Argentina se ha
convertido en los últimos años en un país de origen, tránsito y
destino de la trata de personas, aumentando en forma alarmante estas
prácticas de violencia hacia la mujer, diseminándose en todo el
territorio nacional
El 25 de noviembre de 1960, en República Dominicana, fueron asesinadas a
golpes Minerva, Patria y María Teresa Mirabal por un grupo que respondía al dictador Leonidas
Trujillo. Estas mujeres que se denominaban a si mismas como las
Mariposas, fueron fervientes luchadoras contra la dictadura en su
país que les valió la persecución, la cárcel y la tortura. Ese
asesinato, realizado por un régimen que respondía a los Estados
Unidos, marcó un punto de no retorno en el gobierno del dictador
que fue expuesto ante el mundo como un asesino. Este crimen hubiera
pasado como un acto criminal de un sádico, si no fuera porque miles
de mujeres reconocieron, en el sufrimiento de las hermanas
Mirabal, su propio sufrimiento. Su propio sufrimiento cuando sus
familiares estaban en la cárcel (muchas veces por problemas
políticos) y ellas tenían que mantener la casa y ocuparse de los
presos. Su propio sufrimiento cuando eran golpeadas por sus maridos
y tratadas como pertenencia. Su propio sufrimiento cuando el Estado
establecía que las mujeres eran iguales, desde el punto de vista
jurídico, a los menores.
Es por eso que el 25 de noviembre fue declarado día Internacional contra
la Violencia hacia la mujer, en el Primer Encuentro Feminista de Latinoamérica y del Caribe,
celebrado en Bogotá (Colombia) en julio de 1981. Este
encuentro fue un espacio de denuncia de la violencia de género, la
violación, el acoso sexual a nivel de los estados incluyendo la
tortura y los abusos sufridos por prisioneras políticas. Es
importante recordar que en ese momento, la mayoría de los países
latinoamericanos vivían bajo dictaduras y que, en muchas de ellas,
como ocurrió en Argentina, las mujeres estuvieron en la
primera fila en la lucha contra estos regímenes. En los años
posteriores, la cantidad de prisioneras políticas disminuyó con la
llegada de los gobiernos "democráticos". Sin embargo, la situación
de la mujer social y jurídicamente no cambió demasiado.
En la actualidad
las mujeres sufren diferentes formas de violencia. La mayoría de los
1.500 millones de personas que viven con 1 dólar o menos al día, son
mujeres. En todo el mundo ganan como promedio un poco más del 50 por
ciento de lo que ganan los hombres. 19 millones de estas mujeres
pobre se someten a abortos inseguros y el 13 por ciento de ellas,
mueren a causa de esta práctica. Pero quizás una de las caras más
terribles de la violencia es el tráfico de mujeres con fines de
explotación sexual.
El tráfico de seres
humanos es la tercera actividad ilegal más lucrativa del mundo, que
genera ganancias cercanas a los 12 mil millones de dólares por año.
La constante en este comercio es la pobreza. Las personas traficadas
provienen de regiones empobrecidas y son llevadas a los países donde
se concentra la riqueza. Los medios utilizados para conseguir
víctimas son la amenaza o el uso de la fuerza u otras formas de
coacción, el rapto, fraude, engaño, abuso de poder o de una
situación de vulnerabilidad. Muchas de estas mujeres son alejadas de
sus pueblos con la promesa de un trabajo, cuando están fuera de sus
lugares, son encerradas y golpeadas obligándolas a ejerce la
prostitución. Cada tanto los diarios cuentan la historia de alguna
de ellas que son "rescatadas" cuando se produce algún problema que
obliga a intervenir a la justicia. No obstante la mayoría no
consigue salir de esta situación de esclavitud, porque están
encerradas y su único contacto es con los clientes que, por lo
general, no les interesa ayudarlas. Además de estar expuestas a la
violencia cotidiana deben correr el riesgo de contraer enfermedades
de transmisión sexual, dado que no pueden exigir que los “clientes”
utilicen preservativos.
Eduardo Mondito,
Defensor del Pueblo de la Nación, , señaló en el marco de la
“Primera Jornada Internacional sobre trata y Trafico de Personas”
(realizada en Mar del Plata en septiembre de este año) "la
Argentina se ha convertido en los últimos años en un país de origen,
tránsito y destino de la trata de personas, aumentando en forma
alarmante estas prácticas de violencia hacia la mujer, diseminándose
en todo el territorio nacional". Según un informe producido por
Naciones Unidas el 80 por ciento de la trata de personas corresponde
a mujeres explotadas sexualmente, de las cuales el 50 por ciento son
menores. En Argentina se estima que el 90 por ciento de las
personas introducidas en las redes de trata son mujeres con fines de
explotación sexual.
La Organización
Internacional de Trabajo considera que en este negocio participan
directa o indirectamente alrededor de 500.000 personas en
Argentina. En América Latina aproximadamente 2.000.000 de
niños, niñas y adolescentes fueron víctimas de explotación sexual y
laboral dentro y fuera de sus países de origen; una apreciación
refiere que en la Triple Frontera (que comparten Argentina,
Brasil y Paraguay), al menos 3.500 niños, niñas y
adolescentes son víctimas de explotación.
En Argentina
tiene media sanción del senado, un proyecto de ley presentando por
el Ejecutivo, destinada a regular el "negocio". Sin embargo varias
organizaciones se oponen a este proyecto, dado que, entre otras
lindezas, la victima mayor de edad debe demostrar que no prestó
consentimiento para ser explotada sexualmente. El defensor pública
manifestó en Mar del Plata "recordemos que en la mayoría de
los casos las víctimas hacen sus declaraciones bajo amenazas y
alejadas de espacios donde pudieran solicitar ayuda, habiendo sido
sometidas a encierros psicológicos y a torturas. Por acción o por
omisión, el Estado es negligente, cuando no cómplice, y su inacción
frente a los operadores y las redes que generan y facilitan estas
acciones es inadmisible. Renunciar al tratamiento adecuado de estos
delitos equivale a contribuir a la consolidación de aquellas “zonas
liberadas” dentro de las cuales se sigue consumando uno de los
delitos mas aberrantes.
Miles de mujeres,
adolescentes y niñas son esclavizadas diariamente sometiéndolas a
torturas y obligadas a mantener relaciones sexuales con cientos de
hombres. Muchas de ellas son trasladadas entre diferentes ciudades y
vendidas al extranjero como si fueran ganado. Son utilizada durante
su "vida útil", que promedia unos 10 años, mientras puedan generar
ingresos a sus explotadores. Miles mueren en condiciones
infrahumanas y sus cuerpos desaparecen. Son las desaparecidas de
hoy. Así como miles de mujeres desaparecieron en los años 70 y
recién hoy se está juzgando a unos pocos responsables, miles de
mujeres son torturadas hoy en día y los responsables saben que ni
siquiera existe una ley que proteja a las víctimas y que pueden
seguir exportando mujeres con toda impunidad. Es por ello que el
25 de noviembre recordamos a las hermanas Mirabal, víctimas
del Gobierno y decimos que el Estado se comporta de la misma manera
con las miles de mujeres esclavizadas y obligadas a ejercer la
prostitución.
Indymedia.org
27 de noviembre de
2007
|