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25.06.02
Las preferencias y los intereses que defienden los llamados "formadores de opinión" quedaron una vez más de manifiesto. Ante la conocida propuesta de "pan y circo", optaron por este último. Desde el punto de vista de los intereses comerciales que rigen la conducta de la mayoría de los órganos del "cuarto poder", la opción se justifica: el fútbol vende más que las noticias sobre el hambre -y sus responsables- en el mundo. Teniendo en cuenta que el cierre de los cuatro días de debates en la II Cumbre Mundial de la FAO se adelantó dos horas para que no coincidiera con el partido entre las selecciones de Italia y México, nadie puede tampoco criticarles su objetividad al señalar por donde pasaban las prioridades de los representantes de los más de 180 estados allí presentes. La FAO, que es la agencia de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, convocó a su II Cumbre Mundial -la primera se había celebrado seis años atrás- a mediados de junio en Roma y la participación en la misma ya adelantó cual sería su resultado. De los 29 países ricos, solamente José María Aznar, por ocupar España la presidencia de turno de la Unión Europea y Silvio Berlusconi, necesariamente obligado al ser Italia el país anfitrión, se hicieron presentes. En cuanto a los 27 mandatarios restantes, unos manifestaron su total indiferencia a la convocatoria al no presentar excusa alguna, otros su franca hostilidad. Como las palabras no alimentan (por eso a los delegados no se les ocurrió celebrar un simbólico ayuno) durante las 80 horas que duró la Cumbre, 72 mil personas murieron de hambre. "Que Dios bendiga esta reunión e ilumine a los responsables" oró el papa Juan Pablo II, sin ningún resultado evidente. Cinismo, palabras e indiferencia fue lo que sobró en Roma, atributos obviamente insuficientes para solucionar el grave problema que convocó a más de 200 delegados y funcionarios, buena parte de ellos afligidos por su sobrepeso. La Cumbre anterior, en la cual participaron la casi totalidad de los líderes mundiales, había adoptado el compromiso de reducir a la mitad (de 800 a 400 millones) el número de personas que padecen hambre antes del 2015. También se había acordado destinar 0,7 por ciento (la ONU pretendía el 1%) del Producto Bruto de los países ricos a la ayuda para los países pobres. Nada de esto se cumplió, no obstante la declaración final de la II Cumbre es un calco de la de 1996. Con un agravante: el texto incluye la utilización de la biotecnología como una de las formas de combatir el hambre, cualquier similitud con la propaganda de las transnacionales de la biotecnología no es mera casualidad. Al finalizar la Cumbre Jacques Diuf, director general de la FAO, seguramente entusiasmado porque la selección de su país, Senegal, se perfilaba para competir en la final de la Copa del Mundo, negó que la reunión haya sido inútil, pero admitió que la Cumbre no logró visualizar como conseguir los 24 mil millones de dólares que hacen falta para reducir a la mitad los hambrientos del mundo. Y al finalizar manifestó: "para todos nosotros se inicia una carrera contra el tiempo", algunos piensan que se refería el inminente inicio del partido entre Italia y México. Berlusconi, que gracias a la solidaridad y premura de los delegados pudo asistir al empate que clasificó a su equipo, manifestó que Italia, que actualmente aporta 0,18% de su riqueza en ayuda, rápidamente aumentará ese porcentaje al 0,70%. Luego Italia perdió ante Corea y Ahn Jung-Hwan, el autor del gol del triunfo que juega en el equipo italiano Perugia, pasó a engrosar la lista de desempleados. "No pienso pagarle un sueldo a quien arruinó al fútbol italiano", manifestó el presidente del Perugia. También hay quien asegura que ahora Berlusconi está reviendo las promesas formuladas en la FAO. Estados Unidos fue eliminado por Alemania, pero aquí no ha habido problemas. Sin embargo, el presidente Bush estaría considerando calificar de terrorista -con todas las consecuencias que esto implica- a quien le cometa una falta a un jugador de su país. Se rumorea que la iniciativa sería secundada por Tony Blair, con el agregado de que los futbolistas de los países ricos no estarían sujetos a esta norma, tanto por los antecedentes históricos, como por no existir en ellos mala intención. Aznar regresó rápidamente a la Moncloa para preparar la cumbre que la Unión Europea celebrará en Sevilla con la finalidad de cerrar a cal y canto la inmigración desde los países pobres. Aznar, que había citado a sus colegas para las 10:15 de la mañana, llegó a la sede de la cumbre dos horas antes para ver el fútbol. Se comenta que su nacionalproteccionismo se exacerbó aun más luego que un árbitro egipcio y un asistente de Trinidad y Tobago le anularan dos goles lícitos a la selección española -nada menos que contra Corea- dejándola fuera del Mundial. Ni Aznar, ni ningún mandatario de los países ricos, asocian las inmigraciones con el hambre, ni con el modelo de acumulación capitalista que hoy gobierna el mundo. Un ejemplo: el comisario europeo Poul Nielsen, afirmó que pedir más dinero está "fuera de lugar", porque "el 80 por ciento de los países con escasez de alimentos está en zonas de guerra". No entendió necesario explicar porque se desarrollan esas guerras -el petróleo, por ejemplo- ni quien arma a los contendientes. Seguramente su mal humor se originó en que la selección de su país, Dinamarca, fue eliminada por los ingleses y luego éstos por el "emergente" Brasil. El capital transnacional ha creado el mundo en que vivimos, el cual, como hemos visto, anda a las patadas. Un mundo donde los problemas reales -el hambre entre ellos- la producción y distribución de los recursos y la forma de organización social deben ser resueltos por las fuerzas del mercado, restándole a los gobiernos la tarea de proteger la propiedad privada y otros menesteres menores, como ejecutar las recetas impuestas por el FMI. Un mundo, en fin, en el cual se privilegia más al lucro que a las personas. Lo dijo claro el presidente Bush: "para recibir ayuda se deben promover las libertades económicas", o sea: con esa condición les devolveremos algo de lo que les robamos. Esa fue la consigna que, por ejemplo Argentina, cumplió cabalmente durante años. Hoy, los habitantes de este país asisten atónitos a los resultados: centenares de personas sobreviven comiendo caballos, gatos y ratas. ¿Dónde encontrar la guerra, Sr. Nielsen, que llevó a la Argentina a esta situación? Con este panorama, la UE espera encontrar en Sevilla fórmulas para frenar la inmigración y en el mismo mundo en el que para las transnacionales las fronteras no existen, se pretende que negando un sello (visa) en el pasaporte, el problema quede solucionado. Como esto obviamente no alcanza, también se considerará como coordinar la represión de los pobres -de dentro y de fuera de fronteras- donde construir muros y como financiar una vigilante red de satélites y helicópteros. Así será, pues en lugar de enfocar el problema desde su perspectiva económica, política y social seguramente se hará desde una perspectiva policial. Pero nada detendrá a los hambrientos. Ante la alternativa de morir de hambre o morir de un tiro, ¿usted qué escogería? Autor: Enildo Iglesias © Rel-UITA 25 de junio 2002 |
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