Los trabajadores de la alimentación y la agricultura cuestionan las nanotecnologías

 

La revolución

de las nanotecnologías

 

Las NT constituyen la revolución tecnológica más importante de nuestros tiempos. La característica técnica que las distingue es la producción de nuevos materiales y el otorgamiento de nuevas funciones a los materiales conocidos. Esto es posible porque la nanotecnología manipula la materia a escala atómica, molecular y macromolecular, lo cual permite que ella manifieste nuevas propiedades, diferentes a las conocidas en el tamaño en que aparecen en la naturaleza (RS&RAE, 2004). El carbono, en su forma conocida como grafito, es blando y conductor eléctrico; en su forma de diamante, también conocido en la naturaleza, es el material más duro y no conduce la electricidad. Pero, los fulerenos, creados con nanotecnología, forman cristales de fulerita que, mezclados con elementos como rubidio y potasio, se convierten en superconductores. Por su parte, los nanotubos de carbono, también creados con nanotecnología, son muy rígidos, llegando a ser 100 veces más resistentes que el acero y, al mismo tiempo, seis veces más livianos, siendo conductores o superconductores eléctricos (Terrones, 2005).

 

Al mismo tiempo que los elementos en nanoescala presentan nuevas propiedades que pueden ser aprovechadas ventajosamente, pueden también generar tipos de toxicidad diferentes a las conocidas (Bartis & Landree, 2006, 6). Por ello, la reglamentación vigente no resulta adecuada ni suficiente y nuevas evaluaciones resultan necesarias, como lo reconocen expertos norteamericanos e ingleses (Food navigator.com, 2006; Carlstrom, 2005).

 

Como resultado de los nuevos materiales y de las nuevas propiedades que pueden explorarse en los ya conocidos, es posible reunir en un único producto funciones que antes eran desarrolladas por varios de ellos. El pan TipTop producido en Australia, por ejemplo, incorpora nanocápsulas de Omega 3 (más información). De esta forma, además de su función alimenticia ordinaria incorpora la función de suplemento alimenticio que anteriormente cumplían los comprimidos, aceites, etc., que debían ser empacados, comercializados y vendidos separadamente. La compañía Nanotech Inc. produce pinturas que tienen diversas funciones, como incrementar significativamente la capacidad de aislamiento térmico, ser anticorrosivas y antifunguicidas (Barrañon, 2007). Nuevamente, varios productos existentes son sintetizados en uno solo. La ropa que no se arruga, repele las manchas, y puede conservar la temperatura corporal con independencia de la externa, es otro ejemplo de esa misma tendencia a condensar varias funciones observadas en los productos de la NT.

 

En otros casos, el nuevo producto nanotecnológico desplaza al antiguo porque cumple la misma función de forma más eficiente. Un bloqueador solar que es capaz de penetrar más profundamente en la piel y bloquear totalmente los rayos ultravioletas, puede llegar a sustituir radicalmente los antiguos (BusinessWeek, 2005). Un envase que avisa cuándo el producto está perdiendo su validez, y que alarga la vida del contenido, sustituye mucho trabajo de supervisión y mantenimiento, así como los productos asociados a estas actividades.

Nanotubo

 

En términos de acumulación de capital, las NT pueden considerarse el equivalente a conquistar un nuevo mundo, ya que el carácter dúctil (enabling) de estas tecnologías hace que puedan ser aplicadas en prácticamente cualquier rama de la producción con efectos devastadores sobre las antiguas tecnologías y productos. Dadas sus características disruptivas, y el hecho de surgir en un mercado mundial altamente globalizado, es previsible que la velocidad con que se impongan a nivel mundial, y la extensión que adquiera su difusión en términos geográficos, sea mucho mayor a la de cualquier revolución tecnológica anterior. Es claro que esto tendrá efectos profundos sobre la división social del trabajo. Nuevas ramas industriales surgirán y otras desaparecerán. Los textiles vegetales, el hierro, el cobre, el café, el té, como otros tantos productos naturales, pueden llegar a reducirse como mercancías importadas por los países desarrollados y, con ello, sectores enteros de la economía mundial como los conocemos hoy en día se verían trastocados (ETC Group, 2005b).

