PARAGUAY

Los dueños del cártel del algodón 

 

LADRONES y SEÑORES

 

CAUSA DE LA EXTREMA POBREZA CAMPESINA y DEL DESASTRE ECONOMICO DEL PARAGUAY

Capítulo I   

Un encuentro con el “maestro”  

Hace varios años mantuve una conversación con un campesino, que ahora que la rememoro, la considero una "clase magistral". Desde aquel diálogo, mi perspectiva de la realidad y del entorno social, económico y político del Paraguay, mi país, cambió. La frialdad y la indiferencia ante los dramas humanos quedarían atrás. Conocer desde adentro la vejación de la que eran víctimas cientos de miles de familias de pequeños productores de algodón, fue realmente estremecedor. Han sido estafados tantas veces, tantas décadas, que daba la impresión que se acumularon siglos de opresión a sus espaldas. Generaciones enteras de paraguayos que nacieron y crecieron conviviendo con el atropello a la dignidad  como un hecho normal, gente que de tanto soportar a pie firme las adversidades, al final cedió terreno a la injusticia,  simplemente porque esa concesión era el precio que debían pagar para seguir sobreviviendo.

Capítulo II

El día que cayó la careta de los abusadores

En aquella calurosa noche del jueves 19 de diciembre de 1996, jamás se hubieran imaginado los poderosos empresarios algodoneros que saltarían de sus asientos, tras recibir una descarga de vergüenza y el descaro. Como en una parodia de la película Corleone, cada uno iba llegando a bordo de sus lujosos vehículos último modelo, con la más fina ropa que tenían para la cena de fin de año de la Cámara Algodonera del Paraguay (CADELPA). Aquella noche de improviso el aire acondicionado del salón se calentó con las graves acusaciones del entonces Presidente de la República, Juan Carlos Wasmosy. Wasmosy acababa de cuestionar duramente a los influyentes empresarios algodoneros nucleados en la CADELPA, al calificar de criminal la venta de semillas de algodón con sólo 30 ó 40 por ciento de capacidad germinativa, por el solo hecho de ganar unos pesos.

 

Capítulo III

La terrible estafa con el “oro blanco”  

Había llegado la oportunidad. A comienzos de 1998, siendo Jefe del Departamento de Investigaciones Periodísticas del diario  "NOTICIAS", surgió la propuesta para investigar todo el proceso de comercialización del algodón en Paraguay. Lo que había dicho mi “maestro” podría ser verificado y publicado finalmente. Un “equipo de campo”, integrado por gente del diario Noticias y técnicos, hizo “entregas encubiertas” de algodón  a las desmotadoras y documentó paso a paso lo que denominamos la “cadena de la expoliación”, que comienza en el acopio y termina en la boca de las desmotadoras asociadas a CADELPA.

De acuerdo con las estadísticas, aproximadamente 160 mil familias están involucradas directamente con la producción minifundiaria, que indirectamente incluye a "braceros"  (recolectores de algodón), comerciantes y transportistas, que entran en la cadena de la comercialización e industrialización del algodón. Según algunos expertos, si se considera un promedio de cinco miembros por cada familia, se podría alcanzar aproximadamente 1.000.000 de personas ligadas a la cadena de producción del textil. Lógicamente, esta cifra puede variar, pero brinda una acabada idea de la importancia del rubro agrícola. La “entrega encubierta” de cargamentos de algodón se hicieron en tres desmotadoras asociadas a CADELPA.

 

Capítulo IV

La materialización del sabotaje al Plan de Reactivación

 

Corría el mes de mayo de 1998. Más rápido de lo esperado, la presunción inicial había tomado cuerpo, la trama se materializaba y descubría sus elementos. ¿Qué es lo que había ocurrido?. Un total sabotaje de CADELPA al Plan de Reactivación del Cultivo del Algodón, evadiendo el cumplimiento del sistema Coral fue denunciado por el entonces presidente del Banco Nacional de Fomento, doctor Víctor Chamorro Abadie. Esto es lo que había ocurrido.

En las “entregas encubiertas” se demostró que en los centros de acopio se recepcionaba el algodón sin el Coral. De esto también tenía evidencia Chamorro Abadie, quien afirmó que tanto los acopiadores ligados a las desmotadoras asociadas a CADELPA sabían perfectamente qué es lo que estaban haciendo al recibir el algodón sin el Coral (Certificado de Origen del Algodón).

Para dimensionar los intereses y las influencias en juego, es conveniente conocer qué es lo que pensaba la máxima autoridad del Banco Nacional de Fomento (BNF), en ese momento, en circunstancias en que literalmente estaba en juego su “cabeza”. El problema tenía magnitudes insospechadas. ¿Qué se venía para los intereses del BNF y en qué forma afectaría su futuro como institución? Chamorro Abadie tenía clara la película. El presidente del BNF reveló que de esta forma se perjudicaba enormemente la recuperación de los créditos destinados a los pequeños productores y consecuentemente a las entidades crediticias que se jugaron por los agricultores campesinos.

En esta etapa aparecen elementos que brindan una idea aproximada sobre los intereses en juego. Sobre la base de las afirmaciones de Chamorro Abadie, se puede interpretar que el negocio algodonero moviliza hasta influencias políticas. Por ejemplo, que las trabas al Plan de Reactivación del Cultivo del Algodón ya se estructuraron en el Parlamento, donde no aprobaron una propuesta de financiación externa.

Aún con las dificultades con las que tropezó, el Plan logró un verdadero éxito en el manejo del cultivo, pero la comercialización en las desmotadoras fue el flanco que no pudo ser cubierto. No es casualidad. Las desmotadoras aparecen en el momento final para sacar siempre la mayor tajada posible.

