Se realizaron 40
acciones de solidaridad (sin considerar las destinadas a fuera de la región)
cuyos orígenes pueden clasificarse de la siguiente manera:
•
Negociación de un
nuevo Convenio Colectivo o violación del existente: 14
•
Derechos Humanos y
sindicales: 12
•
Cierre de fábricas:
6
•
Despidos
injustificados: 6
•
Reestructuras
con despido de trabajadores: 2
Distribuidas por sectores,
las acciones de solidaridad se distribuyen de la siguiente manera: lácteo 12, bebidas 11, agro 4, otros 13.
Ranking
de empresas – Nestlé sigue
encabezando la lista con 9 acciones; seguida por Lido S.A.
(El Salvador), Dole, Coca-Cola, Philip Morris y
Unilever con 2 cada una; Cervecería Nacional
(Guatemala), Pepsi-Cola, Danone, AmBev, McDonald’s y
Kraft Foods con 1 cada una.
Comentarios
I) Las
acciones en defensa de los Derechos Humanos y Sindicales se
mantiene en el mismo promedio anual desde 1996, lo cual indica que
en la región (con variantes de país en país) la militancia sindical
continúa siendo una actividad riesgosa.
II)
Resulta significativo el alto porcentaje de conflictos vinculados a
la negociación colectiva. Son una minoría las
negociaciones que llegan a su fin en la etapa de trato directo, esto
quiere decir que la mayoría de los convenios colectivos o bien se
firman luego de un conflicto, o pasan a conciliación o arbitraje
según lo que establezca la ley en cada país.
III)
Es alarmante el
porcentaje de cierre de fábricas y la consiguiente pérdida de
puestos de trabajo. En los casos registrado, los cierres no obedecen
a la quiebra de empresas, lo común es que el cierre resulte del
traslado de la producción a otra región o país, o bien que una
compañía (generalmente transnacional) adquiera una empresa local y
luego centralice la producción, cerrando una o varias fábricas de la
empresa recién adquirida.
IV)
También ha
aumentado notoriamente el número de despidos masivos
injustificados a lo que se suman los despidos (o planes de
renuncias voluntarias) en caso de reestructura. Estos puestos
de trabajo son luego llenados con trabajadores tercerizados, con
contrato a término o bajo otras modalidades (ver Política
Empresarial) que impiden su sindicalización.
Si a los
puntos III y IV le sumamos la cada vez más utilizada práctica por
parte de las empresas de contratar personal con modalidades que
impiden la sindicalización (personal contratado a terceros,
contratos a término, cooperativas de trabajo, etc.) la consecuencia
es que en los centros de trabajo el porcentaje de personal afiliado
al sindicato es cada vez menor. Esto debilita al sindicato y las
consecuencias, entre otras, repercuten negativamente en la
negociación colectiva. Toda esta situación lleva a que los
sindicatos se encuentren a la defensiva, pues en la negociación de
un nuevo convenio colectivo mantener lo conquistado se considera un
verdadero “triunfo” y este factor contribuye a disminuir el ya bajo
nivel de sindicalización.
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