 

También las NT tendrán un profundo impacto sobre las clases trabajadoras. Por un lado, porque la multiplicación de funciones que pasan a realizar los productos de la NT reduce significativamente la cantidad de fuerza de trabajo necesaria, tanto al interior del proceso productivo, como también en la manipulación, almacenamiento, transporte y comercialización de antiguos productos que desaparecen del mercado. Por otro lado, porque la menor dependencia de las contingencias ambientales y de los recursos naturales hace previsible un cambio en la localización geográfica de las industrias, con el consecuente desplazamiento de fuerza de trabajo y migración laboral.

 

Científica, una empresa que se dedica a consultorías e información sobre nanotecnologías, lanzó un reporte a principios de 2007 (Cientifica, 2007), en el cual se concluye que está ocurriendo un proceso de centralización de las empresas productoras de nanomateriales, reduciéndose las pequeñas firmas y concentrándose la producción en las grandes multinacionales de la química. Al mismo tiempo, destaca el reporte, la producción de nanopartículas permitirá que muchas ramas de la producción incorporen nanocomponentes a sus productos, proyectando el mercado de productos con nanopartículas a 1,5 billones (1012) de dólares para 2015. Mientras se abren promisorias oportunidades para la acumulación de capital, las perspectivas no son tan alentadoras para las clases trabajadoras y la población pobre, sobre las cuales recaerá el mayor impacto de las transformaciones productivas.

Nanoesfera

 

La Unión Internacional de Trabajadores de la Alimentación, Agrícolas, Hoteles, Restaurantes, Tabaco y Afines (UITA) es una federación internacional de sindicatos de trabajadores de la preparación y procesamiento de comida y bebidas, de hoteles, restaurantes y servicio de comidas, de la agricultura y plantaciones y todas las fases de la producción y procesamiento del tabaco. Se trata de una organización internacional con larga historia, fundada en 1920. Hoy en día incluye 365 organizaciones en 122 países, nucleando a más de 12 millones de trabajadores (UITA, s/f).

 

La Regional Latinoamericana de la UITA (Rel-UITA), en octubre de 2006, celebró en Santo Domingo su 13 Conferencia Regional. Con la presencia de 95 delegados que representaban a 39 organizaciones de trabajadores pertenecientes a 14 países, aprobó una resolución sobre las nanotecnologías. En sus términos generales la declaración llamó a la discusión pública, advirtiendo que se estaban introduciendo en el mercado productos con nanocomponentes antes que la sociedad civil y los movimientos sociales tuviesen tiempo para evaluar sus posibles implicaciones económicas, ambientales, sociales y en la salud. Además, la declaración advertía sobre la necesidad de no dejar en manos de “expertos” una discusión que implicará profundos cambios sociales. Se trata, posiblemente, de la primera declaración a nivel continental emitida por una federación de sindicatos de trabajadores. Meses después, en marzo de 2007, se realizó el 25 Congreso de la UITA en Ginebra. La Regional Latinoamericana presentó a la discusión la resolución de Santo Domingo, que fue aprobada, extendiendo así su impacto a los 122 países y a los más de 12 millones de trabajadores que agrupa. Una resolución de esa naturaleza, claramente cuestionadora de la forma en que se están imponiendo las nanotecnologías y sus productos, obliga a una reflexión sobre el tema.

 

La resolución de la UITA

 

Contiene seis puntos que procedemos a analizar a continuación.

 

1.  Movilizar a nuestras organizaciones afiliadas instándolas a debatir con el resto de la sociedad y los gobiernos las posibles consecuencias de la NT.

 

En los países desarrollados hay un intento por incorporar la discusión y participación pública al desarrollo de las nanotecnologías. Varios países cuentan con considerable experiencia en mecanismos de participación de ciudadanos legos en la evaluación de tecnologías, y en instancias de toma de decisiones sobre ciencia y tecnología (CyT). Estos mecanismos reconocen la necesidad de democratizar la toma de decisiones en CyT, yendo más allá de la evaluación de los “expertos”. Los alcances de esta democratización varían en función de los objetivos concretos que se persiguen con la participación pública. Cuando el objetivo es detectar potenciales implicaciones negativas de una tecnología dada, desde riesgos hasta dilemas éticos, se abre la posibilidad de una intervención social en el diseño y la reglamentación de tal tecnología. Cuando el objetivo es evaluar las reacciones de los consumidores ante nuevos productos, para orientar a las empresas a mejorar la imagen de los mismos, la democratización se restringe a la esfera del consumo. El alcance de la democratización depende también del propio diseño de estas metodologías participativas. La mayoría tiene como interlocutor al público “en general” y da participación directa a un número muy pequeño de ciudadanos. Esto lleva a cuestionar su efectiva representatividad social y su poder real para incidir en la toma de decisiones. Aunque una muestra de ciudadanos puede trasmitir la percepción del público sobre una tecnología, los ciudadanos, tomados individualmente, no tienen poder político de movilización y negociación, como sí lo tienen las organizaciones de la sociedad civil o movimientos sociales organizados. Aunque las organizaciones sociales defienden intereses sectoriales o clasistas explícitos y, por ello, su posición frente a una determinada tecnología es sesgada de acuerdo con tales intereses, dicho sesgo no debe verse como un obstáculo a la democracia, sino como parte de las reglas del juego democrático.

