COMPRA DE
EMPRESAS, FUSIONES Y REESTRUCTURAS
Si observamos en la
sección Conflictividad en América Latina los datos de 2001,
comprobaremos que dos problemas –el cierre de empresas y los despidos
colectivos- se han incrementado durante los últimos años. Resulta
sugestivo que en ambos casos -y pese a la recesión económica que
experimentan nuestros países- no se trate de empresas que han dado
quiebra. La explicación debe buscarse entonces en otras causas. Dos
hilos conductores alimentan la pérdida de puestos de trabajo Uno es la
adquisición de empresas (generalmente de capital nacional) por parte
de una compañía transnacional (CTN). El otro son las fusiones.
-
La actual
tendencia apunta a una acelerada concentración empresarial, cuya
magnitud se pone de manifiesto si consideramos que a nivel global
este proceso saltó de casi un billón (un millón de millones) de
dólares en 1996 a los asombrosos 3,4 billones de dólares en 1999.
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En lo que respecta
a las adquisiciones, en el sector de la alimentación y sólo en los
primeros seis meses de 2000, arañaron los 150 mil millones de
dólares.
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Esta concentración
empresarial entre compañías que operan en distintas industrias,
permite pensar que en el futuro cercano ya no hablemos tanto de
compañías transnacionales, sino de compañías transectoriales.
Frente a este panorama, parece necesario comenzar a reflexionar
acerca de las posibles alianzas o fusiones entre CTNs de distintos
sectores y el nuevo desafío que esto significa para el movimiento
sindical.
Adquisición de
empresas
Como es natural,
toda empresa que decidió que su mejor opción es la venta, espera
obtener el mayor beneficio (precio) posible. Para ello trata de
aumentar sus “atractivos”, partiendo de la base que si a su
participación en el mercado y otros indicadores, le suma ser una
empresa sin sindicato (y por lo tanto sin convenio colectivo) su valor
de venta será mayor. Generalmente el proceso –y los problemas para los
trabajadores y su sindicato- comienzan bastante antes de la
venta pues las medidas que se adoptan, entre otras, son las
siguientes:
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Comienzan a
aparecer balances en rojo u otros indicadores de las “dificultades”
por las que la empresa supuestamente está atravesando.
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En función de esas
“dificultades” se adoptan distintas fórmulas para reducir
costos y aumentar la competitividad y la productividad
que culminan invariablemente en despidos, campañas de renuncias
voluntarias, tercerización, etc. Luego, en el mejor de los casos,
los puestos de trabajos vacantes son ocupados por trabajadores con
contratos a término, por lo general sin derecho a la
sindicalización.
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Se inicia una
campaña de provocación al sindicato (violaciones al convenio
colectivo, etc.) destinada a provocar un conflicto que culmine en
los tribunales declarando la huelga ilegal y comprometiendo la
existencia del sindicato (todos conocemos como funciona la justicia
del trabajo en nuestros países).
Un ejemplo de lo
anterior lo encontramos en el caso de Cervecería Hondureña
S.A. (además embotelladora autorizada de Coca-Cola) que
cuenta con participación accionaria de la transnacional DOLE,
donde nuestro afiliado, el Sindicato de Trabajadores de la
Industria de las Bebidas y Similares (STIByS) debió eludir
todas las maniobras anteriormente reseñadas, finalmente la cervecería
fue adquirida por la sudafricana South African Breweries (SAP)
con la cual el STIByS ya está enfrentando problemas.
La empresa ya fue
vendida y los trabajadores respiran, ¿por cuánto tiempo?
Los trabajadores que
pasaron por un proceso como el anteriormente reseñado, cuando la
empresa es adquirida por una CTN respiran aliviados. Piensan: “Ahora
trabajamos para una transnacional poderosa y en consecuencia nuestros
problemas finalizaron”.
En cierta medida les
asiste razón. Finalizaron los problemas creados con la finalidad de
convertir en más “atractiva” la venta de la antigua empresa, pero se
le vienen encima nuevos y más graves problemas, frente a los cuales
generalmente ni ellos ni su sindicato tienen experiencia. Veamos
algunos de estos problemas:
-
Se comienza con
una nueva reestructura que profundiza la iniciada antes de la venta.
Los trabajadores acuden a su sindicato y este trata de negociar con
la nueva gerencia. La respuesta que recibe es: Se trata de una
política establecida por la compañía y las ordenes vienen de la casa
matriz, nada podemos hacer a nivel local. También pueden amenazar
con retirarse del país (ver “Como opera BAT en Uruguay”). En
el mejor de los casos el sindicato puede negociar alguna mejora en
las indemnizaciones por despido, pero de todas formas los despidos
son inevitables. En esta etapa comienza la tercerización de algunas
secciones y los planteos de constituir seudo cooperativas o
miniempresas.
-
Si la
transnacional posee otras fábricas o empresas en el país, más tarde
o más temprano llega la hora de fusionarlas. A modo de ejemplo:
•
La
transnacional Kraft (filial de Philip Morris) es la
mayor compañía de alimentos de su país de origen (EE.UU.) y la segunda
a escala mundial. En Argentina elabora los jugos Tang,
chocolates y pastas. Es propietaria además de las empresas
Terrabusi, Canale y Mayco, que operan en el ramo de
las galletitas. Recientemente decidió concentrar este negocio en la
planta ubicada en el Parque Industrial de Pacheco, donde
también trasladó las operaciones de administración y ventas. El paso
previo a esta medida fue cerrar las plantas de Canale y
Mayco en Capital Federal, trasladando sus líneas
industriales Pacheco, donde funcionaba la fábrica de
Terrabusi.
