Uruguay
3 de diciembre
Informe Central
El 3 de diciembre se cumplen 18 años de un tristemente
célebre episodio: en Bophal, India, más de 40 toneladas de isocianato de
metilo, cianuro de hidrógeno y otros gases se filtraron de la fábrica
Union Carbide Corporation, causando la muerte a 8.000 personas. La
cifra de seres humanos afectados por este accidente ha ido en ascenso a lo
largo de los años, llegando a ser hoy 16.000 el número de fallecidos a
causa de enfermedades relacionadas con aquella exposición. A partir de
entonces, esta fecha se constituyó en la cita anual mundial para la
denuncia de la magnitud y gravedad de las intoxicaciones agudas y muertes
que acontecen año a año a causa del uso de plaguicidas, así como a su vez,
para la difusión y promoción de prácticas agrícolas alternativas al uso de
estas sustancias químicas.
Con la imposición del monocultivo como forma de producción
agrícola y forestal predominante, se ha generalizado la incidencia de los
agrotóxicos, siendo su aplicación una práctica habitual e indiscriminda en
la agricultura convencional. Los agrotóxicos contaminan suelos, acuíferos;
afectan la salud de millones de personas (trabajadores del campo,
consumidores y población en general). Según un informe elaborado por la
OIT a partir de los datos oficiales suministrados por gobiernos y
organizaciones internacionales, 40.000 agricultores mueren en el mundo
cada año por intoxicación aguda con plaguicidas de un total de entre 3 y 5
millones de casos. Pero las intoxicaciones agudas son sólo parte visible
de los daños causados por estos productos.
Las transnacionales detentan el control sobre los insumos
y, poco a poco van consolidando su control sobre las semillas, base de la
cadena alimentaria humana, valiéndose de su nueva herramienta: las
semillas modificadas genéticamente. El modelo agrícola predominante hace
que cada vez sean más los que padecen hambre, mayor exclusión y miseria.
¿Hasta cuándo vamos a seguir dejando que los intereses corporativos de
un puñado de transnacionales primen
sobre el derecho de los pueblos al acceso a una alimentación sana, nutritiva y culturalmente apropiada y a la capacidad de mantenerse a sí
mismos y a sus sociedades?
La situación en Uruguay
En nuestro país desde 1992 se publican trabajos que
alertan sobre los problemas del uso de agrotóxicos. Se detectó presencia
de agrotóxicos clorados en bebes recién nacidos y en leche materna de
mujeres que no trabajaban en la agricultura, suponiéndose que se
contaminaron por los alimentos.
El Centro de Información y Asesoramiento Toxicológico
(CIAT), de la Facultad de Medicina registra unas 1400 consultas por
exposición a plaguicidas por año. Estas consultas se refieren por lo
general a intoxicaciones agudas, por haber estado en contacto con dosis
altas del producto en alguna oportunidad. Pero no se tienen datos sobre
los efectos de la intoxicación crónica por agrotóxicos, es decir la
provocada por pequeñas dosis durante muchos años, mucho más difícil de
detectar.
Se estima que 400 niños son afectados anualmente por
exposición a plaguicidas, la causa son los accidentes en el hogar en donde
se pueden encontrar sustancias sumamente tóxicas al alcance de los niños.
La intoxicación en un niño o en una mujer embarazada es
mucho más grave que en un adulto, sus efectos son irreversibles y las
dosis en que los productos provocan daño son mucho menores
Productos de uso agrícola y veterinario de alta toxicidad
se encuentran en los domicilios, fuera de los envases originales,
fraccionados y colocados en frascos de medicamentos o botellas de
refrescos, sin rotular, aumentando el riesgo de accidente tóxico
potencialmente grave.
Cabe señalar que la Dirección General de Servicios
Agrícolas (DGSA) del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP),
autoriza la libre comercialización de 294 principios activos y 805 marcas
comerciales de pesticidas, de los cuales 43 están prohibidos o
severamente restringidos en el mundo.
Según datos del Departamento de Control de Insumos de la DGSA, las importaciones de productos fitosanitarios
realizadas durante 2001 superaron en casi un 14% en Valor U$S/CIF a las
del año 2000 y crecieron mas de un 25 % en kg. totales de sustancia
activa. Se revierte así la tendencia descendente que se venia observando
desde 1998, en que se lograron los máximos históricos en el volumen
importado de plaguicidas.
El sector hortícola y frutícola son los que hacen un uso
más intensivo de agrotóxicos y donde los trabajadores están más expuestos,
fundamentalmente en la producción intensiva en invernaderos.
