Tiene 49 años, casado y con cuatro hijos. Viera nació en Bella Unión, más aun, "nací debajo de ese árbol", dice señalando uno a 30 metros de donde conversó con BRECHA. Este año Viera está cosechando tomates y morrones como en sus mejores épocas, pero se está ahorrando la totalidad del costo de los químicos. ¿Ecologista, Viera? Nada de eso: no tenía dinero para comprarlos. Con el aire de quien recibió un milagro y no quiere contarlo por miedo a que lo tomen por loco o por embustero, el Beto Viera, junto a su casa y a la sombra de un árbol centenario, conversó mientras picaba su naco, alisaba su chala y fumaba despacio. De los trece hermanos, sólo él y otro quedaron compartiendo la chacra. Los dos trabajan juntos desde siempre, pero para el año que viene Beto está pensando en tener sus propios invernáculos, porque su hermano quiere seguir usando químicos. |
Carlos Amorín
-¿Cuál era la situación cuando empezó con este sistema y por qué lo hizo?
-La situación era que estaba prácticamente sin crédito, tenía todo pronto, pero veía que no iba a poder llegar a la fruta, a cosechar, porque entre que ponemos el plantín y la cosecha hay que invertir mucho dinero para que la planta agarre fuerza.
-¿Con qué le daba esa fuerza?
-Con los fertilizantes, remedios, varios remedios porque se precisan para que crezca la planta y para matar los insectos, las pestes que vienen. Y este año no tenía dinero para nada de eso. Ahí fue que el amigo Fernando Viana* me sugirió empezar con esto hasta que hubiese plata de nuevo o surgiera alguna solución. Decidimos no ponerle nada mientras la planta aguantara, y si era necesario, poner lo que se pudiera, o sea lo mínimo. Pero hasta ahora me vengo arreglando con lo que tengo acá, no más. Hay 3.200 metros entre tomate y morrón.
-Así que usted no usa nada químico.
-Nada, ahora nada.
-O sea que sus costos disminuyeron.
-Prácticamente todos, porque el vendedor de químicos no me vendió más nada (dice riéndose con picardía). No le compré más. Le pagué las cuentitas atrasadas que tenía y ya quedó esperando a que cuando se necesite lo atropelle de vuelta.
-¿Es la primera vez que cultiva sin químicos?
-Sí. Bueno, cuando trabajaba con mi padre, que era en quincho, tampoco poníamos nada, pero era otra variedad de plantas, se sacaban las semillas de la propia chacra, se plantaba en mayo y a mano. Para regar era todo a balde. Lo único que hacíamos era la preparación del suelo y poníamos el abono arriba.
-¿Y por qué se abandonó esa técnica?
-Lo que pasó fue que con la llegada de la caña y de los herbicidas fumigados en avioneta, los cultivos se estropeaban porque el producto químico llegaba a todos lados, y venía esa época y las plantas nuestras estaban toditas arrugadas. Se fue abandonando porque no daba, porque llegaba setiembre y ya no se podía cosechar más. Era bravísimo. El olor nomás de aquellos productos ya las mataba. Entonces aparecieron los invernáculos, para proteger las plantas de los químicos de la caña, y con eso vino la nueva semilla, variedades nuevas, había que producir más, había más gastos y tenía que echarles buenos fertilizantes, porque son buenos, a las plantas les sirven, pero son demasiado caros. Ahí fue que cambió todo, con el invernadero. Antes se cambiaba todos los años de tierra. Se rotaba. Ahora no, se planta siempre debajo del invernadero y se echa fertilizante.
-¿Este año preparó la tierra?
-Le pusimos abono orgánico, cáscara de arroz y otros. Gracias a Dios la fruta está aguantando, porque lo más importante es que la fruta esté sana.
-¿A qué se debe que los insectos no maten las plantas cuando no se usa químicos?
-¡Paahhhh! ¡No sé! No sé si con los insecticidas se matan los contrarios de ellos o los fertilizantes dejan muy fina la hoja. Pa' mí que es algo así. Puede ser que los mismos venenos maten algún contrario de los que nos hacen daño. Y lo de la hoja es así, porque viene muy tiernita y agarra un sol y se ablanda todita, mientras que ahora es más gruesa, más encartonada y no se marchita por falta de agua. Eso es lo que yo noto.
-¿Está conforme con la cantidad que está produciendo?
-Por ahora estoy conforme porque tengo las plantas sanas. Hay algún bicho en la vuelta pero la planta está soportando y está saliendo buena fruta. Me parece que va bien. Con el morrón cambió todo, porque antes no podía controlar las manchas, poníamos veneno para matar los bichos y poníamos demasiado y las manchas no se iban. Ahora ese problema se acabó. Le echo más o le echo menos y no hay problema.
-¿Qué le está echando?
-Miyo de vaca. La junto, la dejo dos o tres días afuera, en un tarro, y después la embotello. Empezamos con 200 gramos cada 20 litros, pero he probado de poner hasta un litro por 20 litros y la planta ni se mosqueó. Ni quemado ni nada. Y también abono verde, que lo hago con pasto verde, bosta, agua, leche y lleva otro ingrediente más que no conseguimos. Le eché dos litros por 20 litros. Anduvo bien, la planta tiene buena hoja, buen tallo, y la fruta salió buena, pareja.
-Así que la motivación principal para cambiar de sistema fue la falta de dinero.
-Eso, y que los remedios ya me daban vuelta la cabeza. No se podía seguir, los gurises ni podían entrar a los invernáculos y si me querían ayudar tenía que correrlos porque eran bravísimos los olores. Además, yo, que daba los remedios, en las noches me iba a bañar, cerraba los ojos y me mareaba. Después de echar un insecticida bravo de esos, por un día o dos no se podía entrar. El año pasado anduve envenenado. Tiraba remedio en un galpón y tenía que venir por un vaso de leche porque el estómago me quedaba mal. Y eso que usaba protección para la cara, las vistas, los brazos, las manos, todo. Y así mismo era bravo. Ahora cargo la mochila y tiro así nomás, sin nada. Eso para mí es muy importante, porque usted lo está viendo, vivimos a 25 metros de los invernáculos. Ahora los gurises entran y comen la fruta, le dan una lavada y la comen. Antes no los dejaba ni entrar.
-Si usted consigue enderezar la situación económica, ¿volverá a usar el sistema de antes con remedios químicos?
-Ah, no creo. No sé si será este año, porque no todos los años son iguales. Pero si este sistema anda bien lo voy a seguir, mejorando todo lo que pueda, la hoja, la tierra. Para qué lo voy a cambiar, si a mi manera me da ganancia. A otro no sé, pero a mí me sirve más trabajar así.
* Técnico agrícola y productor de la zona.
UITA - Secretaría Regional Latinoamericana - Montevideo - Uruguay
Wilson Ferreira Aldunate 1229 / 201 - Tel. (598 2) 900 7473 - 902 1048 - Fax 903 0905