   

Capítulo V

La estrategia apuntó al corazón del BNF  

Lo que está bien para muchos, no necesariamente lo esté para otros. La premisa sirve para el Plan de Reactivación del Cultivo del Algodón, que aún siendo estructurado con la mejor intención, no respondía a los intereses de un poderoso grupo económico, sino que trataba de establecer mecanismos diferentes en el manejo del cultivo en beneficio de los pequeños productores.

Lo que CADELPA había apoyado en realidad no era lo más conveniente para las grandes desmotadoras. La razón es simple: perdieron el dominio absoluto. Con la implementación de este plan, lo primero que ha quedado claro es que CADELPA había perdido el control sobre el "negocio" algodonero y sus acopiadores estaban quedando fuera. 

En contrapartida, la nueva realidad que se había trazado se avizoraba esperanzadora para los agricultores. A partir de la puesta en marcha del Plan de Reactivación y el sistema Coral por parte del Gobierno, los pequeños productores gozarían de libertad para comercializar el textil donde quieran. No con el acopiador, que les “exprimía” cada año. El control exclusivo de CADELPA desaparecía. No sería como antes.

Entonces, ¿dónde estaba la clave? En la campaña 1997/98, por primera vez el Banco Nacional de Fomento canalizó créditos directamente a los pequeños productores, a sola firma y nada más que con la garantía de la cosecha. El efecto era letal. En los hechos significaba que desaparecía la expoliadora intermediación de los acopiadores de las grandes desmotadoras. En consecuencia, CADELPA ya no tendría las riendas del control abusivo que mantuvieron por varias décadas.

Las piezas se movieron sobre el tablero. El BNF había sido el factor determinante para la financiación. Es lógico que la institución debía recuperar los créditos para que el plan pudiera continuar en las próximas campañas.

   

Capítulo VI

Hasta dónde llega la influencia del oligopolio  

 

En Paraguay, en la actualidad el algodón sigue siendo el rubro de producción de mayor impacto social, en un buen año, regular o pésimo. Más aún cuando, una buena cosecha puede garantizar una abundante inyección de divisas a la economía, con un increíble efecto multiplicador. Entonces, es lógico que concentre la máxima atención de políticos y el Gobierno. Pero, estamos en el “país del revés”. De otra forma no se puede explicar la situación por demás peculiar que se produjo con el Plan de Reactivación del Cultivo del Algodón. En el Parlamento fue rechazado dos veces. ¿Cuáles fueron las razones? ¿Existieron ocultas presiones? ¿Hubo intereses políticos mezquinos? Estas interrogantes trata de dilucidar el senador del Partido Liberal Radical Auténtico, Armando Espínola, quien integró la Comisión que dictaminó sobre el proyecto en la Cámara Alta. La pregunta que surge entonces es hasta dónde llega la influencia del oligopolio. El senador Espínola reveló que por razones políticas se trabó la iniciativa y así se castigó a los campesinos, aun cuando el plan estaba técnicamente bien. Coincidió en que el algodón es el rubro más importante para nuestro país, porque “el Paraguay está bien cuando el algodón está bien”. Espínola explicó que algodón genera ingresos “en cascada”, es decir, que alcanza a todos los eslabones de la cadena productiva. En relación a la intervención de CADELPA manipulando la etapa de comercialización del algodón, el senador Espínola sostuvo que es una organización tipo "Cártel", un oligopolio, que como tal no debería existir.

   

Capítulo VII

El populismo político asestó una puñalada al sistema Coral 

 

Hasta el populismo político dio puñaladas mortales al Plan de Reactivación del Cultivo del Algodón. ¿Qué hay detrás del sabotaje al sistema Coral? ¿Cuáles son las causas de la escasa recuperación de los créditos? Estas son interrogantes que tuvieron alguna explicación solamente después de la denuncia de un ejecutivo del Banco Nacional de Fomento, la institución que destinó 58 mil millones de guaraníes para la financiación de la campaña algodonera. El doctor Ramón Rodríguez, gerente de la sucursal del BNF en Santa Rosa, Misiones, reveló que el sabotaje al sistema Coral en la región fue, además del sabotaje de las desmotadoras, consecuencia de la campaña de la dupla presidencial de la Alianza opositora Partido Liberal Radical Auténtico-Partido, Encuentro Nacional. En principio, simplemente esta afirmación parecía inverosímil, probablemente sin fundamento, pero para demostrar la veracidad de sus afirmaciones, Rodríguez exhibió las evidencias, que eran afiches políticos en los que la dupla de la Alianza promete en forma populista a los pequeños productores: “Plan Coral, nunca más”. Según sostuvo Rodríguez lo más grave del asunto no solamente es el evidente “compromiso” de eliminar un plan oficial, sino la segunda “promesa” que también aparece en el afiche: “Cancelación de la deuda de los campesinos”. La acción se podría interpretar como un ofrecimiento de condonación de los créditos a los agricultores, hecho que perjudicaría la recuperación de los recursos del Banco Nacional de Fomento. La consecuencia inmediata de la demagogia proselitista no se hizo esperar, porque fue considerada como una de las causas del bajo índice de recuperación de los créditos en la zona de Misiones.

   

Capítulo VIII

El “talón de Aquiles” en la fase de comercialización 

 

¿Qué estuvo mal en el Plan de Reactivación del Cultivo del Algodón? Esta es una de las interrogantes que intenta clarificar la ingeniera agrónoma Graciela Gómez, directora de la Oficina de Fiscalización de Algodón y Tabaco (OFAT). La especialista sostuvo que el único punto flojo del plan fue la etapa de comercialización, precisamente donde entran a tallar poderosamente los intereses de CADELPA a través de sus desmotadoras asociadas; incluso, fue más allá al afirmar que: “No tuvimos la colaboración de ellos (de CADELPA)” . De esta forma respondió a la postura de directivos de CADELPA, quienes calificaron la implementación del sistema Coral como un total fracaso.

