber:
-
la discriminación, la
desigualdad frente a la ley en materia
de acceso a la propiedad y la herencia y las
escasas oportunidades de educación
que se les presentan, limitan sus
posibilidades de obtener ingresos y contribuyen a
perpetuar la desigualdad entre hombres y mujeres;
-
la carencia de todo tipo de
seguridad financiera u
oportunidades económicas de las mujeres cuyas parejas han
fallecido a causa del sida o que han sido
abandonadas porhaberse infectado con el VIH;
-
la pobreza, que obliga a las
mujeres a dedicarse a actividades
sexuales para poder sobrevivir o a continuar
aceptando relaciones sexuales no protegidas;
-
la situación subordinada de la
mujer en el lugar de trabajo que la
expone al acoso sexual;
-
la doble carga de trabajo de
la mujer se intensifica cuando
alguien de la familia enferma de sida porque el cuidado
del enfermo se añade a la necesidad
de mantener o aumentar los ingresos
familiares;
-
para las mujeres, algunas
situaciones laborales a veces
aumentan el riesgo de contraer el VIH, en particular:
— cuando
deben viajar por motivo de trabajo o emigrar en
busca de trabajo, o bien, cuando su pareja es un
trabajador migrante o que se desplaza constantemente
por motivo de trabajo;
— cuando
en un lugar de trabajo hay un pequeño número de
mujeres;
— cuando
también se vive en el lugar de trabajo como es el
caso de las trabajadoras domésticas;
— cuando
se dedican al comercio sexual.
Adopción de
medidas
En muchas comunidades las
mujeres están a la cabeza de las
iniciativas relacionadas con la prevención y el
cuidado de los enfermos de sida. Lejos de
considerarse como víctimas, las
mujeres despliegan enormes esfuerzos
para sobreponerse a su situación por lo que
merecen que se las apoye. Medidas encaminadas a
fortalecer su acceso a la educación, a brindarles
oportunidades de obtener ingresos y de participar en
política, al reducir los obstáculos que impiden una
mayor igualdad frente a los hombres,
las protegerán del sida y de sus
efectos perniciosos.
“Unas
relaciones de género más
igualitarias y más poder para las
mujeres son indispensables
para prevenir eficazmente la
propagación de la
infección por el VIH y para que
las mujeres puedan hacer frente
al VIH/SIDA.”
(Repertorio
de recomendaciones prácticas
de la OIT sobre el VIH/SIDA en
el mundo del trabajo)
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Los gobiernos, los empleadores y
los sindicatos pueden desempeñar un
papel importante en el cambio de
actitudes y comportamientos, tanto en el mundo del
trabajo como en la comunidad en general. Los factores
sociales que subordinan a la mujer, entre otros, las
leyes, las disposiciones contenidas en ciertas
prestaciones estatutarias, los impuestos y la falta
de servicios de atención a los niños,
necesitan destacarse y ser
modificados. En la medida en que se acreciente su
independencia económica, las mujeres podrán exigir
relaciones sexuales protegidas. Por otra parte, en la
medida en que tengan más educación estarán en
mejores condiciones de protegerse a sí mismas.
Es necesario reexaminar las
políticas y modalidades de empleo
teniendo presente la cuestión de la desigualdad
de oportunidades y de trato entre hombres y mujeres
en el contexto del VIH/SIDA. En este
contexto se debería:
-
luchar contra toda forma de
discriminación en el trabajo y
promover una mayor igualdad de oportunidades y de trato;
-
proporcionar capacitación
en los lugares de trabajo a
hombres y mujeres en el lugar de trabajo en los ámbitos de
la salud reproductiva y sexual, de sus respectivos
roles económicos y sociales, de sus
responsabilidades familiares y de
las horas de trabajo;
-
eliminar las modalidades de
trabajo que exijan la
separación de los trabajadores de sus familias durante
períodos prolongados y, según proceda, provisión de
facilidades de descanso y recreo o alojamiento para
la familia;
-
eliminar las prácticas de
negocios que inducen a
comportamientos riesgosos como las que alientan el
consumo excesivo de alcohol y la provisión de
servicios sexuales a los clientes;
-
establecer un nivel 0 de
tolerancia para la violencia y el
acoso a las mujeres en el lugar de trabajo,
configurando ambos como delitos que
merecen ser sancionados;
-
extender la atención médica
que proporciona la empresa a
las familias de los trabajadores.
La OIT
El Repertorio de
recomendaciones prácticas de la OIT
sobre el VIH/SIDA en el mundo del trabajo destaca que
cada parte del amplio programa sobre el VIH/SIDA en
el lugar de trabajo que abarca tanto
la prevención como el cuidado y la
protección de los derechos, debe aplicarse
teniendo en cuenta la situación actual de la mujer
por lo que algunas de las actividades
previstas deberán realizarse por
separado para hombres y para mujeres y otras
conjuntamente. El Repertorio proporciona orientación
práctica para la adopción de medidas en el lugar de
trabajo. Se complementa con un Manual de capacitación
que incluye estudios de casos, actividades
educativas, y ejemplos de leyes y
políticas exentos de discriminación
(uno de sus módulos trata específicamente de las
cuestiones de género).
OIT
Programa sobre el VIH/SIDA
y el mundo del trabajo
www.ilo.org/aids
8 de marzo de
2004
Información adicional
El texto del Repertorio de
recomendaciones prácticas de la OIT
sobre el
VIH/SIDA en el mundo del trabajo se
encuentra en:
www.ilo.org/public/english/protection/trav/aids/code/languages/hiva4s.pdf
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