EL SIGLO05.06.00 

Por RAMON NARPIER

Plaguicidas ponen en peligro ecosistemas y la salud pública    

La lucha contra los insectos se hace cada vez más difícil y costosa en la República Dominicana. Ramón Narpier consulto al entomólogo Julián de la Rosa y Guzmán quien señalo “que el uso irracional en el país de los compuestos químicos es consecuencia de la falta de un modelo propio, nacional, de control de plagas que incluya el estudio de las características ambientales, ecológicas y socioeconómicas del territorio nacional. Sin la construcción de un modelo teórico propio nunca vamos a resolver el problema del uso de los plaguicidas porque las condiciones ecológicas y sociológicas nuestras y las de otros territorios, son totalmente diferentes; no podemos pensar que nosotros vamos a aplicar los pesticidas dentro de la sociología y características con que lo aplican los países productores de esos pesticidas.”

Además afirmó que los pesticidas llegaron al país a partir de 1945 y eran aplicados a los cultivos de arroz, yuca y de maní. Reveló asimismo, que el entomólogo y fitopatólogo Gómez Menor, de nacionalidad española, quien sustituyó al señor Russo, un entomólogo italiano fundador del servicio fitosanitario dominicana durante el gobierno de Horacio Vázquez, fue el último profesional de esa área que trabajó en el país hasta 1940 de forma residente. “A partir de esa fecha hasta 1970 la República Dominicana no tuvo ni un fitopatólogo ni un entomólogo, ni extranjero ni nativo, y fue en ese período, como consecuencia de ese vacío académico, que se estableció, sin oposición, el control químico excluyente”, explicó. Recuerda el caso de Río Frío, en la región central del país, que ocurrió en la década de los 60, cuando murieron decenas de personas y resultaron afectadas centenaeres intoxicadas por Parathion. “Hubo un accidente donde murieron no se sabe qué cantidad de personas todavía. En esa época se dijo que eran como 20 o 25, pero se ha llegado a la conclusión de que fallecieron mucho más por las consecuencias que hubo después”.

A partir de ese accidente es que se crea la Ley 311, de fecha 24 de mayo de 1968, sobre el uso y control de plaguicidas. “Considerando, que el incremento de la producción alimentaria es de carácter prioritario, y que este objetivo no puede alcanzarse si no se utilizan insumos agrícolas indispensables como los plaguicidas”. El número 311, el nombre Revolución Verde, (el comentario es nuestro).

Antonio Thomén, conocido ambientalista y uno de los maestros que inauguró en el país el tema de los recursos naturales, cuenta que a partir del decreto presidencial  217-91, que prohibió más de veinte plaguicidas, se obtuvo como resultado el incremento de la corrupción en el sector agrícola. “Las casas que representan esos productos aportaron grandes sumas para convencer a las autoridades de que esos plaguicidas eran inocuos, que no hacían ningún daño y que podían pasar, como al efecto pasaron en mayor grado, quintuplicándose su uso como podemos ver”. Aseguró que “el resultado es sencillo: más incidencia de cáncer en el país, todos tenemos parientes que han muerto de cáncer, tanto jóvenes como ancianos; problemas genéticos, nacen muchos niños deformes, algunos sobreviven y se ven o los esconden en las casas, algunos nacen muertos; problemas de impotencia, o falta de espermatozoides; enfermedades respiratorias, pero el principal daño es el cáncer”. Según el doctor Thomén, nos estamos envenenando nosotros mismos porque estamos ingiriendo alimentos altamente contaminados, sin ningún control. Habrá cada día más seres defectuosos, más luto en cada familia, pero la gran religión del becerro de oro es la que se impone”, proclama.

El autor, Ramón Narpier, informa en su nota que los fungicidas Pentaclorofenol, Benomyl, Captan y Mancozeb, los insecticidas Diazinon, Endosulfan, Metamidofos, Monocrotofos y Permetrina, los herbicidas 2,-4D y Paraquat; el acaricida Dicofol y el Bromuro de Metilo, figuran en las listas de importaciones hechas por compañías establecidas en el país en 1998 y 1999.

Por su parte el ingeniero Porfirio Alvarez, director del Departamento de Sanidad Vegetal de Agricultura, informó a El SIGLO que aunque el decreto ( 217-91 ), prohibe una serie de productos, tiempo despues se aprobó una resolución que establece en muchos de esos productos, incluyendo el Paraquat, “un cambio de categoría que fue de prohibido a uso restringido”. Precisó que es debido a esa disposición administrativa, que algunos plaguicidas con recomendación internacional de prohibidos y de uso restringido, son comercializados libremente en el país.

 

Comuníquese con nosotros

UITA - Secretaría Regional Latinoamericana - Montevideo - Uruguay

Wilson Ferreira Aldunate 1229 / 201 - Tel/Fax (598 2)  900 7473 -  902 1048 - 903 0905