Uruguay se ha comprometido en diversos convenios internacionales
a mejorar su situación en relación a los agrotóxicos pero su aplicación
está en suspenso por falta de ratificación o demoras en su implementación.
En los últimos años se han venido consolidando propuestas
de otras formas de cultivar alimentos que reducen o eliminan el uso de
agrotóxicos. Al día de hoy la agricultura ecológica u orgánica abarca a
400 productores que manejan 250.000 hectáreas, impulsados por la demanda
de los consumidores del mercado externo e interno, logrando formas de
producir viables económicamente a la vez que beneficiosas para el ambiente
y la salud.
Otros productores optaron por disminuir el uso de
agrotóxicos, eliminando algunos de alta toxicidad y disminuyendo la
cantidad utilizada en otros.
Nuestra propuesta
En el corto plazo se debe eliminar el uso de mirex
y de bromuro de metilo, dos agrotóxicos de elevado impacto sobre la
salud y el ambiente, ambos incluidos en convenios internacionales
suscritos por Uruguay: Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos
Persistentes (COP) y Protocolo de Montreal sobre las Sustancias Agotadoras
de la Capa de Ozono.
Paralelamente proponemos elaborar un Plan Nacional de
Agricultura Sustentable, con una clara propuesta en la prevención de daños
por agrotóxicos que ponga a Uruguay al nivel de los países más avanzados
en el cuidado de la salud de su población y el ambiente, y que tenga entre
sus objetivos el de brindar alimentos sanos y suficientes a toda la
población.
Mirex
El mirex es un insecticida, considerado dentro del
grupo de los Contaminantes Orgánicos Persistentes (COP). Su uso está
prohibido en EEUU desde 1977 y en Canadá desde 1978, y severamente
restringido en muchos países. A la fecha, en Latinoamérica, su uso está
prohibido en Perú, Ecuador, México, Costa Rica y Argentina. Sin embargo,
en el Uruguay no existe prohibición, como tampoco la más mínima
restricción sobre su uso.
Se usa para el control de hormigas cortadoras, en la
producción forestal y en cultivos de granja. El hecho que el mirex es uno
de los hormiguicidas más comunes para uso doméstico y jardinería, amplifica
sus impactos a niveles insospechados, ya que una gran parte de la
población y en especial los niños están expuestos a sus efectos.
Se trata de una sustancia altamente resistente a la
biodegradación y con una vida media de más de 10 años en sedimentos,
siendo uno de los insecticidas más estables y persistentes en el ambiente.
La principal acción de este tipo de sustancias es sobre el sistema
nervioso, pudiendo promover hiperexcitación del cerebro y convulsiones,
así como trastornos en el sistema reproductivo (es fetotóxico y
teratogénico); actúa además como disruptor del sistema endócrino y
supresor del sistema inmunológico. Ha sido catalogado como posible
carcinógeno en seres humanos.
Los COP en general son sustancias químicas bioacumulativas,
que al no ser solubles en agua se acumulan en los tejidos grasos de
animales y humanos. De esta manera aumenta la concentración a medida que
avanza la cadena trófica: la concentración será mayor en un pez grande
(que se alimenta de peces pequeños) que en un pez pequeño (que se alimenta
de plancton) y más aún en la leche materna que consume un niño cuya
madre haya, por ejemplo, ingerido animales contaminados por estas
sustancias.
Otros problemas de salud ocasionados por la exposición a
estos productos son los transtornos endócrinos, retrasos de aprendizaje,
transtornos del sistema reproductivo, del sistema inmunológico e
incremento en la incidencia de la diabetes.
Afortunadamente, y luego de años de lucha, se han
implementado varios acuerdos internacionales con respecto a la
fabricación, uso y comercialización de estos productos.
El Convenio de Estocolmo sobre los COP reconoce las
propiedades tóxicas, persistentes, bioacumulativas de los COP y su
capacidad de transportarse a largas distancias. Reconoce también los
problemas de salud de los COP, especialmente en los países en desarrollo,
para las mujeres, y a través de ellas para las generaciones futuras.
Señala además la especial amenaza que éstos suponen para las
comunidades indígenas y los ecosistemas del Ártico, debido a la
biomagnificación de los COP y a la contaminación de sus alimentos
tradicionales.
El Anexo A del Tratado, establece la eliminación de la
producción y el uso de las siguientes sustancias químicas: aldrin,
clordano, dieldrina, endrina, heptacloro, hexaclorobenceno, mirex,
toxafeno y PCBs.
