El
Salvador
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Trabajadoras textiles
sin protección del
Estado |
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Anthony Fashions:
una empresa que se apropia de
prestaciones, fondos de pensiones y cotizaciones al seguro
social, y un Ministerio de Trabajo que lo permite.
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A finales de noviembre de
2002, la empresa Anthony Fashions propiedad de los señores Anthony
Iurato (norteamericano de origen italiano) y Jorge Paz
(norteamericano de origen hondureño) ubicada en la zona franca de
San Bartolo de El Salvador, empezó a suspender a sus trabajadores
argumentando que sus principales proveedores, las marcas
norteamericanas LESLIE FAY y LIZ CLAIBORNE, no le habían otorgado
pedidos para seguir trabajando. El día 20 de diciembre, la empresa
no solo no entrego los aguinaldos (prestaciones de fin de año), ni
los salarios de la última quincena a sus trabajadoras, sino que
también les informó que todo el personal quedaba suspendido hasta
nuevo aviso. La empresa empleaba a cerca de 700 personas.
El día 26 de diciembre las
trabajadoras fueron convocadas para ver si se les iban a cancelar
sus salarios adeudados. Finalmente fue hasta el día 30 de diciembre
que les pagaron salarios adeudados, pero no así sus aguinaldos. El
día 6 de enero la empresa informó nuevamente que no iba a pagar y a
partir de ese día, las trabajadoras acudieron a hacer denuncias a
los medios de comunicación para informar lo que estaba sucediendo.
Los trabajadores y
trabajadoras se dieron cuenta que algo más estaba sucediendo.
Durante los últimos 15 meses la empresa no había pagado las
cotizaciones de los fondos de pensiones y del seguro social que ya
había descontado de los salarios. También la empresa empezaba a
conformar una nueva sociedad anónima, bajo el nombre de “London
Manufacturing” a nombre de la cual empezaba a pasar los contratos de
Anthony Fashions dejando en esta última las deudas y el pasivo
laboral acumulado por las trabajadoras. Todos los síntomas hacían
pensar en una estafa premeditada.
Los hechos anteriores
motivaron hasta ahora a los trabajadores y trabajadoras afectadas a
interponer cerca de 200 demandas a la Fiscalía General de la
República por el delito de apropiarse de sus cotizaciones. Una forma
elegante de nombrar un robo. También solicitaron la intervención del
Ministerio de Trabajo, el cual debió haber vigilado que semejante
estafa nunca hubiera sucedido. Hasta ahora las gestiones del
gobierno han sido mínimas y el Sindicato de Trabajadores de
Industrias Textiles (STIT), y el Centro de Estudios y Apoyo Laboral
(CEAL), han intervenido en la situación a solicitud de las trabajadoras
afectadas, intentando apoyarles en la salvaguarda de sus intereses.
¿DONDE ESTABA EL MINISTERIO DE
TRABAJO
DESDE OCTUBRE 2001?
Desde octubre de 2001, la
empresa Anthony Fashions empezó a apropiarse de las cotizaciones de
cerca de 700 trabajadoras. Sin embargo, para el Ministerio de
Trabajo, esto no fue suficiente para intervenir decididamente en la
situación. Ante los reclamos presentados por los trabajadores en
enero 2003, la Inspección de Trabajo manifestó que había multado a
la empresa a finales de 2002. Sin embargo, las trabajadoras cuentan
otra historia.
Según los testimonios de las
trabajadoras de Anthony Fashions las constantes visitas de una
inspectora y varios inspectores del Ministerio de Trabajo terminaban
siempre sin resultados en el despacho del gerente Jorge Paz. Pero
también tras las visitas de los inspectores el gerente y
propietario, Jorge Paz, se ufanaba públicamente diciendo a las
trabajadoras que “EL DINERO LO ARREGLA TODO” y que sus influencias
en el Ministerio de Trabajo le hacían intocable a cualquier reclamo
de las obreras. Al parecer, esas influencias fueron suficientes para
permitir a la empresa apropiarse de las cotizaciones de 700 personas
durante 15 meses sin que nadie en el Ministerio de Trabajo
interviniera para evitarlo.
LA CARTA QUE DELATA
A pesar que el día 7 de
enero, el Inspector General de Trabajo mostró su preocupación y una
diligencia poco común en el Ministerio de Trabajo en el caso de
Anthony Fashions, estas buenas intenciones parecen que se quedaron
en eso: intenciones.
