Agricultura en URUGUAY

 

 

 Entrevista con Juan Pérez *


Para el gobierno

la granja no existe

Agricultura en URUGUAY

 

El sector primario es, en realidad, un complejo conjunto de subsectores que abarca a ganaderos, el grupo económicamente más poderoso, agricultores, citricultores, lecheros, y también a los hortifruticultores en pequeña escala. Los problemas que tienen los del Montevideo rural y de Canelones no son demasiado diferentes a los de aquellos pocos, nítidamente focalizados en el Interior. Es productor en la zona de Melilla, y probablemente el viverista de hortalizas más grande de Montevideo. Con menos de 50 años y mucha carretera recorrida, este productor habló con BRECHA sin pelos en la lengua.

Carlos Amorín

-¿Cuáles son, en su opinión, las principales razones de la actual situación del sector?

-Este problema se viene arrastrando desde hace más de 20 años. Se adoptó mejor tecnología, los rendimientos aumentaron y la población del país siempre es la misma, porque la realidad es que este sector se ha manejado siempre con el mercado interno, porque lo de la exportación son titulares en los diarios, pero no realidades. Se ha gastado mucha plata para poder decir que se exportó, pero en verdad son muestras, sólo eso, muestras. Volúmenes de hortalizas no han salido. A eso se suman los problemas económicos que ha tenido el país. En cada gobierno, la letra es que hay que tecnificarse, que hay que reconvertirse; y hay gente que lo cree y va y se endeuda, pero lo hacen sin nada concreto que respalde esa opción. Es como correr detrás de un churrasco que nunca se alcanzará. Cuando tienen que pagar los créditos no pueden y ahí empieza todo de nuevo.

-¿Cuál es el churrasco?

-Que el país va a exportar, que vamos a salir adelante, pero nunca llegamos. Y ahora asistimos a una disminución drástica del mercado interno, así que ya ni el que sobrevivía concentrado en lo interno llega. Agreguemos que cambió el sistema de distribución; se acabó el puesto de verdura y el reparto por el Interior, ahora son los supermercados los que marcan las reglas de juego. El Mercado Modelo ya no es más el referente del precio de las frutas y las verduras, aunque algunos finjan no darse cuenta de eso. La mejor mercadería va directo a los supermercados y el descarte al Mercado Modelo. Por eso cuando los supermercados dicen que pagan el precio del Mercado Modelo están mintiendo, porque ése es el precio de la mercadería de segunda, pero ellos están comprando la de primera. También cambiaron los plazos de pago en forma brutal. Regalan autos porque se los cobran a los proveedores. Entonces, no es ponerse en víctima, pero todo va en contra. Hay gente que tiene capacidad de aguantar, pero otra no.

-¿Quién puede aguantar?

-El que hace diez años fue conservador y no les llevó el apunte a los que hablaron de reconversión, modernización. Esos son los que no están endeudados. Me acuerdo de que en el primer gobierno de Sanguinetti el discurso era que no iba a quedar ni la manzana, que el vino era inviable. Entonces todo el mundo pensó: "Hay que plantar verduras". Compraron máquinas, pero ya hace tiempo que las tienen paradas sin saber qué hacer con ellas.

-Pero, ¿se trata de torpeza política o de corrupción?

-Creo que es porque cada uno quiere tener su librito. Porque lo que le llega al productor es un paquete tecnológico. Cada gobierno instala su agencia de promoción de la producción agrícola. Antes era la uapac, después apareció el penta, ahora está el Predeg que se superpuso con el penta. No salió nada nuevo, pero si mañana ganan los blancos o el Frente quizás vuelva a cambiar. Entonces es una superposición de políticas distintas, un gastadero inútil de dinero porque no se refleja en la producción.

-Usted piensa que no hay una política de Estado.

-No, qué va a haber. Acá sentado, hace un mes o dos, estuvo el subsecretario, y la idea de política del Estado es: "Que sobreviva el más apto". La granja no importa absolutamente nada. La ganadería no es lo mismo, al arroz y a esas cosas se ve que le dan más bolilla, pero el resto, nada. Claro, aunque la granja es socialmente mucho más importante, esas otras actividades exportan, y mucho. Pero nosotros ocupamos diez veces más gente. No es que quiera cargarles la culpa a los políticos de acá, porque viajé un poco y vi que en todos lados están en la misma. Todo el mundo produce, pero faltan consumidores. En esta región no tenemos compradores fuertes, y los europeos, por más que se diga otra cosa, llegado el momento le compran a sus vecinos de Africa del norte. Nosotros podríamos sobrevivir si tuviésemos un mercado interno que consumiera, para eso la gente tiene que tener dinero, o sea trabajo. Pero la cosa es al revés: los productores vamos desapareciendo. Es espantoso verlo aquí, en el campo.

