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FRESNO, California - Pudiera ser una historia más de éxito logrado por un inmigrante mexicano en los Estados Unidos. Pero la historia de Rufino Domínguez tiene matices excepcionales que la hacen diferente a la de los líderes creados por los medios de comunicación y que pasan la mayor parte de su tiempo detrás de un escritorio. Y además porque pertenece a una comunidad doblemente marginada y hasta despreciada en su propio país. Así lo entendió la organización "Leadership for a Changing World", con base en Nueva York, al otorgarle a Rufino Domínguez el premio "Liderazgo Comunitario Sobresaliente - 2001" el pasado mes de septiembre del 2001, copatrocinado por la Fundación Ford, el Advocacy Institute y Robert F. Wagner Graduate School of Public Service de la Universidad de Nueva York. El premio consiste en 130,000 dólares y reconocimiento nacional. Domínguez fue nominado junto a 3000 participantes. Durante casi un año los organizadores realizaron una exhaustiva investigación sobre la vida y el trabajo de Domínguez, incluyendo su participación al frente de la organización Frente Indígena Oaxaqueño Binacional. Esta investigación también incluyó una detallada revisión de las finanzas de dicha organización. Rufino es un indígena de Oaxaca, estado sureño de México, donde las comunidades de ese origen son objeto de marginación y represión económica, política, social y cultural. En Oaxaca se hablan 16 idiomas indígenas, siendo los más populares el Zapoteco y el Mixteco. Rufino, de estatura mediana y hablar suave, nació en 1964. Actualmente es divorciado y tiene cuatro hijos. "Estoy orgulloso por este reconocimiento", dijo Domínguez, "es un reconocimiento a mi comunidad, a los indígenas todos y a los Mixtecos en particular". Domínguez llegó a Estados Unidos en 1984, después de trabajar en los campos de Sinaloa y Baja California, México. Desde entonces radica en el Valle de San Joaquín -en el centro de California- donde su vocación organizativa se puso a prueba desde el primer día que llegó. En 1985 organizó una huelga de trabajadores de la uva en los campos aledaños a la ciudad de Fowler. Aunque el movimiento tuvo éxito y los trabajadores lograron un aumento, Rufino fue despedido. Dos años después, la historia se repite: organiza una huelga en los campos de tomate de Merced, reclamando 2 centavos de aumento por bote de tomate. Después de una rápida intervención de la policía, los líderes son arrestados -entre ellos Rufino- y despedidos. Sin embargo, los patrones aceptaron las demandas salariales. "Fueron triunfos parciales, que pasaron casi desapercibidos", recuerda Domínguez. "Pero está claro que los patrones no quieren saber nada con los organizadores y los reprimen y despiden". La lucha por la justicia y salarios decentes no era entonces nada nuevo para Domínguez, quien a los 16 años de edad protagonizó una protesta insólita en su pueblo natal, San Miguel Cuevas, Juxtlahuaca, estado de Oaxaca. En pleno dominio del caciquismo protegido por el Partido de la Revolución Institucional (PRI), el cacique local, Gregorio Platón, hacía y deshacía a su gusto. Aparte de apropiarse de los bienes comunales, estableció multas a quienes emigraban y si no pagaban tomaba represalias con las mujeres, violándolas, quemando sus casas y arrestando a familiares. La revuelta popular tomó un año en madurar, pero finalmente decenas de lugareños, con Rufino Domínguez al frente, tomaron el municipio. La represión no se hizo esperar. El cacique Gregorio Platón atacó y secuestró a Domínguez, torturándolo por más de cuatro horas en las oficinas municipales, hasta que todo el pueblo se levantó con el padre Rufino al frente, exigiendo su libertad. Amenazado de muerte y sin posibilidades de recurrir a la justicia debido a la protección del gobierno del PRI al sistema del