Consta en poder de los
trabajadores y trabajadoras afectadas, una carta que fue dirigida
por parte del señor Jorge Paz al propio Ministro de Trabajo Jorge
Isidoro Nieto. En esa misiva enviada luego de las denuncias
realizadas el 6 de enero, el empresario solicita al Ministro de
Trabajo, Jorge Isidoro Nieto, que no proporcione información alguna
a las trabajadoras afectadas y al sindicato que las representa en el
esfuerzo por obtener sus cotizaciones de 15 meses y las prestaciones
laborales que por ley les corresponden.
A partir del envío de esta
carta, a las trabajadoras y sus representantes sindicales les ha
sido negada la documentación básica en el Ministerio de Trabajo que
permitiría establecer legalmente el número de las trabajadoras
afectadas, y los montos económicos exactos que el empresario se ha
apropiado. Al parecer la solicitud del empresario al propio Ministro
de Trabajo, ha sido suficiente para detener la acción legal en su
contra y darle tiempo de maniobrar legalmente o en el peor de los
casos, huir del país.
La documentación que las
trabajadoras requieren del Ministerio de Trabajo para proseguir su
caso en contra del empresario, les fue negada desde el 9 hasta el 17
de enero con diferentes y poco creíbles pretextos. El día 17 de
enero el propio Vice Ministro, Fernando Avelar les comunicó que
definitivamente NO les entregarían los resultados de las
inspecciones que las trabajadoras afectadas necesitan para proseguir
sus casos legales en contra del empresario. El Vice Ministro,
incluso mencionó la posibilidad de sancionar a la Inspección de
Trabajo por haber cumplido -aunque sea brevemente- su mandato legal
de proveer la información de su propio caso a las trabajadoras
afectadas.
Evidentemente, en el
Ministerio de Trabajo, un empresario acusado de delitos penales,
tiene más influencia que los trabajadores y que la misma ley
laboral. Al parecer un empresario como este, es capaz de inmovilizar
al Inspector General de Trabajo, a veces con sus subalternos y a
veces con el mismo Ministro y Vice Ministro.
LIBRE COMERCIO y EMPRESAS
TRANSNACIONALES
Mientras los funcionarios y
empresarios gubernamentales se deshacen de elogios a los logros que
traerá el Tratado de Libre Comercio entre EE.UU. y Centroamérica, la
falta de institucionalidad laboral en los países centroamericanos es
cada vez más preocupante. Fuentes bien informadas, han manifestado
que en el aspecto laboral, el TLC con EE.UU. difícilmente incluirá
cláusulas laborales o castigos a las empresas que violan los
derechos laborales. Todo apunta a que el TLC únicamente exigirá a
los gobiernos que sean capaces de cumplir sus propias legislaciones
laborales nacionales, mientras que otorgarán “Supra poderes” a las
empresas multinacionales que realicen sus inversiones en
Centroamérica. Dentro de estos “Supra poderes” se encontraría
incluso la posibilidad de demandar a los mismos Estados cuando las
compañías consideren se hayan afectados sus intereses.
El caso de Anthony Fashions
está mostrando que las empresas maquiladoras en El Salvador, ni
siquiera necesitan estos “Supra poderes” que les otorgará el TLC con EE.UU. Basta con una carta a un Ministro de Trabajo, para hacer
valer sus intereses por sobre los intereses de cientos de
trabajadoras que no tienen por el momento nada que poner en la mesa
de sus hijos e hijas para alimentarse. Basta unas pocas influencias
para que los inspectores del Ministerio de Trabajo no vean el robo
que se realiza a las trabajadoras frente a sus propios ojos durante
15 meses.
Mientras tanto, los vestidos
de LIZ CLAIBORNE y LESLIE FAY (cuyos precios oscilan
entre US$ 80 y
US$ 200 cada uno) que las trabajadoras de Anthony Fashions
confeccionaban mientras su empleador se apropiaba de sus
cotizaciones, y las sometía a un trato denigrante, seguramente fueron
ya vendidos en las lujosas tiendas de estas marcas en los Estados
Unidos.
LIZ CLAIBORNE y LESLIE FAY
que presumen de ser empresas responsables ante sus clientes, parece
que poco o nada les interesa la vida de las obreras centroamericanas
que posiblemente jamás podrán lucir estos lujosos vestidos, pero que
si pueden confeccionarlos mientras son robadas y humilladas.
¿ESTO ES LA MAQUILA QUE LOS GOBIERNOS CENTROAMERICANOS
PRETENDEN EXPANDIR y ETERNIZAR CON SU FAMOSO TRATADO DE LIBRE
COMERCIO? |
Gilberto
Ernesto García Dueñas
Centro de
Estudios y Apoyo Laboral CEAL
ceal-es@navegante.com.sv
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