-¿Hay un proceso de concentración de la tierra?

-Por ahora lo que hay es un abandono total. En el primer gobierno de Sanguinetti quisieron crear polos de desarrollo hortícola como Fripur, Montepaz, Calagua, y de eso no queda prácticamente nada. No funcionó. Yo trabajé en Fripur. Plantábamos cualquier cantidad, y cuando llegaba el momento de venderle a Italia, por ejemplo, los productores italianos le paraban el carro al gobierno y ahí se acababa la cosa. Estamos lejos de lo que necesitamos.

-¿Por qué en la región se produce más barato que en Uruguay?

-A mí que no me vendan el verso de que es por diferencias tecnológicas, no es cierto. Lo que pasa es que acá todo es caro. Si miramos los sueldos de un trabajador agrícola, por ejemplo en Chile, donde he ido muchas veces, vemos que no se mueren de hambre, la mayoría vive decorosamente (aunque no descarto que haya situaciones extremas, pero no es lo normal). La gente disfruta del trabajo, está contenta con lo que hace. Pero los sueldos son cinco veces menos en dólares de lo que pagamos nosotros. Yo no logro entenderlo porque es un asunto de macroeconomía que me supera. ¿Cómo un tipo que allá gana 120 dólares al mes alimenta a la familia, la viste, manda a los gurises a la escuela, y acá con 500 dólares no llegan a fin de mes? Es como decía un holandés que conocí: "No hay ningún habitante del mundo, por más lástima que le dé, que esté dispuesto a subsidiar con un sobreprecio el problema de los uruguayos. Si viene un marroquí y me ofrece berenjena a un dólar el quilo, ¿por qué te la voy a comprar a vos a cuatro?".

-¿Tampoco hay política comercial?

-Trabajé en un programa de exportación. Tenemos problemas estructurales. Conseguir un barco o un avión para mandar las cosas es de terror. Tuvimos que mandar melones en un avión de pasajeros porque no hay suficientes frecuencias. Durante las fiestas, en Valencia un melón te lo pagan cuatro dólares, lo cual es una torta de guita, pero cuando empezás a descontar te das cuenta de que el avión es socio al 50 por ciento porque se lleva dos dólares por melón y así hasta que te quedan a vos, el productor, diez centavos de dólar por fruta. El costo de Uruguay es altísimo. Por eso siempre digo: puede ser que haya intentos de algunos burros, entre los que me incluyo, que fracasan, pero: ¿somos todos burros? ¿Cómo puede ser que nunca se pudo exportar realmente nada? Bueno, basta mirar las estructuras del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca: la granja no existe. Toda la gente que ponen a meter cabeza es de extracción ganadera, y conocen de lo suyo, lógico. Por ahí si me ponen a mí se me va la mano para este otro lado. Pero la cosa es que habría que equilibrar. Mirado desde el punto de vista de la economía grande del país, la granja está en el último lugar del sistema agropecuario, pero socialmente somos lo más importante. El otro día me consultaron de un medio de prensa para saber por qué estaba tan cara la lechuga. Decían que habían hecho una recorrida y que en promedio una lechuga en los supermercados costaba 14 pesos. Les dije que a nosotros nos pagan cinco pesos por lechuga. Así que les sugerí que fueran a preguntar a los supermercados, y que agregaran en su lista de preguntas por qué si al público ellos se la cobran al contado, a nosotros nos pagan a 120 días. Hace poco vi en un supermercado un cartel enorme: "Oferta. Bajó el tomate. $19,80 el quilo". A nosotros nos lo habían pagado esa misma semana a cinco pesos el quilo. Hay mucha gente sin trabajo, y encima cambiaron los hábitos alimentarios, ahora se come más comida chatarra. Pero cualquiera hace la cuenta de que, en vez de una lechuga y un quilo de tomates, se lleva un pollo. Sin embargo, para el supermercado la fruta y la verdura es un renglón en crecimiento. Uno ve que agrandan, sacan panadería, electrodomésticos, y agregan verdulería. Claro, si lo mínimo que le ganan es el 100 por ciento. Esto complica mucho. La gente no cobra lo que produce hasta 120 o 180 días después de que lo vende, no tiene dinero, va y se endeuda, hace vales y al final es todo un embrollo terrible. Cuando cobra el cheque ya lo debe y está sin dinero.

