27.03.02

En 1970 había 77.163 explotaciones en el país, mientras que en el 2000 son 57.131. Una de cada cuatro ha desaparecido.

A su vez, el tamaño de las explotaciones ha aumentado en un tercio, de 214 a 287 hectáreas, ahora la superficie por explotación es un 30% mayor.

Cada vez producimos más pero utilizando menos mano de obra, en la última década la cantidad de trabajadores totales empleados en el agro ha disminuido un 13%, y la cantidad de asalariados rurales ha disminuido en un 22%. Ha habido una destrucción creciente de la agricultura familiar, acompañada de un proceso de precarización del trabajo (2).

Evolución de la Población Agrícola y Trabajadores Agrícolas Permanentes, en miles

 La tendencia general de disminución de población agrícola se ve acompañada de una disminución en el número de explotaciones y de un aumento en su tamaño, es decir de la concentración de la tierra, y expulsión de mano de obra y población del campo.

Esto subraya el proceso de centralización y urbanización de la población que presenta Uruguay, cuya población total es de 3.163.763 habitantes, de los cuales viven en el área urbana 2.872.077, y en el área rural apenas 291.686 (3). 

En este sentido el informe de Desarrollo Humano (4) advierte que "el tema del territorio y el espacio ha estado ausente por mucho tiempo de las políticas sociales." Y plantea que "para combatir la pobreza la marginalidad, la potencial fractura de los sectores medios y el auto exilio de las clases altas debemos pensar en forma urgente en políticas de ordenamiento territorial..."

Se hace impostergable repensar juntos el territorio y las actividades que en él se alojan y distribuyen. Especialmente la agropecuaria y el área rural, dejando de verlas como aquello marginal a lo urbano y enfocando sus potencialidades como generadoras de productos y empleo, pero también como lugar de residencia con potencialidad para mejorar la calidad de vida. La agricultura familiar ofrece no solamente empleo productivo sino también la posibilidad de asegurar la satisfacción de las necesidades básicas para familias rurales, principalmente la alimentación. Las gremiales de productores familiares han señalado la necesidad de políticas diferenciadas orientadas a la producción familiar, políticas de recapacitación para asalariados rurales y de generación de empleo en áreas rurales.

Sólo así podrá darse una respuesta adecuada al creciente proceso de marginalización y exclusión que sufre nuestro país, dónde el campo está vacío y la ciudad, especialmente el área metropolitana, crece en asentamientos irregulares y se vacía en el centro agudizando la desigualdad social y la degradación ambiental con el consiguiente deterioro de la calidad de vida.

Los asentamientos irregulares son actualmente 412, y alojan 151.541 personas. Montevideo concentra 80 % de ellos, que abarcan al 8% de su población, y crecen aceleradamente , desde 1984 hasta hoy se han multiplicado por 12 (6).

Evolución de la población que vive en asentamientos en el departamento de Montevideo, en miles de personas.

Dar respuestas a esta realidad implica optar por un desarrollo productivo incluyente, con justicia social, que preserve el patrimonio nacional, y aproveche el territorio y los recursos humanos frenando la "depredación de los trabajadores" (5).

Autora:

 Ing. Agr. Patricia Acosta Cassinelli

© Rel-UITA

Referencias:

(1)  Censos Generales Agropecuarios realizados por el Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca.

(2)  Piñeiro D. Conferencia Paraninfo Universidad, 19/12/2000.

(3)  Instituto Nacional de Estadísticas Censo de Población y Vivienda 1996.

(4)  Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Uruguay. Informe de Desarrollo humano. Montevideo, 2000.

(5)  Marcelo Abdala Plenario Intersindical de Trabajadores. Acto: "Por el trabajo y la producción nacional, porque otro Uruguay es posible" convocado por empresarios y trabajadores. Paraninfo de la Universidad, Montevideo 27 de marzo 2002.

(6)  Instituto Nacional de Estadística- Intendencia Municipal de Montevideo. 2002.

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