RED SALUD DE LOS TRABAJADORES

  EN LATINOAMERICA y EL CARIBE 25.05.00

Por Dioclécio Luz

Niños utilizados para difundir agrotóxicos en Paraná

En el Estado de Paraná, se está desarrollando una experiencia incomún de propaganda y estímulo del uso de agrotóxicos. Allí los profesores de la red pública enseñan a los niños del medio rural a usar los pesticidas. Esto sucede dentro de una farsa: aparentemente los niños están participando de un programa de educación ambiental donde se aborda la cuestión de la salud, medio ambiente y hasta ciudadanía. En verdad, ellas están siendo adoctrinadas para que en el futuro se transformen en consumidores de agrotóxicos. Una éxotica alianza entre el Gobierno del Estado de Paraná y las industrias fabricantes de agrotóxicos garantiza la adoctrinación de los niños.

El “Programa Agrinho”, su nombre oficial, en  el año pasado catequizó a 1.200.000 niños y adolescentes de la red pública de 310 municipios. Durante el año 1999, ellos aprendieron sobre “triple lavado”, un modo de tratar los envases vacios. Desde 1996, cuando fue creado el programa, ellos aprendieron aspectos del uso de los agrotóxicos. O sea, no se cuestiona el uso de pesticidas en los plantíos, pero como usarlos. En 1999 aprendieron como resolver el problema creado por los fabricantes: qué destino dar a los envases.

El tema ¿”por qué realizar un triple lavado?, fue parte de un programa que abordaba otros temas de carácter importante, como “Adolescencia, sexualidad y amor”; “Dientes saludables, niños felices”; “Practicando la ciudadanía en el escuela”; “Salud en la familia”, etc.

En el pasado año, 18.143 profesores de la red escolar atuaron en defensa de los intereses de los fabricantes de veneno. Después de entrenados, recibían un vasto material “pedagógico” sobre los temas abordados en las aulas durante el año. Tuvieron la libertad de trabajar los temas de la forma que entendían más conveniente. Al final, los niños hicieron redacciones que compitieron por diversos premios. Si un alumno era premiado, el profesor también. En 1999, fueron entregados: 10 automóviles Fiat Palio, 90 televisores, 90 aparatos de sonido, 45 microondas, 10 computadoras, 9 cursos de informática y 9 CD Rom educativos.

Según Patricia Torres, funcionaria del Servicio Nacional de Aprendizaje Rural del Estado de Paraná y Coordinadora del Programa Agrinho, el costo total del programa fue de US$ 2.4 millones. Mitad del costo fue financiado por las industrias de agrotóxicos: Bayer, Novartis, Dow AgroScience, Jacto, Milenia, Du Pont, Hokko y por la entidad que reúne a todas ellas, la Asociación Nacional de Defensa Vegetal (ANDEF). La otra mitad fue dinero público.

El diputado federal Dr. Rosinha (PT-PR), que es médico, ironiza: “de hecho Agrinho es un suceso; un suceso en la formación de futuros consumidores de agrotóxicos. Si no fuese así, si fuese un programa preocupado con el medio ambiente, Agrinho orientaria para una agricultura alternativa, ecológica y no para el uso de venenos.”

Por su parte el Ministerio Público, analizó el programa. La promotora del medio ambiente del Estado de Paraná, Cynthia Maria de Almeida Pierri, informó que el informe de mayo del pasado año sobre el programa Agrinho reveló algunas verdades. “El título de la cartilla: Agrinho en defensa de la naturaleza, da una idea equivocada sobre su contenido. En verdad, el texto es favorable al uso de agrotóxicos. Ellos citan que el agrotóxico es la única forma de control, cuando no lo es...”.

¿Qué es el triple lavado?

Los fabricantes de agrotóxicos siempre intentanron huir del problema que ellos crearon: ¿qué hacer con los envases vacios de agrotóxicos? En Paraná, el mayor productor de granos del país, se estimó que había en 1997 una tonelada de envases tirados en los campos, ríos y planicies del Estado.

Los fabricantes se lavaron las manos. Compete al gobierno buscar salidas. Primeramente se intentó adoptar una propuesta habitual, la creación de depósitos de basura tóxica en las haciendas. El agricultor debe separar una pequeña área de su propiedad, donde almacenará los envases vacíos. Un pozo lejos de la casa, lejos de los animales, lejos de los cultivos, lejos del campo, inaccesible para animales y niños; el local debe ser cimentado para evitar la contaminación de la napa freática. Es evidente que esta solución es irreal, propuesta intensivamente por la extensión rural en todo el país, nunca fue viabilizada en el campo. Los agricultores continuaron tirando los envases en los ríos, en los campos, reutilizándolos para alimento, agua o se tornaron juguete de niños.

Pues bien, hace un poco más de tres años, los fabricantes de veneno transfirieron el problema, que era de ellos, para el Estado y el agricultor. Ellos idearon un nuevo sistema que ya fue aceptado en las universidades, el triple lavado. En vez de hacer un depósito de basura tóxica en la propiedad, el Estado juntaría los envases de las haciendas y juntaría todo en un gran depósito. El agricultor debe “lavar” tres veces el recipiente, juntar todos los envases y llevarlos al depósito creado por el Estado. De esta manera la industria no asume su responsabilidad y el contribuyente es quien paga por el servicio de limpieza de la propiedad. La solución presentada por la industria rapidadmente fue incorporada por la extensión rural como un gran avance de la modernidad. 

 

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