Uruguay
IMPACTOS DEL DESEMPLEO HOY (*)
Vivencias en la vida cotidiana
“Entonces
la pregunta es: ¿cómo resistir? Estamos a tiempo de revertir
este abandono y esta masacre. Esta convicción ha de poseernos
hasta el compromiso...
El ser humano sabe hacer de los
obstáculos nuevos caminos. Porque a la vida le basta el
espacio de una grieta para renacer.”
Ernesto Sábato |
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Sociedades
fragmentadas.
Porque la
dualización que existe hoy en la sociedad uruguaya, resquebrajó las redes
sociales, dividió a unos y a otros y generó la exclusión social para los
más. Desarticuló familias; aparecieron barrios y espacios despoblados,
vacíos, como “territorios bombardeados”. Aparecieron decenas de miles de
mujeres y hombres trabajadores sin trabajo. Nunca el Uruguay conoció algo
así.
Ruptura
del Contrato Social.
Porque
frente a la práctica del neo-liberalismo real y simbólico, no sólo la
justicia se vuelve inaprensible sino que hay un vacío de leyes y
normatividad jurídica que quiebra el contrato, y favorece a unos y
estigmatiza a otros. El enfrentamiento entre trabajo y capital se agudiza
pero al mismo tiempo se hace casi invisible en la atonía de la
“globalización” social.
Privatización de la culpa.
Los
trabajadores, las trabajadoras, desposeídos de su trabajo sienten culpa. Y
la responsabilidad social de las actuales políticas económicas del Estado,
se “privatiza” en el sufrimiento psíquico de cada uno. Cuando no hay
conciencia social, sindical o política, el “estar” desempleado se vive
como una herida identitaria que trata de ocultarse, que genera culpa,
vergüenza y trauma.
Trauma
como “estupor inicial”, paulatino embotamiento, anestesia afectiva,
narcotización de la sensibilidad, abandono de expectativas, alejamiento de
los demás.” Freud – 1983.
Vulnerabilidad emocional.
El impacto
que los trabajadores sienten ante el shock de saberse sin empleo es
caracterizado por Max Neef como “una montaña rusa emocional”, que con el
pasaje del tiempo y la acumulación de frustraciones desarticula los
núcleos básicos afectivos y de socialización. El sujeto se fragiliza, vive
una pérdida de sentido en su vida, donde el tiempo y el espacio interno y
externo se desdibujan y genera un verdadero caos emocional.
Desasosiego.
Frente a la arbitrariedad de la situación vivida, frente al despojo,
frente a la incomprensión del por qué, se genera irritabilidad, sensación
de prescindencia individual y social. No hay más “un lugar en el mundo”.
Nuevas Patologías Colectivas de la
Frustración
Lo social
está en la base de la construcción y de construcción del mundo psíquico.
Los distintos tipos de sociedades en la historia van pautando valores y
normas, van modelando perfiles socio psíquicos, van generando sus propias
patologías. Las repercusiones psicosociales del desempleo generan caos
psíquico, angustia, impotencia sexual, somatizaciones múltiples,
depresión, suicidio. Nuevas patologías que se irán resolviendo desde lo
individual, sin duda, pero también inexorablemente desde lo social.
Pérdida,
abandono, duelo.
La pérdida
del empleo implica no sólo una pérdida económica, sino una verdadera
pérdida de identidad psico-social, simbólica, cultural. El proceso de
desincerción social es vivido como abandono que exige una elaboración
individual y colectiva del duelo. Duelo frente a la muerte del saberse
útil. De ser reconocido como útil.
Irradiación del miedo.
Uno de los mecanismos más eficaces de los que autoritariamente detentaron
el poder, de los que infligieron torturas, muerte y desaparición en
aquellos años de plomo de la Dictadura, fue generar terror. Irradiar el
miedo: ayer el miedo a ser ciudadano de segunda o tercera categoría, de
caer preso, de desaparecer; hoy, el miedo a perder el empleo, a
transformarse en un “desaparecido civil”, a no existir. La irradiación del
miedo paraliza: hace a los hombres y las mujeres más dóciles, más
obedientes, más pasibles de sometimiento. Fractura la voluntad de
resistir.
Desaparición civil.
“Porque el olvido está siempre del lado del poder(1)”... y la
reconstrucción de la memoria social y colectiva es imprescindible para
escapar de la repetición. Porque todo lo que no se expresa, no se elabora,
no se grita desde las entrañas mismas del individuo y de la sociedad se
transforma en síntoma. Los desaparecidos de ayer son los fantasmas que
persisten insistentemente en nuestro imaginario social, en nuestro
imaginario colectivo. Los desaparecidos de hoy son los nuevos excluidos
sociales que viven su situación en el cuerpo y en el alma.
Banalización de la injusticia.
Banalización del mal...Nos vamos acostumbrando. Nos vamos adaptando a las
nuevas formas de pobreza, a las nuevas formas de desempleo, a las nuevas
formas de flexibilidad laboral. La injusticia vivida por los desocupados
se vuelve un hecho cotidiano más. Se internaliza y si no hay un espacio de
lucha política, social, sindical, se acepta pasivamente. Cuando hay una
colectivización de la situación, una visibilidad de la injusticia y un
espacio de resistencia, se vive una autoafirmación de la identidad
individual y social.
Impunidad.
¿Desde qué
lugar real y simbólico se juzgan estas situaciones de injusticia, de
parálisis, de sufrimiento psíquico? ¿Qué Norma, qué Ley juzgará y pondrá
finalmente un límite a las consecuencias devastadoras del desempleo y la
exclusión social? La impunidad vuelve a aparecer en la escena política
uruguaya y el sentido ético y cívico exige reparación y respuesta.
Estas
reflexiones surgen de las historias de vida realizadas a hombres y mujeres
del Montevideo actual de entre cuarenta y cincuenta y cinco años, hombres
y mujeres que se encuentran en situación de difícil reinserción laboral, y
presentan en general un perfil de “desocupación de larga duración” (ocho
meses o más).
Al
introducirnos en el espacio del otro, al penetrar en sus habitaciones, en
su “nicho ecológico” en su vida cotidiana, nos sentimos muchas veces
intrusos y extraños, pero compartiendo, al mismo tiempo, una “situación
límite” donde casi como una amenaza constante, nos enfrentamos a nuestros
propios miedos e inestabilidades laborales.
Porque la
incertidumbre laboral aparece como un fantasma cotidiano en las sociedades
neoliberales actuales.
Los
posibles procesos de desinserción social y la amenaza del desempleo
generan entonces también en nosotros, trabajadores con trabajo hoy,
mecanismos concientes e inconscientes vinculados a sentimientos de
inseguridad y tensión.
Nosotros,
interactuando con los verdaderos personajes de esta tragedia, desde el
lugar no sólo del análisis, sino de la participación, intentaremos crear
–otra vez, insistentemente- nuevos espacios de contrapoder.
Desde la
implicación y el compromiso. Por ello la necesidad y el deseo de
resignificar la participación colectiva, de recrear núcleos de lucha y
resistencia y de nombrar la realidad. Para que desde la palabra
reconstruyamos juntos nuevas formas de acción.
Ana
María Araujo
Profesora
investigadora de Facultad de Psicología
y de
Facultad de Humanidades de UDELAR.
Diario
La
República, 2003
(*)
Impactos del
Desempleo. Editorial Agros. Equipo de investigación de la Facultad de
Psicología de la Universidad de la República, coordinado por la autora. |