Estudió en la Escuela de Horticultura de Libertad, nació y vive en Bella Unión, tiene 28 años, vive en pareja y aún no tiene hijos. Practica la agricultura convencional, con todo el recetario químico. Empezó hace dos años, pero ya debe 35 mil dólares. |
Pacheco es un muchacho serio, se le ve aplicado y laborioso. Junto con otros dos jóvenes arrendó una chacra para empezar el sueño de la producción propia. Recibió algunos préstamos en condiciones generosas y se lanzó de lleno al trabajo. Dice que no tiene días feriados, ni domingos, ni licencia. Pacheco es representativo de miles de horticultores, de esos miles que en estos meses aparecen en los diarios y en la televisión. Esta es una historia que con algunas, pocas, variantes se podría contar otras tantas miles de veces.
- Desde la ciudad muchos se preguntan: ¿cuánto hace que estamos con el mismo problema en el agro? ¿Sirve esto de refinanciar? ¿No es poner un parche?
- Y sí, yo también me hago esa pregunta. Por eso nosotros, que empezamos exclusivamente con tomate y morrón, ahora metimos cebolla dulce que ya nos fracasó una vez. En años anteriores el productor obtenía 25 o 28 centavos de dólar el kilo de cebolla dulce, pero el año pasado, de lo exportable de la producción nos quedaron 17 centavos, y de lo que no se exportó nos quedaron 0,50 pesos el kilo. El promedio fue 1 peso el kilo de cebolla dulce.
- ¿Cuánto perdió?
- Tuve 16 mil dólares de costo y gané 9 mil. Este año volvimos a insistir, e hicimos un contrato con una empresa que nos dio las semillas y nos comercializará toda la producción cobrándonos un 15 por ciento de comisión. Además, plantamos durazno y uva de mesa para ampliar el esquema de riesgo. Tenemos la esperanza de que eso nos salve porque los invernaderos van decayendo.
- ¿Por qué?
- Uy, ¡qué pregunta! Para que tenga una idea, en 1993-94 una hectárea de invernadero correctamente trabajada producía entre 100 y 120 mil dólares, en 1999 obtuvimos 70 mil dólares. Los números no dan. Al principio bajó porque el sector creció mucho en Salto y Bella Unión. Eso pensaba yo. Pero este año se agregó la importación de fruta y verdura y el contrabando indiscriminado, principalmente de Brasil. Estamos compitiendo con San Pablo donde producen tomate a la intemperie sin este tremendo costo de los invernaderos, y además los favorece el cambio. Creo que en la actividad de los invernaderos ya no somos competitivos. El norte de Uruguay pasó a ser el sur de una región. Ya no podremos producir "primicias" para nadie, porque el Mercosur borra todo eso. Cuando nosotros estemos empezando a sacar los productos San Pablo estará vendiendo a la mitad de precio y nos va a inundar. Con que entre un camión por día al Mercado Modelo ya basta. Creo que este negocio ya fue. Van a quedar muy poquitos productores. Junto con Salto tenemos 200 hectáreas de invernadero, y no sé si el Uruguay da para tanto.
- Antes, cuando el cambio era favorable, ¿exportaban a Brasil?
- No en forma legal. Cuando convenía había gente que llevaba.
- ¿De contrabando?
- Sí, pero era muy poquito. Lo mejor era que no venía nada de allá para acá. Ahora es un desastre, en los invernaderos trabajamos a pérdida. No da ni para cubrir los costos.
- ¿Cuáles son esos costos?
- Un invernadero de 2 mil metros cuadrados cuesta 10 o 12 mil dólares.
- ¿Cómo se desglosa esa cantidad?
- La infraestructura sale 4 mil dólares y el plástico otros mil, y por los costos del cultivo hay que agregar 7 mil dólares más, por lo menos.
- ¿Cada cuánto pone remedio?
- Depende de las condiciones. Cada siete o diez días.
- ¿Cuánto gasta en fertilizantes y químicos?
- Esa cuenta no la tengo bien clara, pero debe ser la mitad del costo total. Lo que sé es que no da. Tuvimos que reperfilar la deuda a diez años para seguir en carrera. Acá tenemos 13 mil metros de invernadero y 14 familias viven de esto. A estos números no podemos.