La irregularidad comprobada del incumplimiento del Coral resultó muy perjudicial. La ingeniera Gómez sostuvo que si se hubiera tenido la cooperación de las desmotadoras, el plan sencillamente habría terminado en un éxito completo y rotundo. De todas formas, considera que se tuvo un rédito notable en la campaña 1997/98, porque no solamente se aumentó el área de siembra sino que también se incrementó el promedio de producción por hectárea, y que por primera vez ocurrió la disminución de las fumigaciones de hasta 11 veces, a 1 y 2 veces  y en muchos casos a ninguna. En relación a este punto, la experta del Ministerio de Agricultura sostuvo que no solamente se protegió la salud del productor campesino al evitar el contacto permanente con productos altamente tóxicos, como los insecticidas, sino que también se colaboró con la ecología al disminuir la contaminación con agroquímicos peligrosos y se aumentó la rentabilidad del cultivo por hectárea.

En la campaña 1997/98, se evitó por primera vez  la resiembra mediante la utilización de semillas de alto poder germinativo y vigor.  El Plan de Reactivación implementó las medidas de control necesarias para que el Ministerio de Agricultura comprara semilla de calidad para la siembra. La ingeniera Gómez manifestó, que de esta forma se disminuyó el costo de producción para los agricultores. Pero, la nota lamentable se registró en la etapa de comercialización.

   

Capítulo IX

El testimonio de las víctimas confirma alevoso robo 

 

En la mayoría de los crímenes resulta imposible acceder al testimonio de las víctimas. A veces, es demasiado tarde. Pero, en este caso, sí se puede. Ellos sobreviven (es así “sobreviven”) y pueden contarnos la historia. En toda investigación es vital conocer el testimonio de los perjudicados, para saber qué y cómo sucedió. ¿Qué dicen los pequeños productores de algodón? ¿Es cierto que son víctimas de robo en las desmotadoras? ¿Tienen alguna defensa frente al abuso institucionalizado? Como un cofre que se abre después de siglos, con las mismas ansias del esclavo que rompe las cadenas y por primera vez respira aires de libertad, una respuesta sintetiza a todas: “Por fin se descubrió la verdad”, es lo que dijo Rafael Gómez, Vicepresidente de la Asociación de Productores de Caaguazú (Apca). Gómez, no solamente confirmó el despojo que sufren cientos de miles de campesinos en el momento de comercializar el textil en las desmotadoras, sino que reveló entretelones desconocidos de la metodología de lo que ellos ya llaman el “Cártel del Algodón”. Estas entrevistas se realizaron en marzo de 1998.

Eleuterio León Iriarte, presidente de la Cooperativa de Productores de San Pedro, relató las innumerables trabas que soportaron por parte de las desmotadoras asociadas a CADELPA en la lucha por mayores beneficios para los pequeños productores, hasta finalmente caer nuevamente bajo los caprichos de los acopiadores. “No tenemos defensa alguna y solamente ahora los campesinos estamos teniendo protagonismo para contar lo que ha venido ocurriendo”.

Los dos dirigentes campesinos ratificaron en todos sus términos los resultados de la investigación periodística. Gómez afirmó que por años se encubrió uno de los principales factores de la dramática pobreza campesina. “Esta es la verdad que se tapó por muchos años, por fin todo el país conoce la causa del empobrecimiento y el estancamiento de los pequeños productores”.

Una investigación de la Secretaría Técnica de Planificación, señala que el canal utilizado por cada productor, está directamente ligado a su capacidad financiera y a la fuente de financiamiento que utiliza. Si el productor recibe financiación indirecta por medio de la provisión de insumos y alimentos para el consumo familiar de parte del acopiador-almacenero, está obligado a comercializar su algodón con este proveedor y por tanto no tiene ninguna oportunidad de buscar mejor precio por los insumos que recibe ni por el algodón que produce en otros acopiadores. Si la dependencia es parcial, entrega parte de su cosecha para cubrir su deuda y puede, si se organiza con otros productores, ofrecer la otra parte a otro acopiador.

   

Capítulo X

El monopolio y el dramático empobrecimiento campesino

 

En los últimos años, la acelerada pauperización de la economía campesina ha llevado a las familias rurales a niveles que son compatibles con la miseria; es decir, por debajo de la pobreza absoluta. En este cuadro, uno de los factores del dramático escenario es la situación de los pequeños productores de algodón. Para comenzar a analizar esta problemática, se debe echar una mirada hacia el fondo de la cuestión. ¿Existe un monopolio en la comercialización del algodón? ¿Cómo afecta este sistema a los pequeños productores? El economista Luis Campos nos responde a estas interrogantes. “La existencia de hecho de un monopolio controlado por la Cámara Algodonera del Paraguay (CADELPA) conspira notablemente contra los intereses del pequeño productor campesino”, según el doctor Campos, ex candidato presidencial del Partido Revolucionario Febrerista (PRF), en las Elecciones de 1998. Campos sostuvo que pese al excelente rendimiento de la cosecha en la campaña algodonera de 1997/98, los problemas aparecieron en la fase de comercialización en la cual influyen directamente las desmotadoras asociadas a CADELPA. Advirtió que en realidad CADELPA está actuando con una grave falta de inteligencia porque lo que hace es matar a la “gallina de los huevos de oro”, considerando que con los abusos desestimulan al pequeño productor. Pero, lo más grave es el declive del nivel de vida de los pequeños agricultores, el empobrecimiento sostenido de los campesinos y la falta de mecanismos que protejan a los mismos de los abusos.

