Invertir en América Latina
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La Inversión Extranjera Directa
(IED) ha sufrido una fuerte caída por tercer año consecutivo en la región
de América Latina y el Caribe. Según el informe reciente de la Comisión
Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), los flujos de capital
que llegan a esta región se han reducido en un 33%, una cifra mayor a la
registrada en el ámbito mundial que acelera el ritmo de caída de los dos
años anteriores y sitúa la IED a unos niveles propios de principios de los
noventa. La misma agencia de Naciones Unidas señala entre las razones el
término del ciclo de privatizaciones que en épocas anteriores había
animado a inversores de todo el mundo, seguido muy de cerca por la caída
del precio de las acciones de las transnacionales que operan en la zona.
El periodo de IED "abundante y fácil" parece haber terminado.
La inagotable recesión de los
mercados ha cortado el grifo de financiación a las transnacionales, ha
provocado un frenazo en la adquisición de activos internacionales en el
ámbito general obligando a trabajar con los mercados más seguros. Como era
de esperar, las crisis de Argentina, Venezuela y Uruguay han despertado la
aversión al riesgo de los inversionistas, y como afirma el Jefe de
Inversiones de la CEPAL, Michael Mortimore: "la incertidumbre mata a la
inversión".
Es precisamente en los países del
Mercosur donde la IED alcanzó mayores cotas en la década pasada y dónde
ahora se sufre la mayor caída. A diferencia de la inversión destinada al
Mercosur y Chile, en búsqueda de abrir nuevos mercados y disfrutar de las
adquisiciones y privatizaciones hoy agotadas, la Comunidad Andina,
salvando el caso de Venezuela, se ha visto menos afectada por la
contracción mundial gracias a que cuenta aún con una gran cantidad de
recursos naturales por explorar y explotar. Entre ellos los hidrocarburos,
pieza clave en la actual crisis geopolítica internacional.
América Latina y los países de la
región caribeña han dejado de ser el paraíso para los inversionistas
extranjeros. En tiempos de recesión, las economías que más sufren son
aquellas que más dependen del exterior. Y América Latina depende de sus
exportaciones como depende de la IED para que su mercado crezca.
Cinco años de crecimiento económico negativo, una inflación del 12% y casi
30.000 millones de dólares menos en inversiones para 2002 explican la
desesperanza de los latinoamericanos. La falta de atención de los
capitales extranjeros tiene una traducción inmediata: el desempleo ha
alcanzado en varios países hasta el 15%, siendo especialmente desalentador
para los más jóvenes; hasta un 44% de la población vive en la pobreza, una
cifra engordada por el ingreso el pasado año de siete millones de personas
más; por debajo ya sólo queda la indigencia, a la que más de seis millones
de personas se han visto recluidas durante 2002 con menos de un dólar de
gasto diario.
Pero si la IED ha cortado su
presencia en América Latina no es sólo por el grado de incertidumbre que
vive la región. En México, los países centroamericanos y el Caribe, la
concentración del mercado en productos poco elaborados ha dirigido a las
transnacionales hacia regiones en donde la rentabilidad de las inversiones
fuera aún mayor. Concretamente hacia la región de Asia Pacífico, con China
a la cabeza en la lista de receptores de IED por delante de México y
Brasil. Precisamente México, que ofrece unas condiciones hasta ahora
inmejorables para los inversores a través de la industria maquiladora, ha
perdido más de 200.000 puestos de trabajo en el último año, mientras
muchas plantas de producción hacían sus maletas para viajar hacia el
continente asiático.
A esta pérdida de dinamismo ha
contribuido también en gran medida la reducción de la demanda de este tipo
de productos poco elaborados desde el gran mercado estadounidense. Para
México, por ejemplo, Estados Unidos es el destino del 90% de sus
exportaciones. Los líderes latinoamericanos sienten además que su primer
aliado, Estados Unidos, no está prestando la atención suficiente a una
región que pronto se verá imbuida por las negociaciones finales del Área
de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Este acuerdo, que entrará en
vigor no más tarde de 2005, no promete grandes beneficios para América
Latina en materia de IED y comercio. Por un lado, Estados Unidos
ha incrementado hasta un 30% sus aranceles a la industria del acero,
después de aprobar un nuevo empujón a los subsidios agrícolas con más de
180.000 dólares. Medidas que, sobra decir, perjudican el
intercambio con sus vecinos del sur. En segundo lugar, Estados Unidos está
tratando de imponer en el ALCA las mismas condiciones para la inversión
rechazadas mundialmente cuando respondían al nombre de Acuerdo
Multilateral de Inversiones (AMI). En estas condiciones, todas las
facilidades serían para las transnacionales y las obligaciones para los
gobiernos. O lo que es lo mismo, los gobiernos no podrán frenar la
implantación de las empresas en territorio nacional sean cual sean las
condiciones medioambientales; tampoco podrán exigir la creación de empleo,
la utilización de productos nacionales o la transferencia de tecnología.
Y es necesariamente esta
tecnología la que puede empujar al comercio exterior de la región en
búsqueda de una mayor competitividad de los productos. Si América Latina
no apuesta por la calidad de las inversiones, si no se olvida del lema del
pasado "cuanta más IED, mejor", será difícil soportar la volatilidad de
los mercados con una economía tan dependiente de las exportaciones de
productos no elaborados y la gran competencia de los gigantes asiáticos.
Los países de América Latina y el Caribe siguen a la cola en la lista de
receptores de inversión para investigación y desarrollo. Sus gobiernos
invierten menos del 1% de su Producto Interior Bruto en investigación
científica, muy por debajo de los países desarrollados. Es tiempo de
integrar los procesos productivos para una mayor diversificación, mejorar
los recursos humanos y apostar por el mercado de media y alta tecnología.
En otras palabras, elegir calidad en lugar de cantidad.
Autor:
Óscar
Gutiérrez
Periodista
Agencia de Información
Solidaria
oskiguti@hotmail.com
25
de abril de 2003 |