Tendencias mundiales del empleo de las mujeres 2007 |
Estudio de la OIT advierte sobre la feminización de la
pobreza laboral.
El número de mujeres en la fuerza laboral del mundo es
el
mayor
de la historia, pero la persistencia de la brecha de género
contribuye a una “feminización” de la pobreza entre los
trabajadores, destacó un nuevo informe difundido por la
OIT en ocasión del Día Internacional de la Mujer.
La brecha se manifiesta a través de diferencias entre
mujeres y hombres en la situación en el empleo, la seguridad
laboral, salarios y acceso a la educación, dice el informe
de la Oficina Internacional
del Trabajo (OIT)
“Tendencias Mundiales del Empleo de las Mujeres 2007” .
De acuerdo con este informe se ha registrado el número más
alto de mujeres que participan en el mercado laboral,
incluyendo tanto aquellas que tienen empleo como las que
están buscándolo en forma activa. Las estimaciones de la
OIT indican que en 2006 había 2,9 mil millones de
trabajadores en el mundo, de los cuales 1,2 mil millones
eran mujeres.
Pero la OIT destaca que también hay más mujeres que
nunca en situación de desempleo (81,8 millones), o
destinadas a empleos de baja productividad en la agricultura
o los servicios, o recibiendo menos paga por el mismo
trabajo de los hombres. Por otra parte dice que el número de
mujeres que tienen empleo o lo están buscando dejó de
aumentar e incluso declinó en algunas regiones, en algunos
casos debido a que más jóvenes reciben educación y no
trabajan.
“A pesar de los progresos aún hay demasiadas mujeres
atrapadas en trabajos mal retribuidos, con frecuencia en la
economía informal, sin suficiente protección legal, con poca
o ninguna protección social, y con un alto grado de
inseguridad”, dijo el Director General de la OIT,
Juan Somavia. “La promoción del trabajo decente
como una herramienta fundamental para responder a la demanda
mundial de igualdad de género permitirá avanzar en forma
importante para mejorar los ingresos y las oportunidades de
las mujeres y ayudar a las familias a salir de la pobreza”.
El informe plantea que las mujeres deben tener la
oportunidad de salir de la pobreza por sí mismas junto con
sus familias a través de la generación de oportunidades de
empleo decente que les permitan realizar un trabajo
productivo y remunerado en condiciones de libertad,
seguridad y dignidad humana. De lo contrario el proceso de
feminización de la pobreza continuará avanzando y será
heredado por la siguiente generación.
El informe también destaca que 47,9 por ciento de las
mujeres que trabajan están en situación de empleo remunerado
y asalariado, una mejoría frente al 42,9 por ciento de 10
años atrás. Sin embargo también se hace notar que mientras
más pobre es la región, mayores son las posibilidades que
las mujeres sean trabajadoras familiares auxiliares sin
remuneración o trabajadoras por cuenta propia con bajos
ingresos, y en una proporción más alta que la de los
hombres.
El paso de trabajadora familiar auxiliar sin remuneración o
trabajadora por cuenta propia con bajos ingresos al de
empleo remunerado y asalariado es importante para la
independencia y autodeterminación de muchas mujeres, afirma
la OIT. Sin embargo en las regiones más pobres del
mundo el número de trabajadoras familiares auxiliares como
parte del empleo total sigue siendo mucho más alto que el de
los hombres, y tienen menos oportunidades de convertirse en
trabajadoras remuneradas y asalariadas.
En África Subsahariana y en Asia Sudoriental cuatro de cada
10 mujeres trabajadoras son trabajadoras familiares
auxiliares, en comparación con dos de cada 10 hombres. En
Asia Meridional, seis de cada 10 mujeres están en esta
situación, frente a dos de cada 10 hombres. Y en Medio
Oriente y África del Norte la proporción es de tres de cada
10 mujeres y uno de cada 10 hombres.
En el anterior informe de Tendencias Mundiales del Empleo de
las Mujeres (2004) se estimaba que al menos 60 por ciento de
los trabajadores pobres que no ganan lo suficiente para
superar con sus familias la línea de pobreza de 1 dólar
diario por persona eran mujeres. El nuevo estudio dice que “no hay razones para creer que esta situación haya
experimentado variaciones importantes”.
Las diferencias persisten
Según las estimaciones de la OIT, en 2006 las mujeres
tenían más probabilidades de estar desempleadas que los
hombres. La tasa de desempleo femenina fue de 6,6 por
ciento, por encima de la masculina de 6,1 por ciento.
La relación empleo-población, que indica la forma en la cual
las economías aprovechan el potencial productivo de la
población en edad de trabajar, es mucho más baja para las
mujeres que para los hombres. Apenas la mitad de las mujeres
en edad de trabajar de 15 años o más realmente trabajan,
mientras que 7 de cada 10 hombres lo hacen.
Las diferencias en la relación empleo-población es notoria
en Medio Oriente y África del Norte donde sólo poco más de
dos de cada 10 mujeres trabajan, en comparación con siete de
cada 10 hombres.
Esta situación se presenta pese a que las diferencias entre
hombres
y mujer por la relación empleo-población han bajado
en todas las regiones
en la
última década, con excepción de
Asia Oriental, donde aumentó, y África Subsahariana, donde
permaneció sin cambios.
El informe también hace notar la persistencia de la
diferencia salarial. En casi todas las regiones y en muchos
tipos de ocupaciones las mujeres ganan menos por realizar el
mismo trabajo. Pero también hay evidencias de que la
globalización está contribuyendo a reducir esas diferencias
en el caso de algunas ocupaciones.
La revisión de la información sobre seis grupos
ocupacionales evidenció que en la mayoría de las economías
las mujeres aún ganan 90 por ciento o menos que sus colegas
hombres. Esta situación se presenta incluso en ocupaciones
tradicionalmente asociadas con trabajadoras mujeres, como
enfermería y docencia.
Además se plantea que si bien hay más mujeres jóvenes que
pueden aprender a leer y escribir que 10 años atrás, en la
mayoría de las regiones persisten las diferencias de acceso
a la educación y nivel educativo. Se estima que 60 por
ciento de las deserciones escolares son protagonizadas por
niñas para ayudar en sus casas o trabajar. El estudio
subraya que si las niñas no logran completar su educación
básica estarán comprometiendo sus oportunidades de influir
en su propio futuro.
Las conclusiones son sólo parcialmente alentadoras. Hay
signos de mejoría en las brechas de género, pero se avanza
con lentitud. El informe dice que “los
progresos a los cuales se ha referido este informe indican
que es posible generar trabajo decente y productivo para las
mujeres. Pero esto significa que además de colocar el empleo
como una prioridad de las políticas económicas y sociales,
será necesario reconocer que los desafíos enfrentados por
las mujeres en el mundo del trabajo requieren ser abordados
con medidas especialmente diseñadas”.
OIT
14 marzo de 2007
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