Uno de los estudios recientes de la Dirección General de Estadísticas revela que la población se distribuye en torno a la línea de inequidad la cual muestra que una proporción pequeña de la población concentra gran parte de los ingresos acumulados. En efecto, el 40% más pobre de la población recibe el 10% de los ingresos generados en el país. En tanto, en el extremo superior el 10% más rico de la población recibe el 40% del total de los ingresos generados, constatando la perniciosa inequidad existente en la distribución de los ingresos producidos en la sociedad. De alguna forma, esto es lo que ocurre con el caso del algodón, bajo el control de CADELPA, según el doctor Campos. “Existe un grupo reducido de empresas bien organizadas y estructuradas que pueden imponer un precio mínimo del algodón en el momento de la comercialización, cuando llega el acopio del producto. Es aquí en esta fase que todavía faltan esfuerzos adecuados para desactivar eso y hacer que el productor tenga mayor poder de negociación con las distintas desmotadoras que existen en el país”.

   

Capítulo XI

Las grandes “fortunas blancas”

 

Para encontrar pistas echemos una mirada a los extremos del negocio algodonero. No es necesario remover todas las piedras para hacer una rápida evaluación, a través de la cual se encontrará encontrar realidades absolutamente enfrentadas. En el límite de abajo, los pequeños productores cada vez más empobrecidos y endeudados hasta la coronilla, miles perdieron hasta sus tierras. En el extremo opuesto, los grandes empresarios algodoneros, con una influencia económica extraordinaria y con sólidas vinculaciones políticas.

Al contrario de la depresión que ha experimentado este renglón agrícola en los últimos años y las consecuencias nefastas para la economía de los pequeños productores, se han consolidado “grandes fortunas blancas” a lo largo de varias décadas.

Este es el cuadro. Y este es el desafío. ¿Cómo enfrentarán los políticos la problemática del empobrecimiento de los pequeños productores algodoneros? ¿Qué piensan hacer para eliminar los abusos en la etapa de comercialización en las desmotadoras? Estos desafíos planteamos al senador del Partido Liberal Radical Auténtico, doctor Francisco José De Vargas. Acostumbrado a enfrentar los problemas, De Vargas sostuvo que los grandes acopiadores, propietarios de desmotadoras, se enriquecen cada día más a costa de la pobreza de los agricultores, en lo que denominó como la “ecuación diabólica”.

 

Capítulo XII

Caballero Vargas cuenta su verdad:
 “Me importa un pito mi imagen”
El estéril intento de justificar la pobreza campesina

 

En honor a la equidad, resulta esencial escuchar a la otra parte. ¿Qué dice un propietario de desmotadora?. ¿Cuál es la postura del Grupo Las Palmas? Son preguntas que nos hicimos y que merecían respuesta, por respeto a este trabajo de investigación. No podíamos dejar de escuchar “la verdad” o mejor la defensa de los grandes empresarios algodoneros. No podíamos caer en el mismo error que justamente condenamos: dejar sin posibilidad de defenderse a nadie. Con estricta justicia, los empresarios merecían la oportunidad de poder justificar lo que correspondía, desde sus puntos de vista. Eso es lo que vamos a hacer aquí.

Precisamente, el empresario Guillermo Caballero Vargas accedió a contar su verdad en una entrevista con el periodista Humberto Rubín, a través de Radio Ñandutí. Nosotros lo habíamos buscado para lo mismo, pero no accedió. Por eso, consideramos extraordinariamente importante la entrevista con Rubín.

Caballero Vargas simplemente consideró injustas las acusaciones contra las empresas algodoneras del Grupo Las Palmas, y afirmó que la investigación periodística apunta a destruirlo políticamente, porque no fue suficiente la derrota de Domingo Laíno y Carlos Filizzola. Con relación a la comercialización del algodón en las desmotadoras, Caballero Vargas sostuvo que en el Paraguay no existe oligopolio alguno y que en todo caso la Cámara Algodonera del Paraguay (CADELPA), es un oligopolio “sui genéris”, porque las empresas algodoneras van a la quiebra antes que enriquecer a sus propietarios.

Con un inconcebible desprecio por la verdad, el empresario algodonero manifestó sencillamente que puede ofrecer como prueba sus antecedentes personales, su prestigio y su credibilidad, al punto que la banca nacional e internacional puede otorgarle líneas de crédito de hasta 100 millones de dólares a sola firma y sin garantía real. Sólo que Caballero Vargas durante toda la entrevista con Rubín, navegó en un mar de contradicciones. En la entrevista, en ciertos pasajes perdió la compostura y se puso muy nervioso. “Se está haciendo con esto un enorme daño al país, el que a mí me caigan y destruyan mi imagen me importa poco a esta altura, y te digo con toda honestidad, me importa un pito para hablar rápido y bien”, dijo.

 

Capítulo XIII

La “rosca” algodonera en acción

 

Ahora, veremos la efectividad de la “rosca” algodonera en acción. Ante el menor riesgo de filtración del control en las zonas determinadas y dominadas por los acopiadores de las desmotadoras. En condiciones de severas restricciones se desarrolla anualmente la comercialización del producto.

¿Cómo los pequeños productores algodoneros pueden obtener los mejores precios por su algodón?. Hallar una respuesta positiva a este desafío parece imposible con el sistema actual. ¿Se les facilitan condiciones de comercializar conjuntamente el textil en las desmotadoras? Lo que ha ocurrido con la Cooperativa “Dos de Oro” de Capiíbary, departamento de San Pedro, se constituye en las respuestas a estas interrogantes, en el campo de los hechos concretos. Según relató Eleuterio León Iriarte, presidente de la mencionada cooperativa, la “rosca” de los acopiadores de las desmotadoras asociadas a CADELPA impidió que se pudiera vender en conjunto el algodón con la finalidad de obtener más ingresos para sus asociados.

León Iriarte afirmó que se encontró con infinidad de trabas e inconvenientes en el momento de la entrega del producto en el centro de acopio, donde además los productores sufrieron pérdidas económicas como consecuencia de la baja clasificación del algodón. Manifestó que pese a la excelente calidad del textil que produjeron los asociados de la cooperativa, en la desmotadora invariablemente se recepcionaba el algodón como el de peor tipificación, además, la reducción del pesaje con el argumento de la supuesta humedad. Muchos productores están convencidos que no se consigue mejor precio llevando su algodón a las desmotadoras, incluso algunas veces consiguen mejor precio con el acopiador. Este hecho demuestra hasta qué punto las desmotadoras protegen su sistema de acopiadores.