-Según algunos el problema del productor uruguayo es que no tiene cultura empresarial.

-El productor no puede tener gestión empresarial porque, según las encuestas oficiales, el 68 por ciento de los horticultores tiene sólo hasta tercer año de escuela. Hay un problema cultural general, no empresarial. Los del programa de la cooperación alemana (gtz) vienen y dicen que tienen que tener una pc para llevar sus cuentas. ¡Pero si apenas saben manejar la televisión! Ellos saben trabajar, pero no les pidan que hagan lo que no pueden. Son buena gente, pero que se los vea como son. Si hablamos de sistemas de cultivo, por supuesto, tienen una experiencia bárbara, pero de ahí a que sean empresarios, ¡por favor! Cuando Batlle dice que no le den plata sino mercados, yo le doy la derecha. Nosotros queremos lo mismo. Por lo menos un mercado interno que tenga poder adquisitivo.

-¿Cuál es su opinión sobre la agricultura integrada y la orgánica?

-La producción integrada o la orgánica creo que pueden ser cosas que se vean a mediano plazo. En los países donde se han desarrollado más, apenas sustituyeron a un pequeño porcentaje de la producción. La integrada puede ser, pero la orgánica no la veo para nada. Podrá servir para alguno que estaba en la lona, que trabaja con la familia, bueno, puede ser que sobreviva, pero también se saca menos rendimiento y los precios que decían que iba a haber, no los veo. En Europa la agricultura orgánica tiene precios un 30 por ciento por encima de la integrada, pero el rendimiento es mucho menor.

-Pero, ¿no será que se invierte donde no se debe?

-Es cierto que se han dado muchísimos préstamos sin seguimiento. Hay gente que profesionalmente se suicidó. Acá vienen productores que deben 300 mil, 500 mil dólares, y tienen ocho o diez hectáreas. Esos no pagan más, ni ellos ni la generación que viene. Hay una estructura bancaria que da mal los créditos. Y en la ganadería debe ser peor. Hay que separar las cosas. Los empresarios del agro se están moviendo más que los productores chicos, y es cierto que en la marcha del año pasado estaba lleno de cuatro por cuatro y de Mercedes. Algunos los precisarán de verdad para trabajar, y quizás muchos más aun necesitarían tener un cuatro por cuatro, pero quien lo tiene hoy no es cualquiera, y si encima le debe 500 mil dólares al Banco República... Hay mucho desorden. Recién usted vio que vino una persona a hacerme un par de preguntas. Lo vio bajarse de un coche de lujo, pero ese productor debe más de 200 mil dólares. Pero el tipo no se baja del auto. En su cerebro él llegó a tener un determinado estatus y no lo quiere abandonar. Pero ese estatus lo alcanzó generando una deuda que ahora no puede pagar.

-¿No se ha entrado en una trampa en la que todo lo que no sea lucro deja de tener importancia?

-El otro día un supermercado estaba negociando la compra de lechuga de primera por seis pesos, pero vino un productor y la ofreció por 2,50. Fui a hablar con él, le expliqué que estaba matando a todo el mundo, que así no iba a poder pagar su deuda en el banco. "No importa -dijo-, si nos refinanciaron." Así vamos, todos abrazados al pozo. A veces falta seso, y hay quien saca partido.

-¿No sería necesario organizar a los productores en un esquema de comercialización conjunta?

