AMBIENTE

Conservación de las aves

y el control de cultivos ilícitos

 en Colombia

Colombia es reconocida mundialmente por tener más especies de aves que cualquier otro país. Infortunadamente, una proporción creciente de estas 1.850 especies es vulnerable a la destrucción de sus hábitats por el hombre y 75 especies son consideradas como amenazadas a nivel global. Este problema que hasta hace diez años era apenas la consecuencia de patrones inadecuados de uso de la tierra, concentración de la población en algunas regiones, sobre-explotación de los recursos naturales, etc., se ha visto exacerbada en años recientes por la expansión de los cultivos ilícitos en extensas regiones y aún más, por las medidas tomadas para su erradicación. La conservación de las aves, empresa filantrópica, está entonces en el cruce de caminos con el conflicto armado en Colombia y a menos que las políticas actuales para enfrentar el problema de la producción de drogas en el país sean revisadas, podríamos estar enfrentando una extinción sin precedentes de algunos de los organismos que hacen más distintiva la biota del país.

La geografía de las áreas prioritarias para la conservación de las aves en el país coincide en gran medida con aquellas de los cultivos ilícitos y del conflicto armado. Por razones obvias, estas dos actividades están concentradas en el borde de la frontera agropecuaria y por lo tanto en donde se sitúan los últimos remanentes importantes de los paisajes naturales. Un estudio científico reciente en la Serranía de los Churumbelos en Putumayo, confirmó la riqueza esperada de la avifauna de esas selvas: cerca de 500 especies fueron registradas durante esta breve expedición a una región que es ahora el blanco principal de la más grande ofensiva para erradicar cultivos ilícitos mediante la fumigación aérea con glifosato.

Desde 1992, la deforestación atribuible a la expansión de los cultivos ilegales se ha duplicado en área y la comunidad científica ha expresado su preocupación acerca de tan masiva perturbación de las selvas lluviosas montañas y de tierras bajas y sus efectos sobre la vida silvestre. En el caso de las aves, esta preocupación se deriva del hecho que 95% de las 75 o más especies amenazadas y más del 90% de las endémicas dependen de los hábitats forestales, lo que implica que la reducción en tamaño de las selvas y su fragmentación progresiva reducen severamente la probabilidad de supervivencia de estos organismos a largo plazo.

Pero las políticas de erradicación de cultivos ilícitos adoptadas por el gobierno de Colombia no mejoran esta situación. Las fumigaciones aéreas de los cultivos con glifosato tienen efectos tanto directos como indirectos sobre las aves silvestres y el espectro completo de dichos impactos no ha sido completamente apreciado:

El llamado “Plan Colombia”, un programa de erradicación que enfrenta el problema de los cultivos ilícitos más como un objetivo militar que como un asunto social, no contempla esta clase de problemas ambientales. Por lo tanto es urgente revisar el esquema de las fumigaciones aéreas y considerar medidas alternativas que, además de solucionar el problema de la producción de drogas en Colombia, alivien los problemas sociales y económicos de la población rural y reduzcan las presiones sobre la gran riqueza biológica del país.

 

Autor:

  Luis G. Naranjo Ph.D.

Director de Programas Internacionales

American Bird Conservancy

Mayor información consultar:

www.usfumigation.org

 

 

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