 

La resolución de la UITA, adoptada y dirigida a cientos de sindicatos, viene a sumarse a esta tendencia, incorporando la perspectiva de los trabajadores al debate. La UITA no se opone a las nanotecnologías en abstracto, ni siquiera discute sus potencialidades técnicas. Lo que pone en discusión es su ritmo, consecuencias e implicaciones sociales. La resolución de UITA tiene, además de su contenido explícito, una importante función social: la de alertar, no sólo a sus afiliados, sino también a los gobiernos, a la industria y a los organismos internacionales que este sector de la sociedad civil está atento al desarrollo de las NT.

 

2.  Reclamar de los gobiernos y los organismos internacionales que corresponda, la aplicación del Principio de Precaución, prohibiendo la venta de alimentos, bebidas y forrajes, así como todos los insumos agrícolas que incorporen nanotecnología, hasta que se demuestre que son seguros y se apruebe un régimen regulatorio internacional específicamente diseñado para analizar esos productos.

 

El Principio de Precaución al que alude aquí la UITA, comienza a desarrollarse en los pasados años setenta, y toma cuerpo en algunos acuerdos internacionales y legislaciones. El Protocolo de Montreal (1987), dedicado a las sustancias que pueden reducir la capa de ozono, hace referencia explícita a medidas de precaución que deben ser tomadas. La Declaración de Río de Janeiro, de 1992, también orienta a los países a tener enfoques precautorios para proteger el ambiente. En 2000, la Comisión Europea emite una comunicación sobre el Principio de Precaución. Este principio consiste, en términos generales, en una medida de política pública a ser aplicada cuando existen riesgos potenciales serios o irreversibles a la salud o el medio ambiente, y antes que dichos riesgos se transformen en peligros probados. Esta política supone, entre otros, mecanismos de investigación y monitoreo, de manera que puedan ser detectados los peligros con antecedencia (EEA, 2001). El Principio de Precaución supone tomar medidas para proteger la salud y el medio ambiente antes de que existan evidencias científicas contundentes de que existen peligros; o sea que los productos sujetos al principio de precaución deben ofrecer una “certeza razonable con base científica de que no ofrecen peligro”. De esta forma, el Principio de Precaución incluye un fundamento científico (no hay peligro) y un fundamento político y de sentido común (certeza razonable) (Groth III, 2000).

 

Aunque ya existen algunas pruebas, y todos los organismos públicos de evaluación de riesgo reconocen que las nanopartículas implican una toxicidad diferente, las evidencias científicas sobre riesgos de productos de la nanotecnología son aún escasas. Frente a esta ausencia de métodos y datos científicos, una política preventiva y cautelosa sería detener las investigaciones (los trabajadores, los científicos y técnicos de laboratorio pueden verse afectados) y la comercialización de nanopartículas (los consumidores pueden ser afectados) hasta tanto no se realicen suficientes pruebas científicas que demuestren, bien la inexistencia de riesgos, o bien, si los hay, la posibilidad de revertirlos. Es esto último lo que refleja la resolución de la UITA, posicionándose en contra de la tendencia que los negocios están imponiendo al lanzar al mercado nanopartículas antes que existan investigaciones suficientes que evalúen sus potenciales peligros.

 

Desde la perspectiva financiera hay quienes argumentan que la regulación sólo puede entorpecer el desarrollo de las nanotecnologías, y ejemplifican con la revolución informática, que creció en un ambiente no regulado (Wolfe, 2005). Pero, es claro que los trabajadores no tienen por qué estar preocupados con el florecimiento de los negocios, pero sí con la necesidad de regulación.

