Brasil
El principio
es antiguo y conocido: que un perro muerda a un hombre no es noticia,
noticia es que un hombre muerda a un perro.
No es novedad
en ningún país del mundo las malas condiciones de trabajo existentes en
los restaurantes McDonald’s, su forma particular de
enganchar personal a través de contratos basura y que dentro de la
compañía, sindicato es mala palabra. Por lo tanto, cuando en 2001 (luego
de cinco años consecutivos de incluirla en la guía de las 100 mejores
empresas para trabajar) la revista brasileña Exame premió a
McDonald’s como la “Mejor empresa para trabajar en Brasil”,
se trató de una verdadera noticia.
Este galardón
acaba de verse empañado por el fallo de la jueza Mylene Pereira Ramos, de
São Paulo, que condenó a McDonald’s Brasil a pagar una
indemnización por daño moral de R$ 12.000 (US$ 3.250), a una funcionaria
por un caso de racismo. Según el dictamen de la jueza, la exfuncionaria
acusó a su gerente, Denise Brunetti, de ofenderla durante el trabajo con
expresiones tales como “negra hedionda”. Los testigos le manifestaron a la
jueza que la gerente le manifestaba a los funcionarios que “no le gustaban
ni los negros, ni los pobres”. El fallo de la jueza es categórico y
ejemplarizante. Recuerda que en los EE.UU., país de origen de
McDonald’s, “la ley prohibe la discriminación racial y condena a
sus autores a pagar voluminosas indemnizaciones y que la globalización no
exime de la obligación de igualdad de prácticas empresariales en los
diversos países en que una empresa mantiene negocios”.
Colombia
El
cumplimiento de la obligación de una compañía elaboradora de alimentos de
respetar y preservar la salud de los consumidores, no es noticia. Pero si
lo es que se coloque la integridad del envase antes que la salud de la
población. Entre el Instituto de Vigilancia de Alimentos y Medicamentos (INVIMA)
y el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) de Colombia,
decomisaron centenares de toneladas de leche en polvo. Solamente en la
región del Quindío, el DAS decomisó 4.523 sacos de leche en polvo (que
hacen un total de 113 mil kilos), los cuales estaban empacados en bolsas
de papel sin marca y a las cuales se les adhería una etiqueta que
remplazaba la anterior fecha de expiración. Las bolsas tenían como fecha
de elaboración 6 de julio 2001 y de vencimiento 6 de julio 2002. Hasta
aquí nada nuevo. Recurrentemente las autoridades descubren fábricas y
supermercados que adulteran la fecha de vencimiento de los productos.
Noticia es la explicación brindada por Nestlé,
responsable de cambiar los rótulos de vencimiento originales: “la leche
permaneció tres meses en el puerto de Buenaventura, en condiciones de alta
humedad relativa, generando daño estructural y suciedad al empaque
exterior original”.
Parafraseando
a los informativistas radiales: seguramente habrá más noticias para este
boletín.
Autor:
Enildo
Iglesias
©
Rel-UITA
18-12-02 |