 

Capítulo XIV

La Iglesia condena nueva forma de esclavitud

 

De algo no quedan dudas. Los beneficios de la riqueza generada por la producción algodonera no llegan a los agricultores campesinos. Al contrario, en nuestro país tiene lugar la paradoja de la intensificación del empobrecimiento de cientos de miles de familias, aun cuando los resultados del manejo del cultivo sean óptimos como en la campaña algodonera de 1997/98. ¿Qué piensa la Iglesia del robo a los pequeños productores de algodón? ¿Cuál es la postura que asumirá la Iglesia en defensa de los más desprotegidos agricultores campesinos? Estas interrogantes fueron despejadas por monseñor Fernando Lugo, obispo de la diócesis de San Pedro, uno de los departamentos con mayor producción algodonera, y la zona más conflictiva del país. El prelado afirmó que la Iglesia defenderá a los agricultores de los abusos de las desmotadoras, y denunció el escandaloso robo a los pobres campesinos, y al mismo tiempo hizo un llamado nacional a conformar un frente común contra lo que calificó como una nueva forma de esclavitud de los más débiles. Sostuvo que mediante la investigación periodística todo el país está conociendo una de las causas de la pobreza del hombre del campo. “Hoy, a través de las publicaciones de la prensa, vamos haciendo conciencia con más claridad de que hubo obstáculos y que tenemos que decirlo abiertamente con claridad para que el país sepa que hubo un robo escandaloso y alarmante”. Monseñor Lugo manifestó que no es posible que en un país como el nuestro, donde hay ciudadanos que buscan vivir digna y honestamente, otros los despojen abierta y escandalosamente en los negociados que se han hecho con la pobreza, con la miseria y sobre todo con el trabajo honesto de la gente del campo. El obispo exhortó a las instituciones y a los verdaderos y auténticos políticos a denunciar este hecho. Advirtió que hay gente interesada en silenciar y tapar la investigación periodística. “Creo que hay gente involucrada en esto, gente importante, y creo que a los pequeños siempre se los trató de hacer callar, que su voz no tenga eco, no tenga resonancia”. Afirmó que ha llegado el momento en que la voz de los más sencillos, de los engañados, de los que han sido robados inescrupulosamente debe tener una repercusión nacional.

 

CAPITULO XV

El "agujero negro" de la mafia algodonera al BNF

 

El pez cae por su boca. Un dicho popular que desnuda de cuerpo y alma a la mafia algodonera. El que tiene mucho, quiere más y más. Insaciables. Esa es la sensación que brindan los empresarios algodoneros. Voraces como pirañas asesinas o como el maligno picudo. No basta con abusar, expoliar y empobrecer hasta la miseria a los pequeños productores algodoneros. Ahora, el objetivo es más jugoso, extremadamente apetitoso y fácil: el dinero del Banco Nacional de Fomento. En el caso que relataremos, la poderosa estructura de CADELPA lo iba a hacer posible.

No hay forma de eludir la responsabilidad. El Banco Nacional de Fomento financió la campaña algodonera de 1997/98, entregando créditos a los pequeños productores y éstos ofrecieron la prenda de su producción como garantía de los créditos. Eso está en los contratos de los préstamos a los agricultores. Los compradores, en este caso CADELPA, debían respetar los acuerdos y normas para comercializar un producto prendado.

Y, esto lo sabían claramente los empresarios algodoneros. El algodón de ese año estaba prendado al Banco Nacional de Fomento y debían tener su permiso para poder comprarlo. El permiso y el control se debía hacer mediante el sistema Coral. Desde un principio, se estableció este mecanismo. Las desmotadoras al comprar el algodón debían, recuperar el crédito otorgado a los agricultores por el BNF. No podían disponer libremente del algodón porque estaba prendado. Aún así,  lo hicieron. Y el costo fue enorme. Permítanos la licencia de comenzar por el final para entender mejor todo lo que ocurrió con el “agujero negro” que provocaron las desmotadoras al BNF.

Se ha demostrado que se roba al pequeño productor algodonero. Se descubrió la metodología del despojo. Conocimos los nombres de cada uno de los que estaban detrás del negocio. Esto lo hicimos en 1998. No hacía falta nada más. Pero, la mafia terminaría por ser desenmascarada oficialmente.

   

CAPITULO XVI

La ingeniería para el fraude de la mafia algodonera
 

No quedan dudas que se logró montar una compleja ingeniería para el fraude de la mafia algodonera. Lógicamente, que para perpetrarse este negociado se debía contar con ayuda .

desde dentro del Banco Nacional de Fomento y del Ministerio de Agricultura y Ganadería. Sin lugar a dudas, hay evidencias de que el contacto operaba en la misma estructura del BNF, realizando su trabajo con eficacia y _ hasta hoy_  con absoluta impunidad. Después de concretarse la pérdida de G 35.000 millones, la Contraloría denunció ante la Justicia a los responsables del acuerdo, entre ellos a los industriales algodoneros y a las mismas autoridades del BNF, quienes hicieron posible la literal evaporación del dinero público.

En la denuncia ante la Justicia, la acusación es terminante, con nombres y apellidos. “La promulgación de la Ley N° 1418/99, de condonación de deudas vencidas de pequeños productores, no exime de responsabilidad a los administradores y ejecutivos del BNF, por las irregularidades detectadas y por la omisión del control por el cumplimiento de las disposiciones legales, por lo que responsabilizamos personal y solidariamente a los miembros del Consejo de Administración del Banco Nacional de Fomento, así como también a todos los miembros del Comité de Préstamos de todas las sucursales del citado Banco, y a los funcionarios afectados que otorgaron y/o colaboraron en la concesión de créditos durante la campaña algodonera 1997/1998”.

