Internacional

 

 

Mientras arde

Bagdad

No a la GUERRA, PAZ

 

 

Llueven miles de bombas sobre la capital de Irak. Mientras arde Bagdad Donald Rumsfeld, Secretario de defensa de los Estados Unidos, manifiesta que solo han destruido objetivos militares y que están utilizando las armas más precisas y humanitarias que la historia conoce,  y agrega: “se está poniendo mucho cuidado y humanidad en todo esto”. Mientras arde Bagdad. Rumsfeld habla para los descerebrados del mundo.

Tanto Donald Rumsfeld como el general Myers, informan que se ha transmitido a las fuerzas irakies que no acepten las órdenes de destruir los pozos petroleros. Al término de la conferencia de prensa, Rumsfeld dijo algo revelador: “los pozos de petróleo pertencen al patrimonio del pueblo de Irak y hay que protegerlos”. Mientras Bagdad continúa ardiendo, Rumsfeld habla para las transnacionales petroleras que suspiran aliviadas.

Por su parte, George W. Bush anuncia que, con el propósito de alcanzar la paz mundial y combatir al terrorismo, acabará con las armas de destrucción masivas que tiene Irak. Bush -ahora descansando en Camp David-  es el presidente del país que cuenta con más armas de destrucción masivas del planeta. Mientras arde Bagdad, la mayoría de los ciudadanos del mundo se preguntan: ¿quién nos librará de este arsenal y de este terrorista?

Como todos los trabajadores del mundo estamos contra la guerra. Como trabajadores y latinoamericanos, expresamos nuestro compromiso con la Paz y al mismo tiempo la preocupación por nuestro futuro. La invasión de Irak, si bien huele a petróleo, encierra la intención de crear un “nuevo orden” para el martirizado Medio Oriente de acuerdo a los intereses de la potencia hegemónica. Y estamos seguros que, una vez logrado ese objetivo vendrán por más. Y ese más bien puede ser el petróleo latinoamericano (que no es controlado totalmente por compañías estadounidenses), o el agua, la biodiversidad, etc.

Desde las Azores, Bush  -y su patética “fuerza de tarea” integrada por Blair y Aznar-  lanzaron un misil que dañó seriamente a las Naciones Unidas, pero existe un daño colateral no calculado: también saltó por los aires las posibilidades de convencer a los latinoamericanos, ya bastante escépticos, de las bondades del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA).

 

Gerardo Iglesias

© Rel-UITA

22-03-2003

 

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