 

El caso de Estados Unidos muestra que regular sobre una nueva tecnología no es una tarea sencilla. Un documento del Woodrow Wilson International Center for Scholars (WWICS) analiza un instrumento de regulación, el Toxic Substance Control Act de Estados Unidos y concluye que éste no toma en cuenta la diferencia de comportamiento de las sustancias entre el nivel macro y la nanoescala. Esto es fundamental, ya que aún siendo igual la composición química, las propiedades cambian con la escala. Tampoco el Toxic Substance Control Act puede contemplar las nuevas funciones que puedan desempeñar las nanopartículas. Así, por ejemplo, no siempre resulta claro cuándo los nanotubos de carbono, que se utilizan en docenas de diferentes aplicaciones, están cumpliendo funciones nuevas (WWICS, 2002). En un documento más extenso, la misma institución analiza todos los instrumentos legales de Estados Unidos para enfrentarse a la toxicidad de las nanopartículas. Concluye que, a pesar de que existen varias leyes que dan base para regular las nanotecnologías, todas adolecen de fallas debido al carácter novedoso de las sustancias que enfrentan, siendo, por lo tanto, muy débiles para proteger al público de potenciales riesgos (Davies, s/f).

 

Otra de las dificultades a las que se enfrenta la regulación es la marginal dedicación de fondos a la investigación de riesgos. Se estima que del total del presupuesto destinado a la nanotecnología en el mundo, menos del 4 por ciento está orientado a investigar potenciales riesgos a la salud, el medio ambiente o sus implicaciones legales, éticas, sociales y económicas.

 

Cuando la UITA reclama regulaciones internacionales está más avanzada que las propuestas de la industria y los gobiernos. Mientras la industria, el comercio, y el sector financiero centran la atención en investigaciones y regulaciones para disminuir la “percepción negativa de riesgo”1 están dejando abierta la posibilidad de que las compañías trasladen sus capitales de país en país, buscando aquellos con regulación de riesgo más blanda. Tal vez no sea casual, por ejemplo, que en México, en la frontera con Estados Unidos, se esté construyendo lo que se considera el parque industrial para NT más grande de América Latina (Foladori & Zayago, 2007). Una reglamentación internacional, como la propuesta por UITA podría evitar estos “laberintos” de los negocios.

 

3.  Exigir a las oficinas nacionales e internacionales de patentes como la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), la suspensión del otorgamiento de patentes relacionadas con la nanotecnología en la industria de la alimentación y la agricultura, hasta que los países afectados al igual que los movimientos sociales, puedan realizar una evaluación sobre sus impactos.

 

Las patentes son una modalidad de los derechos intelectuales de propiedad, junto con las marcas registradas, los derechos de autor y los secretos de comercio. En las últimas décadas, el conocimiento, como capital intangible, ha venido sustituyendo al capital físico como fuente de beneficios. Se supone que las patentes garantizan la innovación, al permitir que su dueño ponga precios monopólicos a los productos que utilizan dichas patentes durante 20 años. Pero, además, las patentes juegan un papel fundamental en el mercado bursátil, ya que aún sin cristalizar en un producto de mercado -solamente cerca del 2 por ciento de las patentes termina aplicándose en algún producto-, su potencial puede elevar sus precios y los de las compañías que detentan dicha patente, creando burbujas de crecimiento económico, no siempre con bases en la economía material.

 

La carrera por las patentes en nanotecnología se desató a mediados de los años noventa, cuando sólo había registradas unas 2.000 patentes de NT a nivel mundial. A partir de entonces, el crecimiento en el registro de patentes ha sido exponencial, y diez años después había más de 6.000 patentes registradas (Regalado, 2004). Quien controla las patentes controlará las nuevas tecnologías. Aun cuando pocas de ellas lleguen a materializarse en productos comercializables, el hecho es que las patentes son el caballo de batalla de las empresas en la actualidad. Las patentes pueden ser usadas como barrera para el ingreso a una determinada área de negocios, pueden acabar con competidores, pueden servir para obtener ganancias por su venta, pueden aumentar las acciones de la compañía, y pueden rendir ganancias extraordinarias cuando son aplicadas a productos en el mercado.

 

No obstante, las patentes en nanotecnología se enfrentan a muchas dificultades prácticas. Los sistemas de clasificación de patentes no están adaptados a las propiedades específicas de la NT, ni siquiera existe una clasificación específica, de manera que puede ser discutible si muchos inventos entran en el área de la nanotecnología. El carácter dúctil de muchos nanoproductos, como los nanotubos de carbono, que pueden aplicarse a muy variados usos, hace que una misma patente pueda cristalizar en muy diferentes productos; con ello la patente puede adquirir un precio muy elevado en el mercado. Estas dificultades han generado en Estados Unidos una verdadera disputa legal en torno a las patentes, con impugnaciones de copia, altos costos por pago de abogados y resultados inciertos en los juicios.

