Hoy el petróleo,

 mañana... ¿el agua?

 

Como hoy sucede con el petróleo, las guerras del futuro -apuntan los expertos- girarán en torno a otro preciado y escaso recurso: el agua. La propia ONU ha reconocido el potencial conflictivo del líquido elemento. La experiencia ha demostrado, no obstante, que en la gestión de recursos hídricos compartidos ha prevalecido, hasta ahora, la cooperación.

Existen en la actualidad 261 cuencas internacionales y 145 naciones poseen territorios en cuencas compartidas. Si observamos lo acontecido en los últimos 50 años, nos encontramos que frente a 37 controversias graves, se alcanzaron 157 tratados de cooperación. Naciones Unidas dice que no se puede afirmar que haya estallado ninguna guerra recientemente por recursos hídricos en litigio. Es más, indica que para encontrar una verdadera “guerra del agua” tendríamos que remontarnos 4.500 años atrás cuando las ciudades del Estado de Lagash y Umma se disputaron el Tigris y el Eufrates.

La cosa se puede agravar, eso sí, cuando a la escasez de agua se suman otros factores políticos, tal y como sucede en Oriente Medio. La región presenta los índices de consumo per cápita más bajos del planeta. Israelíes, sirios, jordanos y palestinos se disputan las aguas del Jordán, el Yarmuk, los acuíferos de los Altos del Golan y las corrientes subterráneas de Cisjordania. La historia del conflicto árabe-israelí es en buena medida la de la lucha por el control de los recursos hídricos de la zona. El primer ministro israelí, Ariel Sharon, llegó a afirmar que la guerra de 1967 empezó en realidad dos años y medio antes cuando Israel se decidió a actuar contra la desviación del Jordán. El difunto rey Hussein de Jordania dijo, por su parte, que el único motivo por el que iría a la guerra de nuevo con Israel sería por el agua.

Naciones Unidas ha elaborado recientemente un Atlas de Acuerdos Internacionales sobre Agua Potable en el que identifica 18 puntos actuales de conflicto entre 158 cuencas fluviales internacionales escasamente reguladas. El Jordán aparece como uno de esos “puntos calientes”. Israel figura como el país más conflictivo: desde 1948 ha protagonizado 30 incidentes violentos en relación con el “oro azul”. Los palestinos han sido los más perjudicados por estas acciones. De resultas, disponen hoy de la mitad de agua que sus vecinos israelíes y la pagan al doble de precio.

Este líquido indispensable para la vida se ha revelado además como una eficaz arma de guerra. Ya en el siglo XVI Maquiavelo y Leonardo da Vinci planearon desviar el río Arno para dejar desabastecida la ciudad de Pisa, con la que se encontraban en guerra. Casi cuatro siglos después, Malasia, que proporciona a Singapur alrededor de la mitad del agua que consume, amenazó en 1997 con cortarle el suministro en respuesta a unas críticas de este último al gobierno malasio. Israel, se mostró en alguna ocasión dispuesto a compartir sus recursos hídricos con Siria y Jordania, a cambio de su reconocimiento del estado judío.

El agua ha sido también utilizada frecuentemente como objetivo militar. Durante la primera Guerra del Golfo los pozos de abastecimiento y las instalaciones de saneamiento sufrieron importantes daños como consecuencia de los bombardeos indiscriminados. La falta de acceso al agua potable y las malas condiciones sanitarias desataron un buen número de epidemias que acabaron con la vida de miles de iraquíes.

Los conflictos en torno al agua son una realidad latente a escala mundial. En Oriente Medio, África Septentrional y Asia Meridional la grave escasez de este recurso es un agravante. Pero, ninguna región del planeta escapa a la problemática del agua. El fluir de los ríos no entiende de caprichosas fronteras diseñadas a golpe de escuadra y cartabón. Nos guste o no la realidad nos condena a entendernos, a cooperar.

“El fuego de las armas no perforará pozos para regar la tierra sedienta. Ninguna guerra podrá cambiar lo que viene dado por la geografía”. Estas palabras las pronunció el ex-primer ministro israelí, Simon Peres, hace una década con el Proceso de Paz entre palestinos e israelíes, como telón de fondo. Claro está, eran otros tiempos.

 

 

Íñigo Herraiz

Periodista

Agencia de Información Solidaria

inigoherraiz@hotmail.com

11 de abril de 2003.

 

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