- ¿Cuánto debe?
- Debo 35 mil dólares.
- ¿Cuál es el rendimiento?
- El año pasado tuvimos 18 quilos por metro cuadrado, de los cuales 12 fueron comercializados como de buena calidad y lo demás quedó para industria. En morrón tuvimos 7 quilos por metro. El problema es la importación. Y el crecimiento de los invernaderos, porque al aumentar la oferta, baja el precio.
- En Montevideo eso no se siente.
-Ayer llegué de Montevideo. Estuve en el Mercado y vi que los tomates de primera estaban a 5,50 el quilo, el morrón rojo a 15 pesos el quilo y el verde a 14. Fui al supermercado y ¿qué veo? Morrón rojo 40 pesos el quilo, morrón verde 30 pesos, tomate 23 pesos el quilo. Una barbaridad. La cebolla dulce a 17,80 el quilo, y a nosotros nos pagaron 0,50 el quilo. Yo no compraría jamás morrones a 40 pesos el quilo. Es una barbaridad. Estoy seguro de que el consumidor no sabe ni creería lo que nos pagan a nosotros. Actualmente me están pagando dos pesos el quilo de tomate, y lo venden a más de 20 pesos. Yo le vendo a un supermercado. Antes servía, pero ahora, que sobra la mercadería, está muy mala la cosa porque pagan lo mismo que el Mercado, y además hay que poner plata para los autos rifados, el cumpleaños de no sé qué, hay que bancar las góndolas... Y si se les ocurre poner algo en oferta, allá marchamos también porque hay que poner para la oferta. Este año el supermercado es un cáncer. Otros años servía mucho venderles a ellos. Otros de los problemas son los intermediarios, porque muchos te pagan con cheques, y si después no tiene fondos, marchaste. A mí me pasó con un señor, Carlos Bacedas, comisionista de Montevideo que acá dejó clavados a seis o siete productores con casi 7 mil dólares. Hace poco me lo topé en el Mercado y el hombre sigue trabajando como si nada, haciendo cheques.
- Hay que ver quién se beneficia con este sistema.
- Eso es fácil: el que nos vende a nosotros, el que nos compra, y el que les vende a los consumidores. O sea, los intermediarios. Lo que pasa es que a esta actividad no la cuidan. En Bella Unión hay ahora 80 hectáreas de invernadero y se estima que trabajan 800 personas, lo que supone que dependen de ella unas 3 mil personas. Pero cada año somos menos. Estoy seguro de que si esto sigue así, el año que viene muchos productores no van a funcionar.
- ¿Conoce ese sistema de producción que usa mucho menos químicos?
- No, no conozco.
- Pero, ¿al señor Soria, no lo conoce?
- Sí, a Soria sí. ¿Y él pone tanto menos producto, así...?
- Si hubiera un sistema de producción que permitiera no usar tanto químico y fuese rentable, ¿lo usaría?
- Por supuesto. Pero me gustaría ver el resultado de algo así, porque cuando se tiene problema de bacteria hay que curar, cuando se tiene polilla hay que curar. Nadie cura por las dudas. Uno no usa los productos preventivamente. No sé. No sabía que se podía. ¿Con qué tiempo cura esa gente? ¿Con 30 días?
- Hay gente que no cura casi nada.
- No sé, debe ser el único en todo Bella Unión.
- Y hay otro que no cura.
- ¡No cura! No sé, me gustaría saber qué hace cuando tiene la polilla si no cura con nada. Nosotros aplicando plaguicidas y todo a veces no podemos con los problemas sanitarios. Ahí está (dice señalado los invernaderos), tienen todo, y no podemos...
- ¿Pensó que quizás el remedio puede ser el problema?
- Sí, se cambió de remedio pero es lo mismo.
- Pero me refiero a todos los remedios.
- ...puede ser...
- ¿Antes de que hubiese remedios no se cultivaba?
- Sí, pero no se tenían los rendimientos de ahora. Antes hablábamos de 50 o 60 mil quilos de tomate, y ahora de 180 o 200 mil quilos.
- ¿Y para qué le sirve producir tanto si se está fundiendo?
- ...¡Paahhh! ¡Se me complicó la cosa!
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