 

El ETC Group publicó un documento donde argumentaba que patentar los elementos básicos y los dispositivos de nanotecnología podía monopolizar las posibilidades de investigación y desarrollo (ETC Group, 2005a). Efectivamente, como muchos de los elementos inventados por la NT pueden tener muy diferentes usos, quien patente un nanotubo de carbono, o un fulenero, podría cerrar el paso a investigaciones de potenciales usos de dichos productos. Otro problema son las patentes que se reclaman sobre la versión nano de productos utilizados tradicionalmente. Sólo una persona en China tiene 900 patentes de productos relacionados a la medicina tradicional en formulaciones en nanoescala. Además, el documento de ETC Group resaltaba que la mayoría de las patentes ya están concentradas en Estados Unidos, Japón, Alemania, Canadá y Francia, y en manos de grandes compañías multinacionales tales como IBM, Micron Technologies, Advanced Micro Devices e Intel. Aunque los países pequeños o en desarrollo puedan llegar a patentar algunos inventos, es claro que la nueva revolución de las nanotecnologías colocará en ventaja a aquellas Compañías y países que detentan la mayoría de las patentes y pueden ejercer su poder monopólico. Los impactos podrían llegar a ser devastadores para muchas ramas de la producción, productores y países.

 

La nanotecnología de la agroindustria es un área dinámica para las patentes. En el sector agrícola, grandes compañías como la BASF, Bayer Crop Science, Syngenta y Monsanto están patentando agrotóxicos nanoencapsulados, que se disuelven en agua con mayor durabilidad, requieren de menor cantidad de producto activo y tienen mayor poder de letalidad, o alcanzan exclusivamente el objetivo, sin mayores efectos secundarios anunciados (ETC, 2004). La versión nano de antiguos pesticidas también permite, en algunos casos, crear un nuevo pesticida y, por lo tanto alargar la vida de la antigua patente. En el área de los alimentos y los nutracéuticos también se utilizan los nanoencapsulados, y nanoenroscados (nanocochleates) para suministro de suplementos alimenticios y para cambios en el sabor, textura y color de los alimentos. Muchos de estos procedimientos han sido patentados. Aquanova patentó una solución que combina reducción de grasas y saciedad en un solo portador (NovaSOL); Unilever tiene patentes de nanoemulsores que aplica a alimentos y cosméticos. Junto con Nestlé, Unilever tiene patentes en nanoencapsulados para alimentos y suplementos alimenticios. Kraft también tiene patentes en nanocápsulas y nanopartículas para alimentos.

 

En la agricultura, la revolución de las nanotecnologías puede llegar a ser tan devastadora para los campesinos y pequeños productores como la introducción de la mecanización agrícola. En la industria de la alimentación la sustitución de fuerza de trabajo, obsolescencia de muchas ramas industriales y servicios y el surgimiento de nuevas ramas sin precedentes sindicales u organizativos constituye, sin duda, una preocupación para muchos trabajadores. La demanda de UITA por frenar el otorgamiento de patentes de circulación internacional toca el punto neurálgico de los negocios en nanotecnología, pues, de otra forma, los negocios se pondrían por delante de las necesidades y riesgos de los consumidores y trabajadores, como ya está aconteciendo.

 

4.  Exigir a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y a la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) la actualización del Codex Alimentarius, tomando en cuenta el uso de nanotecnología en la alimentación y la agricultura.

 

El Codex Alimentarius es un conjunto de normas, prácticas y recomendaciones relativas a la producción de alimentos y su manipulación, cuya finalidad es brindar seguridad al consumidor. Fue creado en 1963, y en la Comisión que se encarga de actualizarla participan la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS). Como este código está reconocido por la Organización Mundial del Comercio (OMC) como referencia en la solución de controversias, el reclamo de UITA tiene, también en este punto, alcance para las transacciones internacionales.

 

La aplicación de la NT a la agricultura y alimentación está aumentando rápidamente. Estimaciones de la consultora Helmut Kaiser ubican la rama de los nanoalimentos entre las que más crecerá en el corto plazo, pasando su mercado de 7 mil millones de dólares en 2006, a 20.400 millones en 2010 (Kaiser, 2004).