Además, cada una de las Partes debe tomar medidas para
regular con el objetivo de prevenir la producción y uso de nuevos COP.
Nuestro país, aunque es firmante del Convenio, aún no lo ha ratificado.
Bromuro de metilo
El bromuro de metilo (BM) es un desinfectante de suelo de
amplio espectro. La Agencia de los Estados Unidos para la Protección del
Ambiente (EPA, por su sigla en inglés), clasifica a este biocida como de
categoría toxicológica I, la más alta, y su uso requiere, según esta
institución, la intervención de aplicadores certificados, lo que permite
disminuir los riesgos para las personas y el ambiente, práctica que no se
realiza en Uruguay. Además de producir graves efectos en la salud de los
trabajadores agrícolas, es uno de los principales responsables de la
reducción de la capa de ozono.
El BM en nuestro país es utilizado en la producción
hortícola protegida (invernáculos), en el cultivo de tabaco, en flor
cortada y en la desinfección de sustratos para la producción de plantines
hortícolas. Según información de la DGSA, se están incrementando los
volúmenes de importación de ese producto químico, pasando de 40.189 kg en
el año 1999 a 58.506 kg en el 2000, y a 64.506 kg en el 2001. Cabe señalar
que en el año 1997 la cantidad de BM importado no superaba las 10
toneladas.
En la mayoría de los cultivos que se realizan en la
agricultura uruguaya, no se utiliza BM; sólo se aplica en tomate, morrón y
cucurbitáceas (melón, pepino) que se realizan bajo protección
(invernáculo), fundamentalmente en el Departamento de Salto y en la ciudad
de Bella Unión, como también en la producción de plantines de tabaco en el
Departamento de Artigas. Es decir, que el uso de BM en nuestro país es
excepcional y está restringido a las zonas donde se realiza la
"horticultura moderna".
Cabe informar, que en el cultivo de frutilla en Uruguay no
se utiliza el BM, siendo uno de los pocos lugares en el mundo en donde eso
ocurre; por lo que consideramos que estas experiencias deberían servir de
modelo para otras regiones.
Una de las alternativas que se viene llevando adelante con
éxito en muchos países y también en Uruguay desde 1996, es la
biofumigación. Esta técnica se define como: "la acción de las sustancias
volátiles producidas en la biodescomposición de la materia orgánica en el
control de los patógenos de las plantas".
Las cualidades de la biofumigación han sido confirmadas
experimentalmente en laboratorio y en diferentes cultivos y zonas
productivas. A diferencia de los agrotóxicos utilizados en la desinfección
de suelos, la biofumigacion no tiene efectos negativos sobre el ambiente y
la salud, y no presenta limitaciones para su utilización en producción
integrada e incluso en agricultura ecológica.
La búsqueda de alternativas a la utilización del BM, no
sólo persigue objetivos ambientales y de disminución de daños sobre la
salud, sino también en lo económico. Como ejemplo, la cantidad necesaria
de BM para 1000 metros cuadrados de invernadero, a las dosis
recomendadas que en algunas ocasiones llegan a 100 g/m2, tiene
un costo de U$S 710 (Plan Agropecuario, febrero 2001).
En Uruguay se está ejecutando un proyecto que comenzó en
1999, para el desarrollo de alternativas a la utilización del BM. El mismo
es coordinado por el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIA);
el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente
(MVOTMA) y la Agencia de Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI),
que ha entrado en su última etapa que es la fase de eliminación de su uso.
Los resultados presentados por los responsables del proyecto demuestran la
existencia de alternativas no químicas, como la biofumigación, que
presenta un excelente comportamiento en el control de patógenos del suelo.
Sin embargo, cabe preguntar a esos organismos de investigación: ¿Por
qué no se desarrolla y difunde la biofumigación? ¿Cómo es posible que
luego de tres años de iniciado el proyecto, los volúmenes importados de BM
han aumentado significativamente?
El hecho que la biofumigación esté siendo utilizada con
éxito por productores de diferentes zonas del país, nos plantea la
necesidad de adelantar los plazos de eliminación del uso del BM, acordados
para el 2005.
Convenio de la OIT
sobre Seguridad y Salud
en la
Agricultura
Por último, queremos señalar que la Conferencia
Internacional del Trabajo de la OIT, en su 89ª reunión (junio 2001),
aprobó el Convenio 184 y la Recomendación 192 sobre
Seguridad y Salud en la Agricultura.
