La igualdad de géneros necesita
de más gasto público
y demanda un equilibrio
salarial
Los objetivos
de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) son promocionar los
derechos de los trabajadores, incrementar las oportunidades de empleo, mejorar
la protección social y reforzar el diálogo social. Como señalan, el trabajo no
sólo proporciona ingresos sino también tiene otros efectos sobre los individuos,
las familias y la sociedad. Todo ello mejora el bienestar social. Sin embargo
muchas mujeres ven limitados sus derechos, el empleo, la protección social y,
por supuesto, el diálogo social.
Se han
anunciado recientemente por la Organización Internacional del Trabajo (OIT)
las celebraciones que tendrán lugar en el año 2009, cuando cumplen 90 años de su
fundación y 10 años desde su plan para la igualdad de géneros. Además, en junio
de ese año se va a celebrar una conferencia internacional sobre la igualdad como
base para el trabajo con base moral, idea sobre la que se quiere atraer la
atención pública y que centrará una amplia campaña general durante los meses
precedentes, desde julio de 2008 a junio de 2009. Sus objetivos son, entre
otros, superar las barreras que dificultan la igualdad en el trabajo y promover
la ratificación y aplicación de los estándares de la OIT sorbe igualdad
en el trabajo. La campaña se organizará alrededor de doce temas en los que se
analizará cómo afectan de forma diferente a hombres y mujeres como puede ser el
caso de la paternidad, del acceso a la educación, de la conciliación de la vida
laboral y familiar o los estereotipos en el trabajo, entre otros.
La necesidad
de mejorar la igualdad de sexos es un tema bastante tratado en literatura de
desarrollo económico y pretende aumentar el papel de la mujer en los países en
vías de desarrollo. Un ejemplo son los trabajos impulsados por el Comité de
Ayuda al Desarrollo de la OCDE, el Banco Mundial y el FMI que se han unido a la
iniciativa de las Naciones Unidas para el Nuevo Milenio. Este plan, elaborado en
2000, pretende reducir a la mitad la pobreza extrema en 2015 pero además incluye
otros objetivos con calendario paulatino, como es promover la igualdad de género
y mejorar la capacidad de las mujeres.
Como
concreción a lograr a corto plazo se pretenden eliminar las desigualdades en la
educación primaria y secundaria, aunque se desea ir mucho más allá ya que como
indicadores de la reducción de la desigualdad se incluyen la tasa de
alfabetización de las mujeres, su participación en el empleo no agrario y la
representación en el parlamento. La OCDE se centra en fomentar la participación
en el trabajo de la mujer, tener acceso a crédito, mejorar sus derechos de
propiedad, etc., lo que lleva a mejorar su nivel de renta y reconocer su
capacidad. En definitiva se trata de reconocer que las mujeres tienen identidad
propia desde el punto de vista humano y, desde el punto de vista económico, son
agentes productivos.
Por lo tanto,
las políticas de igualdad buscan aumentar la participación de la mujer en el
ámbito económico (y social, como consecuencia) porque ello tiene beneficios, en
primer lugar privados, ya que mejoraría su autoestima. Pero, en segundo lugar,
tiene beneficios sociales ya que implicaría un aumento del factor trabajo y, en
países de producción intensiva en ese recurso, mayor producción y renta.
Pero, a parte
del efecto 'tamaño' de la fuerza laboral, hay estudios que buscan la relación
entre una composición 'más femenina' de la fuerza laboral y el crecimiento
económico. Algunos trabajos encuentran comportamientos económicos diferentes
entre los hombres y las mujeres, con potenciales consecuencias para el
crecimiento. Así las mujeres tienen un comportamiento más conservador, su gasto
se centra en necesidades del hogar o en el bienestar de los hijos y son
proclives a un mayor papel del Estado en la sociedad.
La literatura
sobre las consecuencias macroeconómicas no es muy abundante, pero el FMI ha
publicado un informe sobre el tema. En el mismo se destaca que sobre las mujeres
recae la peor parte de los programas de ajuste económico y por ello se pide más
atención a la promoción de la igualdad de las políticas presupuestarias. También
se pide más atención a la posible consecuencia negativa de que mejoras en las
oportunidades de empleo para las mujeres tengan como contrapartida un peor
salario relativo.
Por otro lado,
en el caso de países con un cierto grado de desarrollo es posible que las
mujeres hayan alcanzado igualdad salarial, pero puede que a costa de la familia
o logrando un subóptimo de ambos. En esta caso, las políticas de igualdad
pasarían por socializar parte de los servicios familiares que consumen tiempo,
como el cuidado de los niños en horarios no escolares. Nuevamente parecen
necesarias políticas presupuestarias. Todo ello lleva a la evidencia que la
igualdad necesita gasto público y demanda equilibrio salarial. No parece fácil
de instrumentar cuando la globalización demanda competitividad, flexibilidad
salarial y menos participación pública.
Nieves
García Santos
Tomado de
Comfia
13 de
agosto de 2008
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