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Era
imposible que la comunidad nacional e internacional continuara indiferente,
frente a la grave agresión a los derechos humanos, la integridad de las
comunidades y las familias, la seguridad alimentaria y la protección de los
ecosistemas y la biodiversidad, que implican las fumigaciones aéreas de químicos
tóxicos, en los intentos fallidos por controlar el narcotráfico. Esta
estrategia fracasada en cuanto a control del narcotráfico se refiere, se ha
sustentado en interpretaciones equivocadas y en el señalamiento injusto de
quienes presentan información científica sobre los riesgos o, peor aún, de
los afectados en carne viva, entre quienes se cuentan desde ancianos hasta bebés.
A continuación se comentan algunos de los interrogantes más comunes:
-¿Que
el glifosato es menos tóxico que la sal común o la vitamina A? Afirmación
probablemente válida si se aplicara solo. Pero el glifosato no se formula solo
sino con un surfactante cinco veces más tóxico, el POEA (polioxietilamina) Y
su principal formulación, el Roundup, ha demostrado ser hasta 22 veces más tóxico
a los seres humanos que el glifosato a las ratas. En el caso de los cultivos
"ilícitos" en Colombia esto adquiere dimensiones alarmantes, porque
de acuerdo con el Departamento de Estado norteamericano se aplica el Roundup
Ultra (43,9% de glifosato + POEA), añadiendo además otro surfactante, el
Cosmo-Flux 411F, el cual puede hasta cuadruplicar la acción biológica del
agrotóxico. De acuerdo con el Consejo Nacional de Estupefacientes, en esta
mezcla el glifosato puede ir en concentración 26 veces mayor que la recomendada
en la agricultura, con su acción incrementada por la ayuda de los surfactantes.
-¿Que
estos surfactantes usados en la agricultura son comparables con un champú para
niños o un detergente para platos? Falso! La detergencia es un proceso de
limpieza sin causar abrasión ni corrosión. Los surfactantes no-detergentes
como POEA y Cosmo-Flux, interactúan química o biológicamente con las
superficies de los organismos causando efectos corrosivos.
-¿Que
el glifosato no entra al organismo a través de la piel, por tanto no causa
intoxicaciones? Cierto si se aplicara solo, pues por ser un compuesto
hidrosoluble no atraviesa los componentes lipídicos o grasosos de piel y
membranas. Pero por la misma razón tampoco pasaría la superficie cerosa de las
hojas. Para lograr su penetración es que se añaden los surfactantes, los
cuales con su acción corrosiva alteran las ceras de la superficie foliar,
abriendo canales por donde entra el agrotóxico. Lamentablemente actúan de
manera similar a nivel de piel y membranas mucosas, contribuyendo a las graves
afecciones dérmicas y otros síntomas de intoxicación.
-¿Qué
no hay investigaciones en el país para demostrar que estas fumigaciones causan
impactos ambientales y de salud? En la actualidad ya no es totalmente cierto. Si
la misma sintomatología como fiebres, vómitos, graves afecciones oculares y dérmicas,
problemas respiratorios y gastrointestinales, daños generalizados en los
cultivos y muertes de animales domésticos, se disparan en las zonas y épocas
de fumigaciones, ¿nada le insinúan a las autoridades de salud? ¿Cómo manejan
el concepto de epidemia las autoridades de salud, agricultura y ambiente? ¿Tantas
coincidencias y ninguna correlación causa-efecto? ¿Cuántos experimentos más
con humanos y cultivos alimenticios se requieren?
-Contrapregunta:
¿Hay investigaciones que demuestren, que las aplicaciones aéreas de glifosato
en concentraciones 26 veces mayores a las recomendadas en la agricultura,
mezclado con los surfactantes POEA y el Cosmo-Flux 411F, no causan daños al
ambiente y la salud? ¿Puede el gobierno demostrar que no se están contaminando
los alimentos, los suelos y las aguas? La Agencia de Protección Ambiental EPA
de Estados Unidos tolera residuos muy bajos de glifosato en alimentos, hasta de
centésimas de partes por millón; y considera que exposiciones a residuos de
glifosato en aguas por encima del límite máximo autorizado de 0,7 mg/litro,
pueden causar respiración acelerada y congestión pulmonar, daño renal y
efectos reproductivos en seres humanos.
-¿Que
el glifosato sólo destruye los cultivos ilícitos, como lo afirmó la Auditoría
Ambiental para la Erradicación de Cultivos Ilícitos de Colombia, en un folleto
promocional difundido a nivel internacional? ¡Falso! El glifosato es un
herbicida no selectivo, de amplio espectro. Esto significa que puede atacar toda
clase de plantas, porque inhibe unas enzimas indispensables en la síntesis de
proteínas, por lo cual las plantas se marchitan y mueren; o se debilitan y
pueden ser atacadas más fácilmente por un complejo de plagas y enfermedades,
causando grandes e injustas pérdidas a los agricultores.
