Javier Diez Canseco, Prestigioso congresista peruano, el único de origen izquierdista que resultó electo en las últimas elecciones. Fue particularmente perseguido por la dictadura de Fujimori, y su actitud frontal y valiente, así como su crítica incisiva cuando muchos callaban le granjearon el respeto de todos sus compatriotas. En el curso de una entrevista más larga aportó su enfoque sobre la agricultura de su país. |
- ¿Cuál es en su opinión la situación actual del agro peruano?
- El Perú es un país esencialmente agrario, andino. La costa es en realidad la falda de Los Andes hacia el mar, y la amazonía es la otra falda de Los Andes. La Cordillera es el eje del Perú, y a ella tiene el destino atado. Los Andes representan una cultura milenaria, extraordinaria, que tuvo su principal capacidad en domesticar la tierra, el agua y la piedra. En ese terreno, la conquista española fue atroz para el Perú. Perdimos millones de hectáreas de cultivo al perder andenes, y convertir al campesino en minero semiesclavo y al abandonar la sabiduría que nuestro pueblo tenía en este aspecto. Creo que el agro es parte esencial del futuro en la creación de empleo, porque es el área donde se puede generar más empleo y más barato. Nuestro potencial es enorme, porque tenemos 83 de los 102 distintos tipos de pisos ecológicos que existen en todo el mundo, lo que significa que si no tenemos calidad, podemos ofrecer diversidad de muy buena calidad. La biodiversidad será una herramienta central para el futuro del Perú.
La amazonía, las raíces, la medicina natural debe ser otro punto de esfuerzo.
El drama del Perú es que las aguas de la Cordillera corren hacia la vertiente del Atlántico y no hacia el Pacífico. Esto implica una gran obra en materia hidráulica para recuperar zonas de costa para la agricultura. Hay valles cuyos suelos son riquísimos. Pero el Estado siempre le ha dado la espalda a la agricultura en todos los sentidos, porque no ha generado políticas integrales, de planificación, concertadas, de crédito, de desarrollo técnico, de integración del campesino y del agricultor a la sociedad. No se vincula a la educación con el agro, y carecemos de protección para algo que es vital: la seguridad alimentaria. El agro peruano está pasando una crisis tremenda. Los productores están endeudados, embargados, y de eso no se sale sin políticas de crédito y agrarias sistemáticas en un contexto descentralizado y respetuoso de la pluralidad. Arguedas decía que el Perú es el país de todas las sangres, y es cierto. Tenemos más de 30 etnias en la amazonía, Los Andes están poblados por quechuas y aymaras, quechuas que a su vez hablan dialectos bastantes diferenciables según las zonas, y por corrientes étnicas como los moches, en fin, por gente de decenas de diversos orígenes. Esa pluralidad es un enorme potencial. En este aspecto el agro tiene que jugar un papel esencial, tiene que combinarse con este carácter pluriétnico y descentralista, así como con la agroindustria: hay que transformar antes de transportar, hay que agregarle valor al producto y generar fuentes de empleo. Porque el Perú tiene esta monstruosidad que es Lima, que es casi el 29% del país en una sola ciudad, y eso es producto de la falta de desarrollo descentralizado y rural que es una tarea central a llevar adelante.
Autor:
Carlos Amorín
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