Internacional

08.03.02

 

Congreso BID


Las privatizaciones

y la política de las multinacionales

ADITAL

 

 

La ciudad de Fortaleza, en Brasil, está preparándose para recibir a los participantes de la 43 Reunión Anual de las Asambleas de los Gobernadores del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Los invitados, son cinco mil, entre los cuales: gobernadores de los países junto al banco, representantes del BID y de otras instituciones multilaterales vinculadas al Banco Mundial, empresarios, dirigentes políticos del Brasil y representantes de organizaciones no gubernamentales (ONGs).
La Agencia de Información Frei Tito para América Latina (ADITAL) viene publicando, desde el viernes 22 de febrero, una serie de reportajes especiales, artículos y entrevistas destinados a mostrar a la sociedad civil local, y mundial, el real significado de los préstamos hechos por el BID y por otras instituciones transnacionales, como el Banco Internacional para la Reconstrucción y Desarrollo (BIRD), - un pájaro destructor del medio ambiente y no reconstructor, como sugiere el nombre.


Los entretelones de las privatizaciones en el Brasil darían para uma obra dramática. La desnacionalización de la industria brasileña dio un salto en la década del 90, y aumentó en 141% la participación extranjera en el capital de las mayores empresas del país (entre 1991 y 1999). Es triste constatar que las inversiones extranjeras no ayudaron a que el País expandiera su mercado interno y su capacidad productiva, ni tampoco aumentara su participación en el mercado externo, de acuerdo con investigaciones realizadas por el Instituto de Economía de la Universidad Federal de Rio de Janeiro (UFRJ). Otra encuesta, elaborada por el Núcleo de Economia de la Universidad de Campinas (Unicamp) muestra que los extranjeros no han ayudado a equilibrar la balanza comercial brasileña. La industria nacional fue forzada a rendirse al capital extranjero, porque está estrangulada por fuertes intereses y por el cambio desfavorable para las exportaciones. El perfil de esas empresas extranjeras, trazado por el IEDI, es el siguiente: grandes importadoras, exportan moderadamente y remiten grandes lucros y dividendos a las matrices.

Un detalle: más del 38% de los recursos de las multinacionales destinados a las privatizaciones fueron concedidos por el BNDES (Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social) cuya función es administrar y asesorar los procesos de privatizaciones nacionales. El banco, que tiene como fuente principal el FAT ( Fondo de Amparo al Trabajador) perdió el carácter de financiador del desarrollo nacional.

El Gobierno Federal entregó nuestras empresas por R$ 87,6 mil millones (principales sectores de Fertilizantes, Siderurgia, Petroquímico, Red Ferroviaria, Compañías de Energía Eléctrica, Portuarios, Mineración y Sistema Telebrás) y paga cerca de R$ 70 mil millones por año solamente como intereses y amortización de la Deuda Exerna. O sea, en poco más de un año, el Gobierno gastó lo que (teóricamente) había recaudado con la venta de nuestro patrimonio.

Un análisis más profundo de los números nos revela también porque nuestro proceso de privatización ha quedado conocido como donación y no privatización. En palabras del cientista político José Fiori (UFRJ), los datos siguientes comprueban que Fernando Henrique Cardoso (Presidente del Brasil) es “ultraliberal y entreguista”. Veamos, entonces, lo que está por detrás de esa política responsable por deudas internas y externas y por el aumento de la recesión.
 

1- Teóricamente, el Brasil recaudó R$ 87,6 mil millones con las privatizaciones. Como pagó R$ 70 mil millones anualmente por la deuda externa, el dinero se pulverizó en muy poco tiempo. Un detalle: las empresas fueron vendidas en generosas parcelas, pero los intereses y la amortización de la deuda se pagan al contado inmediato.

2- El gobierno brasileño no sólo vendió a plazos, con bajos intereses (10 a 12%) sino favoreció a los compradores con intereses inferiores a los del mercado (119%). Por no haber empleado los intereses de mercado perdió R$ 14,8 mil millones de los R$ 87,9 mil millones anunciados.

3- Como si eso no bastase, asumió deudas de las empresas estatales; R$ 16,1 mil millones. Si consideramos que perdió también 15% de intereses al año sobre esas deudas asumidas, se suman al perjuicio R$ 8,7 mil millones más.

4- Antes de vender las estatales, el Gobierno invirtió en esas empresas R$ 28,5 mil millones. Sólo el Sistema Telebrás recibió R$ 21 mil millones y fue vendido por R$ 22,5 mil millones, y de esa suma apenas recibió el 40%. O sea, el Gobierno entregó por un valor irrisorio la empresa que tuvo un lucro de R$ 500 millones en 1997 y, después de la privatización, ganó R$ 1,8 mil millones (en el segundo semestre de 1998). ¿Qué sentido tiene eso? Y hay más: si, en lugar de haber hecho esa inversión en la Telebrás, hubiera aplicado el dinero, habría rendido R$8,9 mil millones.

5- El Gobierno recibió por las privatizaciones R$ 9 mil millones en papeles malos (títulos que solo se cotizan por la mitad de su valor en el mercado) Y aun dejó como “cortesía” en la caja de las empresas R$1,7 mil millones (R$ 700 millones en la Valle del Rio Dulce y R$ 1000 millones en la TELESP). Sería como si hubiera vendido su propia casa y dejara el dinero en el cofre.

La suma del perjuicio daria R$ 85 mil millones. Si nuestro patrimonio fue vendido por R$ 87,6 mil millones nos restó un poco más de R$ 3 mil millones a cambio de empresas estratégicas nacionales. Hay quien pregunte qué tiene el BID que ver con eso. Todo: Una de las condiciones primordiales para que las agencias multilaterales inviertan en el Brasil es la realización del llamado ajuste estructural, o sea, privatizar, enjugar la máquina administratiba, disminuir la intervención del Estado...etc.

ADITAL  

5.marzo/2002

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