Recibimos y publicamos
Nicaragua
/ Dolores
Cuarto de siglo
tragando
tóxicos
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Cuando
construyeron Plastinic hace 25 años, a orillas de la carretera
Panamericana y del pueblito, Dolores eran cuatro callecitas de
luces mortecinas, con su parque-potrero, iglesia y comando
somocista. Más allacito seguían bosques cafetales.
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Pero ahora el
pueblo tiene casi 10 mil "almas muertas" conviviendo con la fábrica.
Cada vez que arden los desechos de plástico, inmensas columnas de
humo negro inundan las casas y su gente.
Los tufos y
sopores contaminantes los arrastra el viento invadiendo a Dolores de
un penetrante "perfume" altamente tóxico. Esto se siente con sólo
pasar cerca de
Plastinic, y ahora es
más venenoso por el
reciclaje y los pesticidas usados para las bolsas bananeras.
Algunos, muy
pocos, comienzan a reflexionar sobre la contaminación provocada por
Plastinic;
los más informados creen que esta es una posible causa de tantos
casos de cáncer, leucemia infantil y enfermedades raras que padece
la comunidad y que requiere investigación.
Para otros
está claro que las continuas enfermedades de los pulmones, los ojos
y la piel, tienen que ver con la contaminación que provoca
Plastinic.
Lo que la fábrica hace en reciclaje lo informamos en nuestra edición
anterior. Consiste en un aplanta con algunas innovaciones creados
por los obreros. Una pequeña red de acopio de plástico en el
basurero la Chureca, de Managua, enmascara la
importación de basura
plástica de Costa Rica y Estados Unidos. En forma furtiva entran
furgones llenos de plástico sucio, con sangre de carne y otras
cochinadas putrefactas; además, furgones de plástico celeste con
pesticidas, procedentes de las bananeras ticas.
Sobre todo durante las noches, descargan los furgones en un gran
recipiente acoplado a máquinas trituradoras.
También por la noche
reciclan esta basura, invadiendo con sus tufos, gases y tóxicos a la
dormida población.
Parece que en
Nicaragua no hay tanta basura plástica, que la tienen que traer de
afuera. O talvez es que estamos tan extranjerizados, que hasta la
basura la preferimos gringa o tica.
Una vez reciclado el
plástico lo mezclan con otros para producir pajillas (sorbitos), a
las que muchos son tan aficionados hasta para beber
atol de mai.
En febrero
pasado renovaron la sección donde producen bolsas para las
bananeras.
Allí trabajan cuatro
hombres expuestos totalmente a la contaminación con Polidic, un
insecticida que aplican a dichas bolsas y que invade toda la planta.
Hace un tiempo varios vecinos enviaron una carta de protesta, porque
el insecticida les caía hasta en sus comidas.
En
Plastinic
hay veteranos con más de 23 años, que saben que tienen contaminado
su organismo. En
imprenta trabajan 40 personas, con pinturas que contienen plomo, con
materias primas como alcoholes, con butanol, propanol, etil, y
solventes como perclorotileno. En los exámenes practicados a estos
trabajadores todos aparecen con plomo en la sangre. Hay un solvente
holandés tan tóxico, que los trabajadores dicen que algunos se han
desmayado con solo abrir el recipiente.
La fábrica
Plastinic
no haya qué hacer con sus desechos y basuras tóxicas. El reciclaje
de plástico deja residuos que los queman para intentar
desaparecerlos. Otros desechos tóxicos provienen de químicos como el
perclorotileno, que usan para estampar y colorear el plástico.Van
sobrando barriles de un atol altamente tóxico, y que al comienzo lo
enterraban en el patio de
Plastinic.
Esto provocó la quema de los árboles cercanos. A nadie le preocupó
la muerte de los árboles, pero el tufo intenso e insoportable
provocó la queja de la población cercana. Desde entonces la
administración de
Plastinic echa los desechos tóxicos en baldes
sellados, y dos veces por semana los bota en el basurero de Dolores
junto a los sobrantes de plástico tostado y otros desechos. Allí le
pegan fuego, y los baldes medio buenos los vecinos se los llevan a
sus casas junto a las bocanadas de humo que envenenan a más de 15
familias cercanas.
Según datos del Centro de Salud, en este lugar se registra un
aumento de enfermedades respiratorias; semanalmente se reportan 83
casos, muy superior respecto a años anteriores. La
pasividad y evasivas del personal responsable del Centro de Salud,
mueve a sospechas.
¿Quién vale más: el plástico o
la gente?