 

Nanoforum.org (European Nanotechnology Gateway) lanzó el informe Nanotechnology in Agriculture and Food a principio de 2006 (Joseph & Morrison, 2006). Allí se realiza una actualización de dichas actividades en el ámbito mundial, las mismas que ya habían sido adelantadas y ejemplificadas con mayor detalle en el documento del ETC Group (2004) Down on the Farm. La nanotecnología orienta hacia una agricultura de precisión, en la cual se monitorean muchas variables y se aplican insumos (agua, fertilizantes, pesticidas, herbicidas, etc.) en la cantidad y lugar específicos donde se necesitan. La distribución “inteligente” de insumos en los vegetales, utilizando sistemas que detecten la salud de cada una de las plantas, permite advertir a los productores sobre desequilibrios, inclusive antes de que puedan percatarse, y suministra insumos nanoencapsulados que permiten evitar efectos secundarios y reducir el volumen necesario de éstos. Hay también otras aplicaciones, como el cultivo de nanopartículas de oro mediante su captación por medio de determinadas plantas que las absorben de los suelos que las contienen, o la limpieza de suelos y cursos de agua. Si estas nanopartículas tienen efectos secundarios durante su producción, su uso, o una vez que el ciclo de vida donde están insertas finalice, es algo que no se sabe a ciencia cierta. Tal es la base de la reivindicación de la UITA.

 

Entre las muchas posibles aplicaciones de la NT en la industria de la alimentación, la revolución en los envases es posiblemente la más cercana. Los envases inteligentes pueden alertar al consumidor cuando su contenido está vencido o contaminado; son capaces de responder inteligentemente adaptándose a cambios en el ambiente, o a su propio deterioro, corrigiendo aberturas o rasgaduras; son antimicrobiales y pueden incorporar en el propio producto, y no sólo en el envase, microchips que den seguimiento al producto hasta su consumo. Todas estas son innovaciones que sustituirán empleo, instrumentos y maquinaria, y rediseñarán la división social del trabajo (ETC, 2004).

 

Los alimentos interactivos y los nutracéuticos son otras áreas de gran interés. Los alimentos interactivos contienen nanocápsulas con colores y sabores que sólo son liberadas cuando el consumidor, o su organismo, las demande. Los nutracéuticos son alimentos que contienen suplementos alimenticios, medicamentos o cosméticos, como el pan australiano TipTop del que hablamos al comienzo. En 2002 Nestlé y L’Oreal, dos empresas conocidas en la rama de la alimentación la primera y de los cosméticos la segunda, anunciaron la creación de la joint venture INNEOV para producir alimentos cosméticos que mejoren la calidad de la piel, de las uñas o del pelo (Nestlé, 2002). Diversas técnicas de la NT permiten estos combinados, como el nanoencapsulado que, junto con nanosensores, permitiría que la “parte” cosmética del alimento permanezca inactiva, pero se libere en el caso en que sean detectadas deficiencias en el organismo.

 

5.  Reclamar a la OMS el inicio de estudios a corto y largo plazo sobre los potenciales efectos de la nanotecnología -especialmente de las nanopartículas- sobre la salud de los técnicos y obreros que las producen, usuarios y consumidores.

 

Hace ya décadas que existen reglamentaciones de seguridad en el trabajo, y de seguridad para el consumidor. ¿Por qué no podrían aplicarse dichos criterios al trabajo con nanotecnologías, y al consumo de productos de las nanotecnologías? Maynard, un especialista en seguridad y salud ocupacional del Institute for Occupational Safety and Health de Estados Unidos, explica que la forma convencional en que se analizan los posibles riesgos de los materiales, líquidos y gases y vapores es por su masa y composición. El problema con las nanopartículas y nanodispositivos es que su pequeño tamaño hace que sean mucho más reactivas, por tener una proporción de superficie expuesta mayor. En un artículo de la revista británica Nature, de noviembre de 2006, catorce investigadores líderes en toxicología llamaban la atención sobre los potenciales riesgos de las nanopartículas advirtiendo sobre la necesidad de tomar en cuenta sus dimensiones: Estudios recientes que examinan la toxicidad de los nanomateriales producidos en cultivos de células y animales han mostrado que el tamaño, el área de superficie, la química de superficie, la solubilidad y posiblemente la forma, todo juegan un papel en determinar el potencial dañino de los nanomateriales (Maynard y colaboradores, 2006, 267). De manera que las NT ofrecen un reto a las metodologías tradicionales de evaluación de riesgo de salud ocupacional y a los instrumentos existentes. Por ello, es importante que nuevas metodologías sean diseñadas, incorporando criterios de tamaño, de forma, de área de superficie, de área de actividad y de estructura, y nuevos instrumentos construidos para detectar y monitorear.

