Uruguay

El parlamento uruguayo

estudia legalizar el aborto

 

 

Un proyecto de ley sobre salud sexual y reproductiva, que permite la interrupción voluntaria del embarazo durante las primeras doce semanas de gestación, está a estudio del Parlamento uruguayo.

Contempla igualmente que todas las mujeres tengan acceso a métodos anticonceptivos, que haya educación sexual en escuelas y liceos, y la prevención de enfermedades de transmisión sexual.

 

 Hace un mes, en Uruguay murió otra mujer por haber ingerido té de ruda y usado perejil para practicarse un aborto. No deseaba ni podía sostener el embarazo que estaba cursando, pero tampoco disponía de medios económicos  para pagar los servicios de alguna de las clínicas clandestinas que lo realizan en condiciones adecuadas.

 

El aborto es la primera causa independiente de muerte materna en este país de poco más de tres millones de habitantes, donde en 2005 nacieron 47.000 niñas y niños al tiempo que, de acuerdo con cifras más conservadoras, se produjeron por lo menos 33.000 abortos. Esto habla de un grave problema de salud pública y de justicia social.

 

Por un lado, la falta de educación sexual y de acceso universal a anticoncepción determina embarazos no planificados ni deseados. Por otro, son las mujeres más pobres las que ponen en riesgo su salud y hasta sus vidas en la encrucijada de traer un hijo o hija al mundo que no estaba en sus planes ni posibilidades, o abortar de cualquier manera.

 

Un Derecho Humano

 

El proyecto de ley que estudia el Parlamento aborda integralmente la salud sexual y reproductiva, poniendo a cargo del Estado informar y formar para ejercer responsablemente la sexualidad y garantizar condiciones para planificar la familia. El aborto está previsto como un derecho de las mujeres en las condiciones que establece la iniciativa: embarazo no mayor a tres meses - pudiendo extenderse ese plazo sólo cuando haya riesgos de vida para la mujer embarazada o se detecten malformaciones en el feto e intervención de un médico ginecótologo. Fuera de los términos, el aborto continuará siendo delito pasible de sanciones penales.

 

Dentro de un enfoque de derechos humanos, se toma en cuenta que la protección de la salud sexual y reproductiva contribuye a mejorar  la calidad de vida de la población en general y al desarrollo sustentable. Legisladoras y legisladores comprometidos a impulsarlo están convencidos  de que no sólo no obligará a ninguna mujer a abortar si no lo desea, sino que producirá una disminución del número de abortos, como ha sucedido en otros países que legalizaron la práctica al tiempo que desarrollaron políticas públicas  de anticoncepción y de educación sexual.

 

 Pero lo que sin duda alguna disminuirá en lo inmediato es la muerte de mujeres como consecuencia de abortos inseguros, muertes absolutamente evitables en el siglo XXI cuando la interrupción voluntaria del embarazo realizada en establecimientos de salud es una de las intervenciones más seguras. Si se aprueba la iniciativa, todos los servicios de salud públicos y privados estarán obligados a satisfacer la demanda de abortos de sus usuarias, siempre que sean ciudadanas uruguayas naturales o legales o demuestren que llevan habitando en territorio nacional no menos de 42 semanas.

 

La Negativa Presidencial

 

La legalización del aborto es un tema que divide a todos los partidos políticos, tanto de derecha como de izquierda. Eso fue notorio en la anterior legislatura, donde un proyecto similar al actual alcanzó la aprobación de la Cámara de Diputados y luego no pasó la revisión del  Senado.

 

Hoy se buscan afanosamente consensos antes de iniciar el debate, pero a dificultades similares se agrega otro obstáculo: el presidente de la República, Tabaré Vázquez, basado en su calidad de médico y en  convicciones personales, se propone cerrarle el camino a cualquier ley que pudiera aprobarse en tal sentido, ejerciendo el derecho de vetarla que le concede la Constitución.

 

El mandatario reconoce que se trata de un asunto que debería resolver la ciudadanía en última instancia, pero si no permite que el Parlamento  apruebe la ley priva a aquella de la oportunidad de pronunciarse a su respecto, de acuerdo a las normas constitucionales vigentes. La última encuesta realizada por una consultora a nivel nacional en junio de 2006, muestra que el 58% de la población está a favor de legalizar el aborto, y un alto porcentaje prefiere que tal decisión sea convalidada por  voto directo de ciudadanas y ciudadanos.

 

Isabel Villar

© Rel-uita

31 de julio de 2006

 

FOTO: argentina.indymedia.org

 

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