Esta medida ocurrió
simultáneamente con el anuncio del oficial Instituto
Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), de que en el
Gran Buenos Aires (donde se ubicaban las dos plantas cerradas)
el 51,7% de los habitantes es pobre. La desocupación –que trepó a
índices nunca antes registrados- es en gran medida, responsable de
esta situación.
•
De
un extenso informe del Observatorio Social de la CUT de
Brasil publicado en enero de 2002 sobre Unilever, extractamos:
“La nueva gestión de
Unilever implementó una política administrativa de reducción
del cuadro funcional que implicó el despido de trabajadores y el
cierre de puestos de trabajo en la ciudades de Goiania y Rio
Verde. Antes de ser comprada por Bestfoods, Arisco
empleaba a 7.200 trabajadores. Bestfoods promovió un recorte de
personal reduciéndolo a 4.500 trabajadores.
Cuando Unilever
adquirió Bestfoods, redujo la plantilla todavía más, pasando
a ser de 2.800 trabajadores en la unidad de Goiânia. Bajo el
punto de vista de la generación de empleo, el resultado de las
adquisiciones fue el despido de más del 60 por ciento de los
trabajadores de Arisco en menos de dos años.
Entre 1999 y 2001,
además del despido de 4.400 trabajadores, Bestfoods y Unilever
implantaron un modelo de tercerización en alimentación (cocina y
comedor del personal), vigilancia, chóferes, limpieza y mantenimiento.
En CICA
(otra empresa del sector alimentación adquirida por Unilever)
el despido de trabajadores ocurrió por una decisión de Unilever
de rever sus inversiones en la unidad de Rio Verde. De los 380
trabajadores (280 permanentes y 100 temporales) existentes en 1999,
quedaban menos de 50 en setiembre de 2001. Pese a todos los
incentivos fiscales recibidos y las inversiones realizadas, Unilever,
luego de adquirir Bestfoods, optó por concentrar la producción de
derivados del tomate en la unidad de Arisco de Goiânia. Parte de los
incentivos concedidos para la instalación de la unidad de Rio Verde
fueron utilizados en la construcción de un centro de distribución”
(ver en esta misma página Empresas dentro de la
empresa).
•
En
noviembre de 2000 la empresa uruguaya Salus (cervecería y agua
mineral) fue adquirida por las transnacionales AmBev de
Brasil y Danone de Francia, en el momento de la
venta, la empresa contaba con una plantilla de 108 trabajadores en la
planta de agua y 170 en la cervecería. En marzo de 2001 los nuevos
propietarios propusieron un programa de retiros voluntarios al cual se
acogieron 26 personas. Al mes siguiente el Centro de Obreros y
Empleados de Salus (afiliado a la UITA) negoció un plan de
retiro para aquellos en edad de jubilarse en los años 2002 y 2003, al
cual se acogieron otras 21 personas. En setiembre quedaban solamente
73 trabajadores en la planta de agua y 113 en la cervecería. Es
decir, que 11 meses después de la compra, había desaparecido casi el
70% de los puestos de trabajo.
•
Hace
algunos años, Danone adquirió la Companhia Campineira de
Alimentos (galletitas y golosinas) situada en la ciudad de
Campinas en el interior del Estado de São Paulo (Brasil).
En el momento de la compra la plantilla oscilaba entre 900 y 1.000
trabajadores y trabajadoras. En enero de 2002 la empresa anunció el
despido de 130 trabajadores, con lo cual la plantilla quedaría
reducida, desde el momento en que la empresa fue adquirida por
Danone, a unas 700 personas, es decir una disminución de 30% en el
número de puestos de trabajo.
•
¿Esto ocurre solamente en nuestros países, calificados
eufemísticamente como “en vías de desarrollo” o “de economías
emergentes? Tyson Foods, la mayor procesadora de carne de
EE.UU. y con conocidas posturas antisindicales, anunció a fines de
febrero de 2002 el cierre de su unidad de Nueva Jersey, donde
ocupaba cerca de 200 trabajadores. Se trata del cuarto cierre desde
que la compañía adquirió IBP, con un desembolso de US$ 4.400
millones el año pasado. En enero de 2002 Tyson anunció que en
marzo cerrará las unidades de IBP en Detroit y Grand
Rapids, lo cual significará, como mínimo, el despido de 1.100
personas. “Este es el paso final para tornar más eficientes las
operaciones”, declaró Wayne Butler, presidente del grupo de
alimentos preparados de Tayson.
No es nuestra
intención, ni tenemos la capacidad, de confeccionar un listado con
recetas infalibles para resolver cada una de estas amenazas. Los
mensajes que recibamos -y que publicaremos- dando cuenta de vuestras
experiencias resultarán, en ese sentido, un valioso aporte. No
obstante, de lo anteriormente comentado podemos extraer algunas
conclusiones básicas:
•
El
sindicato debe adoptar medidas (internas y externas) antes de
la venta de la empresa, durante el proceso de negociación de la
venta e inmediatamente después de la venta con el o los nuevos
dueños.
•
La
información a los miembros, el análisis y trabajo colectivo durante
las tres etapas mencionadas son fundamentales. Uno de los factores que
juega a favor de las empresas en estos casos es el miedo (a lo
desconocido, a perder el trabajo, etc.) y el miedo incita a la
búsqueda de imposibles salidas individuales, que terminan dividiendo a
los miembros y debilitando al sindicato.
•
Debe
informarse de la venta y sobre el posible adquiriente a la federación
y confederación a la cual el sindicato se encuentre afiliado. Informar
a la UITA, con la mayor anticipación posible, especialmente si
el comprador es una CTN.
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