-¿Que
no se fumigan los pequeños predios campesinos? La Resolución 005 de agosto 11
del año 2000, del Consejo Nacional de Estupefacientes, introdujo modificaciones
a la Resolución 001 de 1994, para permitir las fumigaciones sobre "las áreas
de cultivos ilícitos donde se compruebe los cultivos: fraccionados y/o
mezclados con cultivos lícitos, formas de cultivo utilizadas para evadir las
acciones del programa de erradicación con el herbicida". Se definen los
cultivos fraccionados como "Aquella área de terreno que se divide mediante
barreras vivas y/o artificiales, secuencia de plantaciones lícitas, cultivos de
pancoger o bosque nativo, con cultivos ilícitos". Y los mezclados como
"Aquella plantación ilícita que dentro de su área de siembra presenta
plantas lícitas e ilícitas". Es conveniente tener en cuenta que los
cultivos intercalados son una práctica común en la agricultura tradicional
campesina, muy importantes en los sistemas de producción agroecológica u orgánica.
-¿Qué
quienes se oponen a las fumigaciones aéreas de herbicidas son narcotraficantes?
Argumento utilizado repetidamente para tratar de callar a quienes presentan
argumentación científica, que demuestra que estas fumigaciones sí causan
graves impactos en la salud de personas y animales y en la biodiversidad de
flora y fauna, pudiendo ser un riesgo para especies en peligro de extinción si
se aplican en áreas donde ellas viven. La misma afirmación se le escuchó al
ex presidente César Gaviria Trujillo en 1992, cuando el ex presidente Misael
Pastrana Borrero (q.e.p.d.) interpuso una acción de tutela y el hoy presidente
Andrés Pastrana Arango conminó al gobierno, para que se suspendieran tales
fumigaciones aéreas.
-¿Que
las denuncias sobre daños son falsas, orquestadas por grupos alzados en armas y
narcotraficantes? En el vecino país del Ecuador no están estos grupos y se
presentó la misma sintomatología de intoxicación y de daños a cultivos
alimenticios en la frontera con Colombia, y muertes de animales y de niños,
coincidiendo con las fumigaciones de los primeros meses del año. Por esto el
gobierno ecuatoriano exigió a Colombia respetar al menos una franja de 10 kilómetros
de la línea de frontera.
-¿Que
con las 110.000 hectáreas fumigadas este año se han dejado de producir 300 mil
millones de pesos en cocaína? Puede ser cierto pero, ¿a qué costos? ¿Cuánto
han costado los venenos aplicados, las horas de vuelo de avionetas y pilotos y
demás personal? ¿A cuánto ascienden las pérdidas actuales y al menos durante
el año siguiente, por pérdidas en la producción de cultivos alimenticios, de
animales domésticos, de peces y otros animales acuáticos, de la vida
silvestre? ¿En cuánto se afectó la fertilidad de los suelos? ¿Cuánto cuesta
la salud y la vida de miles de personas, hombres y mujeres, adultos y niños? ¿Se
justifica causar tantas intoxicaciones, dolor y sufrimiento a nuestras
comunidades rurales, incluyendo a los niños, basados en los riesgos a la salud
de quienes utilizan voluntariamente la cocaína? ¿Con la tendencia a la baja de
los precios de la cocaína en el mercado internacional, hasta dónde favorecen
estas fumigaciones el negocio?
-¿Que
con la estrategia de fumigación se pueden erradicar los cultivos "ilícitos"?
La realidad después de muchos años fumigando ha mostrado el estruendoso
fracaso.
Conclusión: Las fumigaciones aéreas SI constituyen un grave riesgo para la salud humana y animal y para el ambiente en general. Es urgente que se suspendan, pero la suspensión no significa para el Estado dejar de actuar sobre el problema. Lo que se pide es un cambio de estrategias, y que se implementen soluciones concertadas sociales y sostenibles, que conduzcan a la reducción manual y gradual, pero eficaz, de las siembras de cultivos considerados ilícitos, incluyendo políticas que acaben con la rentabilidad de estos cultivos.
Autora:
Elsa Nivia*
Publicado
en La Semana - Bogotá – 04.10.01
* Ingeniera agrónoma. Licenciada en biología y química. Directora Ejecutiva Rapalmira. Red de Acción en Plaguicidas y Alternativas – América Latina, RAP-AL. PAN-Colombia (Pesticide Action Network) rapalmira@telesat.com.co
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