Se responsabiliza a todos los miembros del Consejo de Administración del Bnf, desde el presidente Víctor María Chamorro Abadíe, y los miembros Antonio R. Arpea Chávez, Heriberto Argüello Oviedo, Carlos Raúl Noguera Ruiz, Arcido T. Aquino B., Guillermo Serratti Gautier y José Pujol, y el gerente del Departamento Agropecuario, Daniel Lezcano N.

Además se imputa a los componentes de los Comités de Préstamo de las Sucursales  del BNF. En Caaguazú al coordinador Javier Darío Andino Scavone, los miembros Milciades Roa Morán y Julio Sergio Benítez C., y el secretario Elpidio Ildefonso Ríos Gamarra. En San Estanislao al coordinador Tomás Darío Achucarro, los miembros José Antonio López y Wilfrido Agüero Rojas, y el secretario Gustavo Zorrilla Barreto. En Paraguarí al coordinador Silvino Quiñonez, los miembros Rodolfo Meza y Miguel Angel Lugo, y el secretario Asterio Aveiro. En San Lorenzo al coordinador Enrique Villanueva P., los miembros Néstor Fariña Rivoir y Domingo S. Meza, y el secretario Ramón Maldonado.

En la denuncia judicial se establece el incumplimiento del Decreto N° 21.761, por parte de los siguientes industriales algodoneros y, consecuentemente, por sus empresas desmotadoras: Textil Toro Blanco representado por Alejandro González, Manufactura Pilar representada por el Guillermo Caballero Vargas, Inagrisa representada por Eladio Nuñez, Algodonera Guaraní S.A. representada por Bertrand Gayet, Tabacos Florentín S.A. representado por Hugo Florentín, Desmotadora Alegría S.R.L. representada por Antonio Segalés,  Inalpa S.A. representada por Fernando Pfannl.

Todas estas personas y empresas estaban obligadas - según el Decreto N° 21.761 del 8 de julio de 1998 - que aprobaba el Acuerdo formalizado por el Banco Nacional de Fomento con las empresas desmotadoras, del 5 de junio de 1998. En forma clara, el acuerdo suscrito contempla la aceptación de las desmotadoras y de los empresarios algodoneros que firmaron el documento de que cada empresa o persona que exporte fibra de algodón a partir de la producción de la campaña 1998/1999 haga un aporte al BNF de G 50 por kilo de fibra, cuyo producido (¿?)será destinado exclusiva e íntegramente para que el Banco Nacional de Fomento recupere los fondos no reembolsados por los productores prestatarios de la campaña algodonera 1997/1998 por el incumplimiento del Coral por parte de los mismos industriales algodoneros, hasta un importe máximo de G 35.000.000.000 y por un plazo máximo de 10 años.

   

Capítulo XVII

El vergonzoso intento de legalización del “Cartel del Algodón”

 

Hemos visto el dominio del perverso sistema de comercialización de algodón en el Paraguay. Lo que para algunos políticos, analistas, campesinos y obispos es nada menos que el “Cartel del Algodón”. Aún asistiríamos a la demostración superlativa de la influencia política de los industriales algodoneros. Sería el vergonzoso intento de legalización del sistema.

El jueves 3 de junio de 1999, el Poder Ejecutivo presentó el anteproyecto de ley denominado oficialmente como  “de emergencia algodonera”. El mismo habla de la creación de un impuesto a las exportaciones, que aportará parte de los fondos para el programa algodonero.

Lógicamente, el gobierno y el sector privado consensuaron el anteproyecto de ley de emergencia algodonera, que se entregó al Parlamento para su estudio y consideración. El documento establece la creación del Fondo Algodonero, que tendrá por objeto financiar cada año hasta 500.000 unidades de producción para la producción algodonera, en el período 1999/2004.

El responsable de ejecución será el Ministerio de Agricultura y Ganadería, pero se responsabiliza además por el manejo de los recursos a los Ministerios de Hacienda e Industria y Comercio. El anteproyecto establece que el dinero para llevar a cabo el programa provendrá de un impuesto a ser creado por esta ley para la exportación de fibras de algodón, de los ingresos provenientes de las multas establecidas y de los recursos que se establezcan en el Presupuesto General de Gastos de la Nación.

El anteproyecto define como “unidad de producción” a la integrada por los insumos para la producción de una hectárea de algodón, entre los que se citan: semillas, trampas de feromona para picudo, tubos matapicudo y otros instrumentos opcionales para el manejo del picudo del algodonero.

   

Capítulo XVIII

Paso a paso, el descarnado sistema del despojo

 

Hasta aquí hemos abordado a profundidad las causas del empobrecimiento del pequeño productor de algodón. En este capítulo analizaremos paso a paso las cifras y los cálculos que demuestran la metodología del robo aplicada en la última etapa que enfrenta el productor de algodón: la comercialización, demostrando por qué una actividad económica como esta produjo la paradoja de causar el atraso y la miseria de las pequeñas unidades productivas y al mismo tiempo, la prosperidad y la riqueza para un selecto grupo de poderosos empresarios ligados de una manera u otra al aparato gubernamental.

Es tan dramática esta situación, que para los pequeños productores ha significado un retroceso a tiempos remotos; hasta se podría afirmar que el sistema aplicado en los últimos años ha recreado el régimen de mensúes, tal como rigiera a principios del siglo XX en los yerbales de Itapúa y Alto Paraná, donde los campesinos están “encadenados” a un régimen de intermediación de los acopiadores que, por ejemplo, llega a castigar el acceso a víveres (fideos, arroz, aceite, azúcar, yerba, carne, panificados, etc.) y otros bienes (ropas, muebles) con intereses tan elevados que orillan el 100 por ciento en 7 a 8 meses de aplicación.