-Por supuesto, pero estamos atomizados. Es muy difícil juntar a todo el mundo, hay muchas chacras chiquitas, muy aislados unos de otros. En España era igual, hasta que el Estado los agarró del moño y les planteó que para seguir produciendo había que organizarse. Con ese sistema español, digamos que el que no esté en Conaprole no vende, no tiene compradores. Ahí sí, si vos sabés cuánto te va costar el quilo de tomates y a cuánto lo vas a vender, entonces podés subsidiar, porque al Estado le sale más barato colmar la brecha entre los dos precios que pagarle el seguro de paro a todo el mundo que quedaría sin empleo. Pero sin organización no hay estadísticas, no hay previsibilidad, no hay nada. Si en este país nadie sabe siquiera cuántas lechugas comemos por mes. ¿Por qué es negocio la papa? Porque es un cultivo organizado del cual se sabe todo. Quedan pocos paperos por un problema de escala, pero se sabe cuánta papa se consume en cada época del año, saben cuánto hay de estoc y, si falta, hay alguien que trae, pero justo lo que falta. ¿En tomate? Entra todo, importado legalmente o de bagayo; se maneja todo a olfato, artesanalmente. Y a río revuelto, ganancia de pescadores. Algún importador también ha quedado con las ruedas para arriba. Es muy difícil ordenar todo esto sin que cambien algunas otras cosas. Yo trabajé durante años en Canelones. Allí se han sepultado millones de dólares. Me acuerdo que en esa época leí en una revista que la Agencia Interamericana de Desarrollo (aid) había puesto 36 millones de dólares en Canelones. Miraba para los costados y me preguntaba ¿dónde están? ¿Habrán llegado acá? ¿O quedaron por el camino? Porque allá no crecía ni el pasto. Y, lo otro, es que hay mucha gente reacia, mucho granjero que te abre la puerta, te deja hablar como a los locos y después hace lo que se le canta. Falta educación global. Esa carrera de a ver quién tiene el tractor más nuevo, eso tiene que parar. Una vez tuve la suerte de ir a hacer un curso a California, la cuna mundial de la horticultura. Iba preparado a ver cosas maravillosas, sorprendentes, de otra galaxia. ¡Cuando vi que los tractores eran del año 30, con esas ruedas de hierro! Ellos me decían: "50 caballos en los años treinta son 50 caballos en los noventa; si está bien mantenido, para qué cambiarlo. Los nuevos se los vendemos a ustedes". Y acá la gente se endeuda para tener cosas innecesarias.

-Pero, ¿no se les ha impuesto ese molde que tiene un cuño técnico? ¿No hay una cierta responsabilidad en la academia?

-Hasta hace tres años, cuando apareció el Predeg, sólo un 10 por ciento de los productores hortícolas tendría asesoramiento. Si a los ingenieros agrónomos nunca les dieron bolilla. Quienes asesoraban eran las casas vendedoras de remedios y los vendedores de máquinas. Esos eran y siguen siendo en gran parte los asesores del productor. Esos comercios contratan un agrónomo que, en realidad, trabaja de vendedor y va conquistando clientes, pero no para ejercer libremente su profesión, sino para vender productos. A los veterinarios les pasa lo mismo. Los productores han confiado más en los vendedores que en los técnicos porque los veían más cerca de la experiencia concreta. Pero esto mismo pasa en todos lados. El que planta frutales tiene otra mentalidad, en general es más prolijo porque sabe que se juega todo el esfuerzo de un año en una cosecha. Si le erra ahí, al otro año no come. El horticultor tiene varias cosechas en el año, a veces juega a la ruleta rusa, está siempre en la máquina con cultivos muy rápidos e intensivos. El fruticultor tiene todo el invierno para planificar. Uno ve gente que es tercera o cuarta generación en la chacra, y nunca ha tenido capacidad de ahorro, y algunos que la tuvieron por ahí se lo quemaron en estos autos o en un tractor con cabina o algo así. Siempre la corren de atrás. Por aquí quedan unos pocos productores grandes, pero deben tanto que no pueden pagar. Siguen trabajando, pero no tienen nada.

-¿Y cómo se va a arreglar eso?

