Infertilidad y pesticidas
Peor
que el riesgo país
el riesgo del varón argentino
Según datos de la OIT, en la agricultura mundial son utilizados casi 750 mil productos y compuestos químicos, y cada año varios miles de nuevos productos son lanzados a los mercados. La agricultura hoy, se apoya más en el petróleo que en la propia tierra, provocando que el modelo agrícola se parezca a un laberinto sembrado con toda clase de trampas en las que caen campesinos, asalariados y consumidores. Una investigación reciente efectuada en Argentina constató la existencia de una estrecha relación entre la infertilidad masculina y la exposición a los agrotóxicos y otros contaminantes químicos. |
El
responsable de esa investigación fue un equipo científico francoargentino
encabezado por el doctor Alejandro Oliva, director del programa Medio
Ambiente y Salud Reproductiva del Instituto Universitario Italiano de Rosario,
y por el francés Luc Multigner, del Instituto
Nacional de Salud e Investigaciones Médicas, especializado en medio
ambiente y salud reproductiva. La investigación, realizada sobre un grupo de
225 hombres argentinos originarios de las provincias de Santa Fe y Entre Ríos,
confirmó una relación directa entre el aumento del riesgo de infertilidad y el
uso de pesticidas y solventes.
Según
un artículo publicado por el diario Página
12,1
“entre
los pesticidas, los científicos sospechan que los principales responsables son
los organoclorados -del tipo del DDT- que, si bien ya no se utilizan, tienen
efectos que pueden perdurar en el organismo más de 40 años.”
La
investigación se realizó a partir del creciente número de consultas
efectuadas por esterilidad entre 1995 y 1998 en los hospitales de esas zonas.
Los hombres analizados fueron fundamentalmente trabajadores del campo en zonas
agrícola-ganadera u obreros de metalúrgicas y plantas químicas. “El
equipo científico se propuso estudiar los factores de riesgo medioambiental:
pesticidas, solventes y el calor. En el caso del calor (operarios de altos
hornos o de industrias metalúrgicas, no se comprobó una relación objetiva
entre condiciones laborales y esterilidad, pero en cambio los hallazgos fueron
contundentes en cuanto a pesticidas y solventes”, explicó a Página 12 el doctor
Oliva. “Ya había otros
trabajos que se aproximaban al problema, pero lo que éste hace es confirmar que
pesticidas y solventes aumentan el riesgo de esterilidad en tres o cuatro
veces”. Oliva acotó también que “cuando
los pesticidas se absorben se transforman en hormonas femeninas, se rompe el
balance de estrógeno-andrógeno y se produce esta disminución en la calidad
seminal”. Por esta razón, el estudio reveló la existencia de valores “muy
por debajo del umbral de fertilidad masculina”.