 

El problema que se presenta es la poca importancia que se le da a la investigación de riesgo. Para el año fiscal 2006, Estados Unidos sólo dedicó 3,7 por ciento de su presupuesto federal de la National Nanotechnology Initiative a investigar sobre seguridad y salud en los trabajadores; y otro 4 por ciento para las repercusiones éticas, legales y sociales de las nanotecnologías (NanoWerk, 2006). Si a esto le agregamos que la venta de productos con nanopartículas está creciendo exponencialmente, y que, por tanto, también lo hará la cantidad de trabajadores que se incorporen a procesos que produzcan o utilicen nanopartículas y nanodispositivos, resulta clara la urgencia de medidas preventivas.

 

Más grave aún resulta el hecho de que, aunque los presupuestos destinados a las investigaciones de riesgo son insignificantes frente al reto que significa disponer de nuevos y desconocidos elementos de manera creciente, ya se han realizado algunos estudios de laboratorio con animales, comprobando varios peligros para la salud. Se sabe que algunas nanopartículas pueden penetrar barreras naturales del organismo, como la sangre del cerebro, la placenta, pueden penetrar la piel y viajar por el cuerpo, alojarse en los pulmones, pueden perjudicar el ADN, etc.

 

La organización ambientalista Friends of the Earth - Australia lanzó un documento en 2006 advirtiendo sobre los riesgos en los cosméticos que utilizaban nanocomponentes (Miller, 2006), y, en 2007, otro específicamente dedicado a la potencial toxicidad de la plata utilizada en nanoescala, uno de los productos más usados como bactericida en la línea blanca (refrigeradores, lavarropas) y en los envases de alimentos (Senjen, 2007). Tanto las soluciones de plata como el dióxido de titanio o el de silicio escapan a muchas reglamentaciones. En Estados Unidos, por ejemplo, la Food and Drug Administration utiliza el criterio de masa para indicar su potencial toxicidad, pero en la nanoescala esto no es suficiente (Senjen, 2007, ETC Group, 2004).

 

6.  Solicitar a la Organización Internacional del Trabajo (OIT) un estudio urgente de los posibles impactos de la nanotecnología en las condiciones de trabajo y empleo en la agricultura y en la industria de la alimentación. Finalizado el estudio deberá convocarse lo más rápido posible, una Conferencia Tripartita sobre el tema.

 

No cabe duda de que una revolución tecnológica que cree nuevos materiales y revitalice con nuevas funciones a los viejos tendrá profundas implicaciones en la división social del trabajo. Es muy probable que algunos productos y ramas de la producción sean sustituidos por otros, como ya ha ocurrido en revoluciones tecnológicas anteriores. En un documento preparado para el South Center, el Grupo ETC (ETC Group, 2005b) analiza los potenciales impactos de las NT en los mercados, particularmente aquellos que afectan a los países en desarrollo. Estudiando el caso del mercado del caucho, el platino y el cobre, el documento muestra que hay procedimientos nanotecnológicos que pueden mejorar la durabilidad de las llantas de autos, que es el principal mercado para el caucho, y que puede reducir significativamente la demanda mundial de dicho producto. También los nanotubos de carbono pueden volverse un efectivo competidor del los cables de cobre, afectando la demanda mundial de este producto. El platino puede ser reemplazado por nanotecnología en su función de catalizador en convertidores y baterías. Estos son algunos ejemplos de la presión que algunos países exportadores de estas materias primas podrían enfrentar cuando comiencen a sentir la sustitución por productos de la nanotecnología. El grupo ETC estima que las fibras textiles, como el algodón o el yute, pueden ser de las primeras en encontrar sustitutos nanotecnológicos. Con ello, miles o millones de productores rurales y trabajadores agrícolas asalariados se verán afectados, muchos viéndose arrojados a la ruina económica y la pauperización.

 

Otro impacto importante provendrá de la compactación de varias actividades en una sola, motivado por los nuevos productos de la nanotecnología, como es el caso de los envases inteligentes a que hicimos referencia anteriormente. La reducción de funciones lleva a la convergencia de varias ramas hoy diferentes en una sola. Está próxima la fusión de la industria de los cosméticos y la alimentación. Estos cambios, además de las consecuencias económicas, tendrán profundas consecuencias políticas. ¿La unificación económica de cosméticos y alimentos llevará a la unificación sindical de sus trabajadores?

