LA CAJITA
INFELIZ
Ante el
cierre de 10 Mc Donald's en Uruguay |
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Montevideo:
El muchacho se levantó temprano y se mira al espejo una vez más. Tiene en
su mente la imagen del modelo norteamericano de los restaurantes de la
M
amarilla y brillante. Se afeita impecablemente con tres pasadas. Ahueca la
mano, esparce el gel verde en su cabello y vuelve a insistir en el jopo.
Uniformado,
llega anticipadamente a su turno, porque el mes pasado fue designado como
empleado destacado. Comienza por barrer la vereda y retirar el contenido
de la papelera. Recoge la mierda de los perros y con sus manos, saca la
bolsa negra que contiene papeles repletos de mostaza y salsa ketchup en
descomposición. Las moscas lo rodean y el olor es nauseabundo.
Hace calor, y
las fritadoras llegan a la temperatura requerida para sacar las papas
fritas en el tiempo estipulado. El hombre fuerte de Mc Donald’s, que en
realidad fue el inventor de extender la cadena de restaurantes a todo el
mundo, acaba de fallecer y los Mc Donald’s se vienen abajo como el sistema
financiero. Los niños norteamericanos que hoy son adultos, han sufrido
riesgo de contar cáncer. Según el último descubrimiento de los suecos, al
fritarse a altas temperaturas, las papas generan una sustancia
cancerígena. Aquellos niños que hoy son jóvenes, le están haciendo juicio
a Mc Donald’s porque la grasa les ha hecho engordar. Los niños
norteamericanos, que siguen siendo niños, ya tienen colesterol, porque el
aceite vegetal que dijeron utilizar los restaurantes en realidad era grasa
animal.
Los niños
europeos han dejado de comer la oblea grasosa por miedo a la enfermedad de
la “vaca loca”. Y en Latinoamérica, es tal la miseria que cada vez menos
clientes entran a los Mc Donald’s. 190 restaurantes han cerrado en todo el
mundo. Y en Asia venden croquetas de arroz porque la carne es prohibitiva.
El muchacho
uruguayo sigue con su trabajo. Sube al pelotero, pasa la aspiradora,
recoge los globos reventados y debe apurarse porque los primeros clientes
de la mañana comenzarán a ingresar.
El último día
fue un infierno porque vino el ministro, la televisión y sus
informativistas. Ese día se vendió mucho y terminó tarde de la noche:
reventado.
El joven
tenía la esperanza de verse por primera vez en la televisión. Cuando el
domingo se sentó toda la familia para ver al joven, aparecieron el
ministro y los informativistas, que solo se colocaron el delantal molestos
por el calor y el olor a fritanga rancia que se mete hasta la piel.
Ayer, luego
del ritual de la afeitada, el peinado y el jopo, llegó como siempre un
poco más temprano. Intentó una sonrisa cuando vio al gerente, pero lo
encontró distinto. Las fritadoras no tenían encendida la luz roja que
anuncia la vuelta al trabajo y a un salario que, sin pasar de los 3 mil
pesos ya es algo, en un país donde no hay trabajo y ya no quedan jóvenes.
Atendiendo el
llamado del gerente subió a la oficina donde nunca había ingresado y
perdió el jopo, en un segundo le creció la barba. No encontró su medalla
del mes, no encontró palabras y no escuchó realmente lo que le decía el
gerente, al percibir atónito que una grúa se llevaba la
M,
que ya no brillaba, ni era más amarilla.
Convenio La
Juventud / Rel-UITA
Martes, 3 de diciembre
de 2002
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Rel-UITA
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