Se estima en 450 millones los hombres y mujeres que
trabajan en todo el mundo como asalariados en la agricultura,
representando más del 40 % de la fuerza de trabajo agrícola mundial de
1.100 millones de personas.
La OIT en 1997, estimaba que 170.000 personas murieron
como consecuencia de accidentes en la agricultura y más de 160 millones
contraen anualmente enfermedades debido a los peligros y exposiciones
–especialmente a los agrotóxicos– en los lugares de trabajo. El nuevo
Convenio apunta a revertir esta situación.
Dentro de las disposiciones contenidas en el Convenio, se
destacan:
• Los empleadores deben realizar evaluaciones de los
riesgos en los lugares de trabajo antes de exponer a los trabajadores a
los peligros o riesgos cubiertos por el Convenio, incluida la exposición
a productos químicos. (Art.7/a).
• Los trabajadores tienen derecho a "apartarse de
cualquier peligro derivado de su actividad laboral cuando tengan motivos
razonables para creer que existe un riesgo inminente y grave para su
seguridad y su salud, y señalarlo de inmediato a su supervisor. Los
trabajadores no deberán verse perjudicados por estas acciones".
(Art. 8/c).
• Los Artículos 12 y 13 se refieren a una gestión
racional de los productos químicos, extendiéndose más allá del lugar de
trabajo. El Convenio también establece la necesidad de proteger el medio
ambiente en general, con respecto al descarte de recipientes vacíos de
agrotóxicos y otros desechos. (Art.12/c y párrafo 7 de la Recomendación
192).
La mejora en el ambiente de trabajo, en este caso de la
agricultura, a través de la disminución y regulación en el uso de
agrotóxicos, puede contribuir significativamente a la protección del
ambiente en general. Los sindicatos han utilizado a menudo este estrecho
vínculo entre el ambiente laboral y el entorno general, para promover
mejoras para la sociedad en su conjunto, que también recibe el impacto del
uso indiscriminado de los agrotóxicos.
Teniendo en cuenta lo expuesto, hacemos propicia la fecha
para demandar al gobierno uruguayo y al espectro político en general, para
una inmediata ratificación del Convenio 184.
Este tipo de decisiones proyectan hacia el exterior una
imagen del país y son claves a la hora de reflejar su posición en torno a
la protección del ambiente y de la salud. Asimismo, darían sentido al
slogan gubernamental: "Uruguay, País Natural".
Consideramos que algunas medidas exigen urgente
aplicación:
1) Teniendo en cuenta que existen alternativas
probadamente eficaces, y que pueden servir de base para el desarrollo de
un modelo de agricultura sustentable, es que planteamos el cese
inmediato del uso del bromuro de metilo en el Uruguay.
2) La ratificación inmediata del Convenio de Estocolmo
sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes (COP) y la consiguiente prohibición
de importación, producción, uso y comercialización del mirex en el Uruguay.
3) Urgente ratificación del Convenio 184 de la OIT
sobre Seguridad y Salud en la Agricultura.
4) Implementación de planes nacionales para el
desarrollo de modelos de agricultura sustentable, únicas formas de
asegurar nuestra soberanía alimentaria, con una agricultura preocupada por
el valor nutritivo de los alimentos, la salud de los trabajadores, el
ambiente, la rentabilidad de los cultivos y comprometida socialmente en el
desarrollo de sistemas agrarios en armonía con la naturaleza.
5) Transgénicos. Exigimos que debe suspenderse
inmediatamente toda y cualquier acción que legalice la producción de
cultivos y comercialización de alimentos transgénicos, nacionales e
importados.
6) Mejorar la eficiencia de los sistemas de registro y
difusión de uso de sustancias químicas, como de sus efectos a fin de
asegurar un manejo transparente y democrático de esa información para los
trabajadores, consumidores y de la población en general.
7) Establecer mecanismos de acción, claros y efectivos,
por parte de las autoridades sanitarias competentes en los casos de
denuncia de intoxicación por sustancias químicas, tanto sea en el ambiente
doméstico, como laboral; a efectos de poder llevar a cabo el pertinente
estudio y seguimiento de los casos que, a su vez, redundarán en planes y
medidas de prevención más eficaces.
|
|
|
UITA
- Secretaría Regional Latinoamericana - Montevideo - Uruguay
Wilson
Ferreira Aldunate 1229 / 201 - Tel. (598 2) 900 7473 - 902 1048 - 903 0905
|