Disruptores
endócrinos
El
término disruptor endocrino sirve para definir a cualquier compuesto químico,
contaminante medio ambiental, que una vez incorporado a un organismo vivo afecta
al equilibrio hormonal. ¿Cuántas sustancias artificiales son capaces de
alterar los mensajes químicos del organismo? Nadie lo sabe, y aún no se han
examinado sistemáticamente los posibles efectos de las decenas de miles de
compuestos químicos sintéticos creados desde la Segunda Guerra Mundial. Hasta
la fecha, los investigadores han identificado al menos 51 compuestos químicos
sintéticos –muchos de ellos ubicuos en el medio ambiente- que transforman de
un modo u otro el sistema endocrino. Este batallón de disruptores hormonales
incluye familias químicas numerosas, como los 209 compuestos clasificados como
PCBs, las 75 dioxinas y los 135 furanos, que ejercen una miríada de efectos
nocivos documentados.2
El
descubrimiento de que el DDT era capaz de actuar como un estrógeno –u
“hormona femenina”- pudo parecer una curiosidad aislada en 1950, pero, por
desgracia, dista mucho de ser un caso único. Durante el último medio siglo,
los mismos laboratorios químicos que produjeron este “milagroso” plaguicida
han creado multitud de nuevos productos químicos sintéticos que también
pueden interferir con las hormonas. Cuando se comprobó que los hombres que
trabajaban en una factoría química dedicada a la producción del plaguicida
Kepona tenían cantidades anormalmente bajas de espermatozoides, quedó claro
que el DDT no era la única sustancia sintética capaz de provocar efectos
similares a los del estrógeno.3
Según
el Comité Científico de Toxicidad,
Ecotoxicidad y del Medio Ambiente de la Unión Europea (CSTEE), “existe
una relación entre las sustancias químicas alteradoras de los procesos
endocrinos hasta ahora estudiadas y trastornos de la salud humana como los cánceres
de testículo, mama y próstata, disminución del número de espermatozoides,
deformidades de los órganos reproductores, disfunciones tiroideas y problemas
neurológicos y relacionados con la inteligencia.”4
Además
de estar afectando la salud humana, los disruptores endocrinos están
constituyendo una amenaza para otros animales: masculinización de moluscos,
feminización de peces, osos polares hermafroditas...5
Los
científicos que investigaron en Argentina creen que los responsables son “los
viejos organoclorados que se han usado muy intensamente hasta la década de los
70”. Aunque estas sustancias ya no se utilizan, son bioacumulables y su
efecto puede perdurar hasta 40 años dentro del organismo humano. En el artículo
citado, el diario Página 12 señaló que el efecto de estos tóxicos puede
manifestarse mediante dos mecanismos: “que
el individuo haya estado en contacto directo con la sustancia, o bien que los
padres la hayan absorbido y la hayan trasmitido a través de sus espermatozoides
y óvulos a los hijos; o que la madre embarazada haya tomado contacto con
ellos”.
En
las conclusiones del mencionado trabajo los científicos plantean una
advertencia: “Los testículos son uno
de los órganos más vulnerables a los agentes medioambientales físicos y químicos.
Estos agentes han aumentado sustancialmente desde los años 40, debido a
actividades industriales y agrícolas. Una mayor conciencia en numerosos países
occidentales previene los efectos nocivos de los agentes químicos en la
reproducción masculina. Ahora deberían concentrarse los esfuerzos en los países
en desarrollo”. En tal sentido, el doctor Oliva apunta un dato concreto: “según cifras de la FAO, Argentina ha aumentado en más de un 200 por
ciento el uso de agroquímicos, principalmente en la pampa húmeda, debido a los
herbicidas que se utilizan en la soja transgénicas (n.d.r.: glifosato),
mientras que en Estados Unidos y Europa no llega al 60 o 70 por ciento.”
Por su parte, el periódico bonaerense Ambito Financiero del 7 de agosto consignó que “el uso de plaguicidas en las plantaciones agropecuarias cercanas a la localidad de Lanteri, 300 kilómetros al norte de la ciudad de Santa Fe, provocó un notable incremento en los problemas de salud de sus pobladores”, según palabras del presidente comunal Raúl Nicils. El funcionario indicó que recientemente se realizaron análisis a 100 obreros del surco y productores agropecuarios, 30 de los cuales “resultaron padecer serios problemas a causa de los venenos”.
Autor:
Gerardo Iglesias
© Rel-UITA
Página
12. 27.07.07
Nuestro
Futuro Robado. Theo
Colborn; John Peterson Myers y Dianne Dumanoski.
Idem
La Investigación de los
Disruptores Endocrinos en la Perspectiva de la Administración. Francisco
Vargas Marcos.
Presentación de la Jornada,
Disruptores Hormonales: Un nuevo Reto Ambiental. Joaquín
Nieto. CC.OO / ISTAS / FUNDACION GENERAL DE LA UNIVERSIDAD COMPLUTENSE.
Madrid 26.03.01.
UITA - Secretaría Regional Latinoamericana - Montevideo - Uruguay
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