Johannesburgo + Marx

Con más pena que gloria acaba de culminar la llamada Cumbre de la Tierra. Gobernantes de 191 países -la mayoría de ellos haciéndole los mandados a las grandes compañías transnacionales (CTNs) y al Rey del mundo que no asistió, pues ¿teniendo súbditos, para qué arriesgarse a recibir abucheos?- volvieron a intentar tapar la realidad con papeles. Pero ya no resulta tan fácil.

Hace 135 años, alguien predijo la situación por la que hoy atravesamos. Su pronóstico estaba basado en un análisis científico del sistema de producción, abordando temas tan actuales como "mercancía y moneda"; "contradicciones de la fórmula del capital"; "acumulación del capital"; etc.

Esconder o deformar las verdades encerradas en ese pronóstico requirió de mucho dinero, poder, represión, y toda una pléyade de mercenarios y lacayos muy bien remunerados que durante esos 135 años consiguieron disimular las consecuencias de un sistema perverso. Las cumbres también tienen sus antecedentes y un buen ejemplo para comprender los resultados de Johannesburgo lo encontramos en Maurice Strong:

Mister Strong (que en inglés significa "fuerte, vigoroso, nervioso, recio, intenso, emocionante, violento, vivo, brillante"; elija el lector la definición que prefiera) es un magnate petrolero canadiense, pero también un "ambientalista", condición con la que aparece en:

  • 1972, como Secretario General de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Ambiente Humano, conocida como Conferencia de Estocolmo.

  • 1973/75, Director Ejecutivo del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

  • 1983/86, miembro de la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo (CMMAD o Comisión Brunstland).

  • 1990, inspirador del Consejo Empresarial Internacional para el Desarrollo Sustentable.

  • 1992, Secretario General de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo (Cumbre de la Tierra o RIO-92).

  • Desde 1992, Presidente del Consejo de la Tierra (con sede en Costa Rica) y promotor de la llamada Carta de la Tierra.

Haciendo honor a uno o varios de los significados de su apellido, Mister Strong se dio tiempo para realizar otras tareas, entre las que destacamos:

  • CEO (presidente ejecutivo) de la corporación Ontario Hydro, con un salario anual de 425.000 dólares y 95.000 dólares adicionales para gastos. La Ontario Hydro se asoció con Québec Hydro y Power Corporation of Canadá para formar la Asia Power Corporation y desarrollar el potencial energético de China.

  • Realizó negocios con empresas contaminadoras que queman carbón y explotan mano de obra esclava.

  • Designó a su amigo personal, David Hopper (ex presidente del Banco Mundial) como titular de la filial Ontario Hydro International.

  • Ex presidente de las Asociaciones pro Naciones Unidas.

  • Miembro en Canadá del Consejo Privado de la Reina.

  • Ex principal ejecutivo de la Dome Petroleum de Canadá.

  • Ex presidente del Centro Canadiense para el Desarrollo Económico sustentable.

  • Ex presidente de la American Water Delopment Inc.

  • Miembro del Club de Roma.

  • En 1996 intentó reemplazar al Secretario General de la ONU, Boutros Ghali.

  • Copresidente del Foro Mundial de Davos.

  • Presidió la Canada Development Investment Corporation, Petro Canada, Power Corporation of Canada y el Aspen Institute de EE.UU.

  • Es consejero principal de Kofi Annan, Secretario General de la ONU.1

En cuanto a Kofi Annan es bueno recordar que, siendo un ilustre desconocido para la opinión pública, fue preseleccionado e impuesto por Washington como "representante de Africa" en la secretaría general. Hoy, en los círculos estadounidenses es conocido como "El mensajero", por su habilidad en trasmitir las órdenes de Washington a la comunidad internacional. Fiel a ese papel, cuando más arreciaban las críticas y las protestas contra la Organización Mundial del Comercio (OMC), Annan voló a Davos donde firmó un respaldo total y sin precedentes de Naciones Unidas al "libre mercado" y la "globalización" ante una reunión de multimillonarios y funcionarios corporativos.2

Lo anterior es suficiente para explicar los resultados de Johannesburgo. Que no son tan malos, pues pese al esfuerzo de los ilusionistas que lo defienden, el sistema va quedando al desnudo. Ahí tenemos el caso del nuevo director de la OMC, el tailandés Supachai Panitchpakdi, quien al asumir manifestó que "se están abriendo caminos para que usemos positivamente el proceso de globalización y ayudemos a subirse a los que todavía están detrás". ¿Cuáles son estos caminos y como los utilizaremos?, es algo que no explicó. En cambio se mostró favorable a la creación de un código de buena conducta para las empresas y, para que no quedaran dudas, aclaró que su elaboración no es tarea de la OMC sino del propio sector privado.

Por todo ello es que las protestas de la sociedad civil se incrementan. Al mismo tiempo que Colin Powel era abucheado en Johannesburgo, otros gritos se escuchaban en las calles de Washington. Eran de los representantes de organizaciones contrarias a la globalización que iniciaban sus movilizaciones contra las asambleas anuales del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial que se celebrarán los días 28 y 29 de setiembre en esa ciudad. Seattle, Génova, Ginebra, Washington, Johannesburgo son manifestaciones contra los "modelos": globalización, neoliberalismo, etc. Pronto comprenderemos que el verdadero problema no se encuentra en los modelos, se encuentra en el sistema: el capitalismo. Como una contribución en esa búsqueda del verdadero enemigo conviene recordar lo dicho por Carlos Marx en su obra El Capital:

En la agricultura moderna, lo mismo que en la industria de las ciudades, el aumento de la productividad y el rendimiento superior del trabajo se obtienen a expensas de la destrucción de la fuerza de trabajo. Además, cada progreso de la agricultura capitalista es un adelanto, no solamente en el arte de explotar al trabajador, sino también en el de agotar el suelo; cada progreso en el arte de hacerlo más fértil por un tiempo determinado es un adelanto en la ruina de sus principios de fertilidad.

La producción capitalista sólo desarrolla el sistema de producción social agotando al mismo tiempo las dos fuentes de toda riqueza: la tierra y el trabajador.

Esto parece haberlo entendido el Partido Socialista francés. Luego de tres días de debates, en una autocrítica destinada a sus afiliados, su primer secretario, François Hollande, reconoció la importancia "de una crítica constante del capitalismo que exige una sociedad que no sea la del mercado", asegurando que "no hace falta un partido nuevo, sino un partido capaz de hacer otra política". Ya resulta un paso adelante el que los socialistas lean a Marx.

 

Autor:

Enildo Iglesias

© Rel-UITA

NOTAS 


1 Ver Miguel Grinberg, Ecofalacias, Edit. Galerna, Buenos Aires

2 James Petras, Se busca un secretario de Naciones Unidas íntegro, La Jornada, México, 21.08.02

 

11.07.02

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