Internacional

 

 

Colombia

 

Reducción de Demanda

Rafael Orduz

 

La problemática de las drogas incluye el cultivo, la producción, manufactura, venta, tráfico y distribución de sustancias sicotrópicas, así como la provisión de precursores químicos y una gama de actividades criminales conexas, como el lavado de dólares y, por supuesto, la demanda.

Hasta hace poco se consideraba que el problema de las drogas se podía enmarcar en una división simple de trabajo, consistente en que los países ricos consumían sustancias ilícitas de origen agrícola que algunos países pobres les suministraban. Colombia producía la marihuana dorada que los cuerpos de paz norteamericanos de la Alianza para el Progreso de los años sesenta hicieron popular en California y, por su parte, Afganistán e Indochina los opiáceos que los heroinómanos londinenses requerían.

La política para enfrentar el problema de las drogas enfatizaba, como consecuencia, en la erradicación de cultivos en la fuente, por un lado, y en mezclas variables de represión, prevención y tratamiento para tratar el tema del consumo en los países desarrollados, por otro. Se entiende, entonces, que los esfuerzos en políticas de prevención y tratamiento en los países productores fuesen casi inexistentes y aislados, como en el caso colombiano.

Una serie de eventos perversos, como el de los inmensos márgenes de ganancia auspiciados por la prohibición, la regulación de la oferta, las ventas de precursores para la siembra y la producción, y de agentes químicos para las fumigaciones, el reducido esfuerzo en combatir eslabones poderosos del negocio por fuera de los países productores (como los millonarios depósitos lavados en bancos de primera línea), han contribuido a que el estatus les convenga a sólidos intereses. Sucesivos informes de las Naciones Unidas, pese al presupuesto creciente en la lucha antinarcóticos mundial, indican que el negocio aumenta a la par del consumo.

A pesar de que el grueso del negocio y de la demanda está en el Norte, la tradicional división del trabajo se ha roto. Los países de fuerte consumo, como los Estados Unidos o los europeos occidentales, producen ahora anfetaminas y metanfetaminas, incluyendo éxtasis, para clientes internos. Y a los que se les atribuía el papel de proveedores, como Colombia, ya registran preocupantes estadísticas de consumo en todos los estratos y de diversos tipos de drogas.

Las Naciones Unidas, particularmente en la sesión especial de 1998, han llamado la atención sobre la importancia de las políticas de reducción de la demanda, incluyendo estrategias de prevención del uso de drogas y de disminución de los efectos adversos del abuso. Las Naciones Unidas han urgido por el equilibrio entre las políticas de reducción de oferta y demanda.

No resulta exagerado afirmar que, gracias al esquema que ha colocado a Colombia como país proveedor de drogas, menos del 1% del presupuesto total se dedique a prevención y tratamiento de un problema que crece. Los esfuerzos que han realizado los ministerios de Educación y Salud en los últimos años, así como los valiosos estudios y metodologías propuestas por el programa presidencial Rumbos, han transcurrido de forma aislada y han carecido de continuidad.

Información, educación, creación de conciencia pública, intervención temprana, tratamiento, rehabilitación, prevención de reincidencia, integración social, participación ciudadana, son conceptos imprescindibles para diseñar y desarrollar políticas consistentes de reducción de demanda.

Rafael Orduz

rorduzme@cabl.net.co

5-02-2003

 

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