Internacional

 

 

Presionan mexicanos

para votar en el extranjero

FRESNO, California - Mucho ruido y pocas nueces. Esta es la conclusión que sacaron los participantes del Foro Por Los Derechos de los Mexicanos en el Extranjero, realizado en Fresno el pasado viernes 26 de julio, y que contó con la asistencia de activistas de Los Angeles, San José y del Valle Central.

Es que después de tantas promesas, aproximadamente 11 millones de mexicanos que viven en los Estados Unidos (cifra que se estima aumentará a 19 millones para el 2030) no pueden votar todavía, según expresaron los participantes. El Foro, donde expusieron sus puntos de vista el Dr. Jesús Martínez Saldaña, de la Universidad Estatal de Fresno, Juan Arámbula, el único latino miembro de la Mesa de Supervisores del Condado de Fresno y Oralia Maceda, representante del Frente Indígena Oaxaqueño Binacional, analizó la situación actual y estableció una agenda para una mayor discusión entre ciudadanos mexicanos, al igual que un plan de acción para impulsar el voto de los residentes en el extranjero.

"La propuesta de la participación política de los mexicanos en el extranjero tiene sus antecedentes en el siglo XIX, cuando durante el Porfiriato miles de mexicanos se refugiaron en Estados Unidos pero querían hacerse oír", dijo a La Opinión el Dr. Martínez Saldaña. "Pero es a partir de 1929, durante la candidatura presidencial de José Vasconcellos, cuando esta tendencia se profundiza". Martínez Saldaña también explicó que el crecimiento de la población inmigrante y ciertos acontecimientos políticos al sur de la frontera agudizan el deseo de participar por parte de los ciudadanos mexicanos que dejaron sus tierras en búsqueda de mejores oportunidades en este país.

"Desde 1980 vemos un aumento en la participación de los mexicanos que residen en Estados Unidos en relación a los vaivenes políticos mexicanos: protestas, marchas, votaciones simbólicas, firma de cartas con peticiones, etc.", comento Martínez Saldaña. "Estamos en contacto con la gente, ellos quieren cambios, quieren participar de esos cambios para que México sea mejor", dijo a este periódico Oralia Maceda, del Frente Indígena. "Queremos que nuestras voces se escuchen, no solamente que se interesen por nuestras remesas de dinero a México".

Juan Arámbula, Supervisor del Condado de Fresno, comentó a La Opinión que la demanda es lógica. "Se trata de una población que no ejerce sus derechos políticos ni en México ni en este país. Lo positivo es que más mexicanos se están haciendo ciudadanos y participan más aquí, de esta manera pueden ejercer más presión por medio de sus representantes locales".

La complejidad de las relaciones entre ambos países fue expuesta por los asistentes. Las relaciones económicas son estrechas, éstas incluyen la emigración de miles de mexicanos que vienen a realizar trabajos mal pagados y que carecen de documentación apropiada. Estos migrantes tienen familias en México que dependen de sus remesas de dinero. Estas relaciones también significan influencia política y el aumento de negocios que buscan lucrar con la situación.

Y mientras la presencia de los migrantes es reconocida por las empresas que buscan atraer sus dólares y por los millones de dólares que pagan en impuestos y otros tantos envían a México -al punto de ser la tercera fuente de ingresos del país, después del petróleo y del turismo- negarles el derecho de votar es "un acto de hipocresía", tal como expresó un asistente al foro.

"La clase política mexicana es arrogante, aún nos consideran traidores por venirnos a Estados Unidos, menos cuando mandamos dólares", comentó a este rotativo Felipe Aguirre, representante del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en Los Angeles. "No queremos un voto pasivo, queremos un voto activo: votar y ser votados, para lo cual debemos tener un representante en el congreso mexicano que hable con nuestra voz".

Varios de los asistentes mencionaron las presiones ejercidas sobre el gobierno Azteca, el cabildeo, los viajes de delegados, las reuniones con políticos de distintos partidos. "No es solamente el PRI el que se opone, los otros partidos no tienen la voluntad de concretar este derecho", insistió Aguirre. "Trabajamos, pagamos impuestos en Estados Unidos y en México: el impuesto de la pobreza, por eso las remesas, para que nuestras familias puedan vivir ya que en gobierno mexicano no les puede garantizar el derecho al empleo".

Esta influencia económica a ambos lados de la frontera debe plasmarse en el derecho político más elemental, el de votar. Esta es una de las conclusiones del foro. Las trabas a este derecho son simplemente políticas. Por ejemplo, el Dr. Martínez Saldaña expuso parte de las investigaciones realizadas por el Instituto Federal Electoral de México sobre el tema. Según dicho estudio, el 15 por ciento del electorado mexicano potencial reside en Estados Unidos; más del 80 por ciento de los ciudadanos mexicanos que viven aquí expresaron su deseo de votar; las elecciones costarían menos de los esperado: un máximo de 300 millones de dólares. Para colmo. la población mexicana en Estados Unidos llegaría a 19 millones de personas, lo que aumentaría la interrelación económica y social entre ambos países y las presiones por los derechos políticos.

Ante este panorama, los presentes en el foro decidieron aumentar las presiones sobre el gobierno mexicano. Una forma de lograrlo es contribuir económicamente a campañas de candidatos que promuevan el voto de los residentes en el extranjero. También, profundizar la campaña "vota por mí", por medio de la cual se le pide a familiares de México apoyar a este tipo de candidatos.

"No podemos esperar que nos den el voto, tenemos que lograrlo nosotros", coincidieron finalmente los asistentes al foro.

Autor:

Eduardo Stanley

31 de julio de 2002

 

 

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