Ante el perverso sistema impuesto por los “señores” empresarios dueños de las desmotadoras, el algodón perdió su capacidad de sustentar la economía familiar. Una de sus consecuencias más notables  ha sido la creciente migración de la población rural, especialmente del estrato juvenil, a las principales ciudades del país o a las naciones vecinas, destacándose como receptora de campesinos la República Argentina.

Sin embargo, en medio de este cuadro crítico, el algodón ha generado cuantiosas divisas, ha producido millones de dólares por su exportación a los distintos mercados, que cualquiera pensaría que la parte que legítimamente les pertenece debería haber quedado en manos de los pequeños productores agrícolas. Pero no ha sido así. Esa riqueza ha ido a parar a otras manos. La forma en que se distorsionó el camino y se desvió el destino de ese dinero es abordada en este capítulo, con la invalorable cooperación y asesoramiento de un equipo de técnicos especialistas en el sistema de producción y comercialización del algodón.

En este breve análisis se revelará con datos y cifras la manera en la que los grandes empresarios del algodón, dueños de las desmotadoras, han capturado para ellos la porción más grande de la “torta” de la riqueza generada por el algodón, en detrimento de miles de pequeños productores de algodón3 desde la década del 70.

Para comenzar el estudio, se debe tener en cuenta que a excepción de las desmotadoras, la fijación del precio del algodón siempre ha sido una incógnita para los otros sectores involucrados en la cadena agroindustrial algodonera (pequeños productores, Gobierno). El “secreto” ha sido tan bien guardado que el especialista Julio C. González lo calificó como “la caja negra” del algodón. “La fijación del precio del algodón es una ‘caja negra’ imposible de descifrar para la mayoría de los habitantes del Paraguay. Los misterios que encierra son más difíciles de explicar que las profecías de Nostradamus. Sus códigos son manejados únicamente por personas allegadas a las desmotadoras, a tal punto que se podría afirmar que en el país no existe un profesional capacitado en el tema (que conozca los códigos) dispuesto a defender el punto de vista de los agricultores” , afirmó el ingeniero agrónomo González.

Es para no creer, pero lo dicho por González ha sido así desde el inicio del Plan Nacional del Algodón, en la década del 70, hasta la campaña 2000/2001, momento en que en el marco de las negociaciones establecidas a raíz del “Tractorazo” de diciembre del 2000, salen a luz algunas pistas sobre la formación del precio del algodón. Hasta entonces -e inclusive hasta la fecha- la evidente negligencia y complacencia del Gobierno, ha permitido que tanto los precios como los costos sean manipulados para beneficio de los propietarios de las desmotadoras, agrupadas como gremio en la denominada Cámara Algodonera del Paraguay (CADELPA), institución que según el análisis de especialistas, obispos y políticos, ha corporizado un auténtico “oligopolio”.

 

Capítulo XIX

Cómo se forma el precio del algodón
Un breve análisis de los datos que manejan las desmotadoras

 

El examen detenido de la estructura de costos presentada por ambas instituciones se desarrolla en el Anexo I, así como una metodología para el cálculo del precio a pagar por cada kilo de algodón en rama puesto en desmotadora. Pero tan importante tema es analizado a continuación, tomando como base una publicación realizada por el entonces gerente de CADELPA, Lino Morel. Es importante establecer que los valores adoptados en el análisis corresponden a los vigentes en el mes de febrero y marzo de 2001. Después hubo sustanciales cambios, tanto en lo que se refiere a la cotización internacional del algodón como al volumen de producción de algodón en rama.

Como señalamos anteriormente, las negociaciones sobre el precio de referencia del algodón en rama puesto en desmotadora han arrojado muchas luces sobre el procedimiento para fijar la remuneración por la materia prima textil, sobre todo, se ha accedido a los parámetros utilizados por las unidades beneficiadoras asociadas a CADELPA, y se ha podido comprobar paso a paso la sobreestimación de los costos de industrialización y de exportación, utilizada por los industriales como argumento para reducir el pago a los agricultores.

Justamente, en su condición de gerente de CADELPA, Lino Morel presentó lo que él entiende como el proceso de formación del precio del algodón en un artículo publicado en el Suplemento Económico del diario ABC Color titulado “Como se forma el precio del algodón” 2, donde el mismo señala que por cada G 100 de variación respecto al dólar, el precio varía en G 40 por kilo de algodón en rama.

Asimismo, Morel afirmaba que por cada 1 centavo de variación en la cotización internacional de la fibra de algodón, el precio varía en 25 guaraníes por kilo de algodón en rama.

Considerando los parámetros que utiliza Morel en sus cálculos, el precio debería haber subido 54 guaraníes, o sea, debería pagarse 1.174 G por kilo de algodón en rama. Sin embargo, las desmotadoras estaban pagando en ventanilla alrededor de 800 G por kilo de algodón en rama (374 guaraníes menos que lo señalado por Lino  Morel).

Hay que tener en cuenta que si las desmotadoras pagaban en ventanilla solamente 800 guaraníes / Kg de algodón en rama, los campesinos recibían en sus fincas entre 480 y 640 guaraníes.

 

Capítulo XX

La crisis del algodón tiene solución

 

En la actualidad en Paraguay co-existen dos corrientes. La corriente destructiva dice que casi todo esta perdido. La corriente constructiva dice todo lo contrario: casi todo queda para ser ganado. Hay cientos de miles de personas, millones de paraguayos, que quieren lo mejor para el país, quieren el cambio y un nuevo Paraguay. La diferencia es que la mayoría no se decide a ser protagonistas y factores del cambio, lo que brinda la falsa impresión que los de la otra corriente son más. Pero, la distancia entre querer y entrar en acción es enorme. Un desafío trascendental que espera por ellos para transformar el curso de la historia, el país seguirá aguardando por aquellos que alimentan el momento preciso de aportar su “grano de arena”, cada uno en su área de acción, o simplemente como ciudadanos.