 

Sectores más calificados también sufrirán impactos devastadores. Una de las ramas más dinámicas de la nanotecnología médica es la del diagnóstico. Laboratorios dentro de chips adheridos al cuerpo o viajando por dentro de él, como si fuesen virus, podrán analizar decenas de biomarcadores en segundos y enviar sus señales a sistemas informáticos externos. Los laboratoristas y enfermeros e inclusive una parte importante de las funciones médicas serán automatizadas, abaratando la fuerza de trabajo calificada y convirtiéndola en obsoleta en esas ramas.

 

Conclusiones

 

La NT es una revolución tecnológica en curso. Dado el carácter globalizado de la economía, los efectos se manifestarán en todo el mundo simultáneamente. Debido a su carácter altamente disruptivo, ya que implican el otorgar a los materiales nuevas funciones y crear nuevos materiales, es probable que esta revolución se imponga mucho más rápidamente que las anteriores. Además, por su esencia dúctil, en el sentido de que las NT pueden aplicarse a prácticamente todas las ramas de la actividad económica, es previsible que se impongan horizontalmente en los diversos sectores de la economía.

 

Lo anterior no sería un problema si el curso de los acontecimientos estuviese comandado por una actitud precautoria y planificada. Sin embargo, el crecimiento está siendo exponencial en lo que toca a la creación de nuevos productos con nanocomponentes o nanodispositivos y a su inCompañía al mercado, pero en lo que respecta a investigaciones y medidas precautorias de riesgo, la dinámica es muy lenta y restringida. Además, los gobiernos poco están haciendo por investigar los potenciales impactos en sus economías y cómo compensar el desempleo de trabajadores cuando sus actividades se vuelvan obsoletas o las ramas donde trabajen desaparezcan. Tampoco hay mucha preocupación con la calificación de la población y de los trabajadores frente a las demandas que va a imponer la nueva revolución tecnológica. La conclusión general que muestran estas tendencias es clara: el ritmo de desarrollo de las nanotecnologías, las áreas en que se está investigando y produciendo, los países y regiones donde se está impulsando y los financiamientos que se están otorgando están comandados por los negocios, por las grandes compañías que ya detentan la mayoría de las patentes y concentran el grueso de la investigación.

 

Mientras que para el gran capital ésta es un inmenso mundo nuevo para generar ganancias, para la población civil y los trabajadores hay mucha incertidumbre y falta de información transparente. Lo único evidente es que si los trabajadores organizados no presionan para enderezar el curso de este proceso, tanto ellos como el resto de la población civil sufrirá todas las posibles consecuencias negativas, resultados imprevistos y errores científicos. Es de gran importancia que organizaciones de trabajadores, como lo ha hecho la UITA, reclamen a los organismos internacionales asumir las tareas de evaluación de riesgos, de planificación de actividades compensatorias de los impactos económicos y sociales y de reglamentación internacional del proceso de desarrollo de las nanotecnologías.

 

Guillermo Foladori y Noela Invernizzi

Red Latinoamericana de Nanotecnología y Sociedad (ReLANS*)

© ReLANS

© Rel-UITA

28 de mayo de 2007

 

* ReLANS: www.estudiosdeldesarrollo.net/relans

 

1 Lux Research señala que del total de productos con nanocomponentes que estará en el mercado en el 2014, 25 por ciento implicará riesgos reales al momento de la fabricación; 7 por ciento implicará riesgos reales para el usuario de los productos; y 14 por ciento estará expuesto a riesgos derivados de la caducidad de los productos con nanocomponentes; pero, advierte que 40 por ciento estarán expuestos a riesgos percibidos (Lux Research, 2005).

 

 

Referencias

 

Barrañón, Armando (2007). Penetración incipiente de mercados globales por las nanotecnologías pasivas. Ponencia presentada a la Octava Convención Anual de la Media Ecology Association. Ciudad de México, Junio 6-10, 2007.

BusinessWeek (2005). Nano, Nano, On the Wall…. L'Oréal and others are betting big on products with microparticles BusinessWeek, December 12. http://www.businessweek.com/magazine/content/05_50/b3963100.htm Consultado mayo 12, 2007.

Carlstrom, Paul. (2005). Nanotech material toxicity debated. More oversight being urged by environmentalists. The Chronicle. September 12. http://www.sfgate.com/cgibin/

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