-Y, alguien les dará un "perdona tutti" y todo el mundo contento, pero en realidad son inviables. Lo que pasa es que si se tienen los vínculos adecuados con el político de turno, las oportunidades para conseguir crédito abundan, pero después cambian las autoridades y el que viene es un pecho frío que le importa poco lo que antes fue esencial. Hubo gente que hasta se metió a hacer cámaras de frío para exportar, pero después de haber hecho la inversión, mandaron un par de muestras que nunca cobraron, y adiós que te vaya bien. Cambia el gobierno y el productor queda con la deuda. Los gerentes del Banco República lo saben bien, les llega una circular que dice a quién le tienen que prestar, y ellos deben hacerlo. El que toma la decisión lo hace en función de criterios políticos y no bancarios. ¿De quién fue la decisión de darle 30 o 40 millones de dólares a Mi Granja? No sé, pero eso era y es totalmente inviable. Esos recursos se podrían haber puesto en otra cosa, en fabricar zapatos, por ejemplo, porque además del agro existen otras cosas. Pero un sector va muriendo atrás del otro. Ah, pero se llenan revistas, como la del Predeg, hablando de exportaciones. No es por ser negativo, pero son todas mentiras. Recuerdo un artículo acerca de una supuesta exportación de melones a España en la que yo mismo había trabajado. En realidad mandaron dos contenedores de avión, chicos, y los demás melones se los vendimos a un supermercado local. En la revista se veía una grúa del puerto levantando un contenedor de verdad, de los grandes, con la foto montada de un señor político adelante. La gente ve eso y se lo cree, pero es una mentira. Hasta mi madre me dijo: "Qué bien, escuché a ese fulano por la radio con ese asunto de la exportación de melones". ¿Qué es una exportación? ¿Dos contenedores? Es todo un verso. Es como el vino. La mayor parte de lo que se dice que se exporta son muestras. No salen volúmenes reales, con características de exportación. Lo que intentan es meritorio, por supuesto, pero cuidado, ellos también están endeudados a largo plazo. No conozco a nadie que se esté llenando de plata con el vino. Lo que digo es que no le mientan a la gente.

-Entonces, ¿a nadie le está yendo bien?

-Los que están bien de verdad son los que no tienen deudas o las tomaron recientemente y saben que las pueden pagar.

-A usted, parece que le va bien.

-Yo no tengo capacidad de ahorro, lo que genero son 11 sueldos todos los meses. Hasta ahora vengo cumpliendo, y no tengo deudas. Hace seis años que estoy realmente trabajando, hace nueve que me vine para acá. No me puedo quejar. El asunto es que desde mi punto de vista, para las horas de trabajo, las horas de cabeza metidas acá adentro, esto no rinde económicamente. Es un negocio malo. Todo depende de las expectativas. Hay familias con cuatro o cinco hijos que están todos laburando en los invernaderos y bueno, la van llevando, sobreviven. Pero eso significa que comen, pagan la luz, tienen en qué movilizarse, y paremos de contar. Pero no tienen empleados.

-¿Por qué políticamente pesa tan poco el sector granjero?

-Porque no hay una cámara de horticultores, como lo hay de la carne o de la lana, que salga al cruce de esas y otras barbaridades, que defienda al sector ante los distintos gobiernos. No tenemos influencia política como sector. Y eso es culpa nuestra porque no tenemos una organización real.

Morrones rojos y tomates colorados

"Hierro López vino acá, yo le asesoraba la quinta que tiene en Punta Espinillo. No tiene ni idea de cómo es la cosa. El a la quinta iba a tomar mate, y tiene dos vecinos con los que hicieron una especie de cooperativa. Durante la campaña electoral hablaba de 'mi chacrita', 'mis tomates'. No sé si alguna vez vio las plantas de cerca. El vino a decirme que el problema del gobierno era que no tenía quién lo asesorara, porque cuando cada uno llega al gobierno los técnicos ya están de antes, lo que significa que se reciben estructuras con sus propios vicios y, en general, sin contacto con los productores. ¡Dios me libre! En este país se ha visto de todo. Si en agosto del año pasado el entonces ministro de Economía, Luis Mosca, salió a decir que la inflación se le había escapado de las manos... ¡porque había subido el morrón rojo!" ¿Cuál es el curro?

-¿Qué piensa sobre la liberación de plantas transgénicas?

-Me parece una locura. Un doble discurso. Por un lado decimos "Uruguay país natural" y por otro estamos metiendo estas cosas. No tiene sentido. No sé a quién estamos defendiendo, cuál es el curro de Uruguay en ese tema. Mirado desde esas empresas monstruo, el negocio que puede haber acá para esas semillas es completamente marginal. Le deben vender más a una triste provincia de Argentina que a nosotros. Quiere decir que a esas empresas no les importa demasiado qué pasa en Uruguay al respecto. Entonces, ¿por qué hay tanta gente dedicada a eso? ¿Cuál es el trasfondo de todo esto? No lo entiendo.

 

 


*Ese nombre es ficticio. A pesar de que numerosos detalles pueden permitir su identificación -en un pequeño círculo de allegados-, al aceptar dialogar con el autor, este productor solicitó que su identidad fuese protegida.

 

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