Pero, hay quienes no esperan la oportunidad, sino que van en busca de la oportunidad. Desde nuestro humilde punto de vista, dentro de esta corriente de hombres de acción lo ubicamos al respetado analista económico Pablo Alfredo Herken Krauer, quien precisamente elaboró un completo estudio de la problemática del algodón mirando la campaña 1999/2000. Hace dos años, hoy más que nunca cobra vigencia. Un trabajo bajo una nueva filosofía: “todos ganan”. Herken Krauer visualiza un plan coherente y serio enmarcado en la perspectiva del desafío que representa evolucionar, una condición sine qua non para estructurar la solución del cultivo del algodón.

Como colofón de la investigación, considero extremadamente importante el trabajo de Herken Krauer, en un país donde como una verdad absoluta se dice falsamente que no abundan las ideas, en un país donde se llega al absurdo de “meter a todos en la misma bolsa” y de igualar por abajo a los honestos con los deshonestos, solo porque es más fácil comprometer a todos, antes que sentar en el banquillo a unos pocos verdaderos responsables.

Un estudio completo se plasmó a nivel oficial en el Plan de Reactivación del Cultivo del Algodón 1997-2002, pero el sabotaje de las desmotadoras nuevamente envió al freezer el trabajo de técnicos muy competentes. Por eso, para el autor es un verdadero privilegio y una gran satisfacción presentar este proyecto de Pablo Alfredo Herken Krauer, como un aporte a nuestro país de alguien que está en la corriente constructiva, y que es un convencido de que en el Paraguay casi todo queda para ser ganado. Pablo Alfredo es de los que piensan críticamente en positivo, y él piensa que la crisis del algodón tiene solución. La diferencia es que ese pensamiento lo plasmó en un completo proyecto, que se inserta en este capítulo.

 

Capítulo XXI

La hora de cambiar

 

Se ha demostrado las “mil y una” formas que se aplican para apropiarse de manera indebida del esfuerzo realizado año tras año por centenas de miles de familias campesinas del Paraguay. Es la hora de cambiar, es la hora de ponerse la camiseta del pequeño productor. En la actualidad, sencillamente, el sistema no les permite otras alternativas de producción y comercialización, que sea el cimiento de una mejora en el nivel de vida de los componentes de la familia rural, simplemente porque no conviene a los intereses de los todopoderosos señores que manejan el negocio algodonero en nuestro país.

En el Capítulo XX se expresa que existen planes diferentes al actual esquema de expoliación. Se explica que existen técnicos y especialistas que dedicaron su interés y tiempo para proyectar opciones distintas. Así se demuestra que es posible diseñar e implementar acciones concretas para revertir la dolorosa situación que aflige a tantos compatriotas, donde la población rural tendrá la oportunidad que tanto tiene se les ha negado y participar con un papel preponderante en transformar su presente.

Está muy lejos de nuestra intención hacer futurología, no somos adivinos ni leemos las cartas. Pero, todos estos años de “entrenamiento” para interpretar el movimiento de los “cerebros” del Cártel del algodón paraguayo y de sentir profundamente las frustraciones y los retrocesos de quienes cultivan el textil, nos han vuelto desconfiados. Y todos los “anticuerpos” de desconfianza se ponen en estado de alerta, cuando precisamente en la parte culminante de la elaboración de este trabajo surge un nuevo cuadro en el escenario agrícola nacional.

Existen razones para estar susceptibles, más allá de que uno puede ser quisquilloso en extremo. Por ello es conveniente mencionar algunos de los motivos.

a) Primer motivo. Lino Morel, gerente de la Cámara Algodonera del Paraguay (CADELPA) en los últimos diez años, jura como ministro de Agricultura y Ganadería en el gabinete de Luis Ángel González Macchi.

b) Segundo motivo. Aquí comenzamos con una pregunta ¿cómo llega Lino Morel a tan trascendente cargo? Para muchos no quedan dudas que lo hace de la mano de sus empleadores: los directivos de CADELPA. Vale mencionar que hasta hace poco Morel trabajaba estrechamente con el entonces presidente de CADELPA, Alejandro González, quien es cuñado del fundador del Partido Encuentro Nacional (PEN), Guillermo Caballero Vargas, político que ocupó después del “Marzo Paraguayo” el cargo de Ministro de Industria y Comercio. La tercera fuerza política, el PEN contaba hasta antes de Morel, con dos ministros en el Gabinete del Ejecutivo (Justicia y Trabajo, Silvio Ferreira, y de Industria y Comercio, Euclides Acevedo, además del titular de la Secretaría Técnica de Planificación, Luis Alberto Meyer, y el viceministro de Industria, Fernando Villalba1, entre otros cargos. En el difícil escenario político del Paraguay, el PEN pese a ser minoría, se convirtió en importante soporte del gobierno del presidente Luis Ángel González Macchi, hasta ser descalificado como un “partido satélite” del Partido Colorado.

c) Tercer motivo. González Macchi agobiado por los cuestionamientos de la Coordinadora Agrícola del Paraguay contra el ministro de Agricultura Enrique García de Zúñiga, decide finalmente darle su “pase en blanco”, pese a ser un ministro colorado.

d) Cuarto motivo. La remoción de García de Zúñiga en teoría respondía a los reclamos de la CAP, en plena movilización de la Federación Nacional Campesina. Pero, para muchos fue una demostración más de la gran influencia política de los industriales algodoneros, vinculados al PEN. Esto tomó con la guardia baja a todos, porque nadie esperaba que justamente se elija para dirimir el antiguo pleito del precio del algodón en rama pagado a los agricultores, a quien en la última década avaló, con su trabajo o con su silencio, las tropelías cometidas en contra de los agricultores, porque si alguien conoce las “artimañas” del oligopolio de CADELPA,  ese hombre es Morel. 

Estos son algunos de los motivos para desconfiar. 

 

 

 

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