cacicazgo, Rufino decide alejarse del pueblo. En 1983, siendo estudiante en Tehuantepec, Oaxaca, participa de las protestas organizadas por la Coalición Obrera Campesina Estudiantil del Istmo (COCEI) que buscaba reformas democráticas en la educación. El histórico triunfo de la COCEI es finalmente reprimida por el estado autoritario mexicano. Rufino regresa a San Miguel Cuevas y participa de un movimiento civil que destituye al presidente municipal Platón Gil. Al año siguiente emigra a Sinaloa donde trabaja en la pizca del tomate y donde participa de la creación de la Organización del Pueblo Explotado y Oprimido (OPEO). Posteriormente, siguiendo la ruta de los emigrantes Oaxaqueños, se traslada a San Quintín, Baja California, donde también trabaja en el campo. Pero aquí también realiza trabajo organizativo, contribuyendo a la extensión de la OPEO en la zona. Al año siguiente llega finalmente a California y organiza comités locales del OPEO, siguiendo un criterio "internacionalista" poco común entonces. En 1991, junto a otros líderes indígenas, funda el Frente Mixteco-Zapoteco Binacional (FM-ZB), sucesor de OPEO. Y en 1994, como resultado de una asamblea indígena binacional, se forma el Frente Indígena Oaxaqueño Binacional (FIOB) en reemplazo del FM-ZB y los delegados nombran a Rufino Domínguez como Vice-Coordinador. Previamente, en 1993 Rufino sufre un accidente automovilístico en Fresno. Los médicos aseguran que no volvería a caminar. Después de operaciones de la espina dorsal, Rufino se recupera pero no puede regresar a las labores agrícolas. Ese año es contratado por California Rural Legal Assistance (CRLA) para dirigir servicios a la comunidad indígena. Después de más de 20 años de activismo y luchas sociales en beneficio de la gente a ambos lados de la frontera, Rufino parece no sentir el paso del tiempo. Aunque expresa tímidamente interés por recuperar su vida privada, su energía está dedicada a la formación de jóvenes líderes y de ampliar los servicios del FIOB. "Los indígenas seguimos siendo marginados, existen todavía muchas injusticias", dice Domínguez sentado en su oficina del FIOB en Fresno, California, y "custodiado" por las imágenes de Emiliano Zapata y del Che Guevara. "Quisiera ver más unidad entre nosotros y contribuir a una mayor conciencia social". Las actividades del FIOB han crecido casi al ritmo de la población Oaxaqueña en el Valle y que se extiende desde Bakersfield hasta Sacramento y que algunos estiman en más de 45.000 personas. Desde 1996 el FIOB creó el proyecto de intérpretes para evitar las dificultades e injusticias que se derivan en las cortes debido a las barreras lingüísticas. Varios intérpretes en Mixteco, Triqui, Zapoteco, Chatino, Chinanteco y otros idiomas indígenas, fueron ya entrenados y prestan servicios en las cortes de California y Oregon. Este año el FIOB recibió fondos de la fundación California Endowment para un proyecto de educación de salud y otras fundaciones parecen interesadas en contribuir al desarrollo de esta población indígena que está cambiando el mapa lingüístico y cultural de ciudades y pueblos del Valle. "Me siento feliz de ver progresos en mi comunidad, aunque nos queda mucho por hacer", comenta Domínguez. "No podemos quedarnos, debemos seguir adelante, afirmarnos en nuestros logros sin dejar de ver el futuro. Debemos crear más confianza en nuestra gente, unidos tenemos fuerza". Para este inmigrante y líder Mixteco, hoy reconocido a nivel nacional, la interminable lucha por la dignidad indígena a ambos lados de la frontera es el pan de cada día. "Algún día... voy a tomarme un descanso", dice con los ojos entrecerrados, como si estuviera soñando con San Miguel Cuevas, allá en su lejana Oaxaca... cada vez más cerca del Valle de San Joaquín.
Autor: Eduardo Stanley 9 de agosto de 2002 |
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