La
ola de fusiones y adquisiciones que arrastra todos los sectores de la economía
mundial también llegó al campo. Miles de millones de dólares se están
moviendo detrás de la biotecnología. (…) La última gran noticia fueron los
3.800 millones de dólares que desembolsó la compañía química alemana BASF
para adquirir Cyanamid, la firma
dedicada a la protección de los cultivos de American Home Products (AHP),
un gigante farmacéutico con sede en el Estado de Nueva Jersey. Con esa operación,
BASF se incorporó al pelotón de los cuatro grandes que manejan el 60% del
mercado mundial de agroquímicos. Ese grupo lo completan Syngenta
(las divisiones agro de Astra más Zéneca y Novartis), Aventis
(Hoechst y Rhone Pulenc) y Monsanto.
El segundo grupo lo componen otros tres grandes: Bayer, Dupont y Dow
Agrosciences.
BASF
dijo oficialmente que uno de los objetivos de la operación fue reforzar su
participación en los mercados de Estados Unidos, Canadá y América del Sur. A
pesar de la crisis de rentabilidad que afecta a los productores de Brasil y de
la Argentina, el mercado tiene perspectivas de crecimiento en el mediano plazo.
En Argentina, la compañía está radicada hace 50 años y tiene una facturación
de unos 220 millones de dólares, que incluye pinturas, plásticos, químicos y
productos para la nutrición y la agricultura. En el agro su facturación supera
los 40 millones de dólares.
Cyanamid,
en tanto, posee en la Argentina una facturación anual estimada en los 70
millones de dólares, de los cuales el 60 por ciento proviene de productos
destinados a la soja, el principal cultivo del país.
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