En el fondo
del patio de
Plastinic hay una bomba de tiempo: 25 barriles de
desechos altamente tóxicos. ¿Dónde los van a botar? Sólo ellos lo
saben. Se filtró entre el personal que se proponen enterrarlos en
una de las fincas que ha comprado la fábrica, pero nunca en la que
dieron al padrecito del pueblo donde vive con todas las comodidades
de un señorito feudal, aunque estos químicos son tan potentes que
destruyen toda la vegetación aledaña, dejando la tierra inservible.
Hace poco contrataron un especialista para reciclar el atol, pero la
capacidad instalada es muy inferior a la cantidad de desechos, por
lo que siempre sobran y tienen que botarlos.
En pláticas
la gente bromea que sólo hay dos soluciones: quitar la fábrica o
quitar al pueblo de ese lugar. Si todo sigue igual, los daños por la
contaminación serán castastróficos. Pero no es cierto que sean las
únicas soluciones. Allí nomás en Costa Rica existe una gemela de
Plastinic,
que opera apegada a leyes laborales y ambientales rigurosas que la
obligan a cumplir. En Nicaragua tenemos leyes buenas pero que nadie
cumple ni las hace cumplir. Por ejemplo, cada seis meses hace
inspecciones el Ministerio de Trabajo y de Salud; a veces llegan los
del MARENA. Son inspecciones amarradas; la administración de
Plastinic
maquilla sus instalaciones, obliga al personal a usar medios de
protección y quien no lo hace lo multan hasta con 200 córdobas1
Llegan los inspectores y todo está limpito, en orden. Después de la
"inspección" viene el banquete, abundante comida y bebidas a cambio
de un Certificado de buena conducta, que autoriza a
Plastinic a
seguir contaminando.
En octubre
pasado las tormentas que azotaron el país cambiaron la dirección de
los vientos. El local donde armamos la
Guía Ambientalista
quedó envuelto en una insoportable nube tóxica. Nuestra
percepción benévola del reciente proceso de reciclaje de
Plastinic,
cambió radicalmente al sentirnos víctimas de sus ganancias sucias.
Retornamos a
vivir a nuestro pueblo natal hace un año, buscando un mejor
ambiente. En defensa a nuestro derecho a ese ambiente sano que
ordena la Constitución, decidimos alertar a la gente. Iniciamos la
recolección de información sobre los desechos y efectos
contaminantes provocados por este tipo de fábricas.
Los plásticos, polietilenos y productos PVC con que trabajan estas
fábricas, liberan en sus procesos las terribles Partículas de
Combustión Incompleta (PICs, por sus siglas en inglés). Estos PICs
contienen las famosas dioxinas y furanos, asociados en otros países
con problemas de cáncer. Los pesticidas con que Plastinic cura las
bolsas para bananas, están suficientemente estudiados en su efecto
negativo sobre la salud, las aguas y todo el ambiente. Y si es el
plomo (Pb), forma parte de la "trinidad maldita" de los metales
pesados altamente tóxicos, junto al Mercurio (Hg) y Cadmino (Cd).
Varios
trabajadores de
Plastinic dicen con cierta pasividad:
"estamos pegados por el
plomo". Esto nos recuerda la terrible experiencia de
la fábrica Pennwalt,
contra la cual luchamos hasta lograr su cierre en 1993. La gente de
Plastinic
sacrifica sus vidas conscientemente con la esperanza que sus hijos
no corran la misma suerte. Toda la población soporta este mal a
cambio de unos empleos y 100 mil córdobas mensuales en impuestos;
desde que asumió el nuevo alcalde liberal de Dolores, Jaime
Palacios. Plastinic
bajó sus impuestos a 30 mil córdobas, parece que en castigo a la
corrupción y despilfarro que según algunos doloreños impera en la
Alcaldía.
La
fábrica aplica criterios de zona franca para dar empleo. Privilegia
personal joven, la mayoría mujeres. Plastinic emplea 500 personas,
150 de ellas en administración.
Los Municipios Dolores, Diriamba, Masatepe y San Marcos abastecen a
la fábrica de materia prima humana. Un 30 por ciento trabaja por la
noche, otro 30 por ciento en el turno diurno mientras los otros
descansan esperando su infierno.
Durante la noche, después de
las 10 PM, la contaminación sube a su máxima intensidad; Plastinic
aprovecha que el pueblo duerme para realizar el reciclaje y otros
procesos de trituración y combustión. En este turno también trabajan
mujeres embarazadas... ¡no importa! La verdad es que el pueblo -día
y noche- duerme desde hace 25 años.
La
Guía Ambientalista
Edición junio - julio 2002
Nicaragua
NOTA
1-
US$ 1 = C 14.30
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