BEBIDAS

 

27-06-2002

 

C E R V E Z A

 

AmBev / Quilmes,

 después de la fiesta

 

La "alianza estratégica" entre la argentina Quilmes Industrial (Quinsa) y la brasileña AmBev, que significó para esta última un desembolso de US$ 600 millones, fue resuelta en la reunión que Agustín García Mansilla (CEO de Quilmes) y Marcell Telles (presidente de AmBev, expresidente de Brahma y gestor de la fusión de esta con Antárctica para crear AmBev) celebraron el 1º de mayo en el hotel Woldwide Plaza, ubicado en la octava avenida de Nueva York. Las conversaciones habían comenzado un año antes, pero ya hacía por lo menos dos que otras cerveceras también se mostraban interesadas por adquirir Quilmes, entre ellas la chilena Compañía Cerveceras Unidas (CCU) que produce la marca Budweiser y la socia de Quilmes, con 15% de participación, Heineken de Holanda.

La competencia de Quilmes en Argentina reaccionó de diversas formas. Por ejemplo, Pablo Piccardo, gerente general de Isenbeck manifestó que "las grandes concentraciones nunca son buenas, porque terminan ocasionando un perjuicio para el consumidor". La mejor forma que encontró Isenbeck de defender a los consumidores fue una campaña publicitaria que, tomando en cuenta la histórica rivalidad entre Argentina y Brasil en el fútbol, aprovechó el inicio de la Copa del Mundo para publicar en los diarios argentinos un anuncio en el que con el fondo de la bandera brasileña, a la cual se le sustituyó el círculo azul por una tapita de cerveza Quilmes (patrocinadora oficial de la selección argentina) se lee: "Los brasileños compraron Quilmes. ¿Justo antes del Mundial? ¿Cómo se decía vendido en portugués?".

Pasada la pirotecnia de la fiesta llegaron los números. En el primer trimestre del año, AmBev registró un lucro líquido 9,2% menor que en el mismo trimestre de 2001, fundamentalmente por la pérdida de participación en el mercado, que en el período cayó de 68,5% a 67,5% en Brasil y en Argentina bajó 8,4%.

Para Quilmes, el primer trimestre de 2002 arrojó una disminución en sus ventas de 49%, con un perjuicio de US$ 23,5 millones, frente al lucro de US$ 21,6 millones en el mismo período del año anterior. Las ventas en Argentina, el mayor mercado de la compañía, cayeron a 2,28 millones de hectolitros, en comparación con los 2,72 millones de hectolitros de un año atrás. En el resto de los países de América del Sur, en la mayoría Quilmes registró disminuciones en sus ventas o, en el mejor de los casos, las mismas se mantuvieron iguales.

Para complicar aun más las cosas, el 9 de junio Heineken (seguramente resentida por haber sido ignorada por quien es su socio desde 1984) ingresó con un pedido de arbitraje en la Cámara Internacional de Comercio en París, destinado a impedir la fusión entre Quilmes y AmBev. El objetivo de la acción es claro: "Heineken intenta hacer prevalecer el acuerdo de accionistas con el que Quinsa que garantiza a Heineken la preferencia de compra en el joint-venture", manifestaron voceros de la empresa. Simultáneamente, Heineken solicitó a la justicia de Luxemburgo, sede legal de Quinsa, un amparo hasta que el tribunal de arbitraje de París se pronuncie.

Estas noticias no son nada alentadoras para los trabajadores y las posibles consecuencias podrán encontrarse a continuación, cuando analicemos el caso de la canadiense Molson en Brasil.

Molson: garantizando el lucro

por cualquier medio

El pasado marzo, la canadiense Molson, en sociedad con Heineken, adquirió por US$ 765 millones la cervecería Kaiser. Con esta operación, Molson que desde octubre de 2000 poseía la marca Bavaria (no confundir con su similar colombiana) también perteneciente a AmBev, pasó a vender más en el exterior que en Canadá, donde capta cerca de 45% del mercado. El número de sus fábricas en Brasil pasó de las 5 cervecerías pertenecientes a Bavaria a 13, luego de la compra de Kaiser.

En el encuentro anual de accionistas, los ejecutivos de Molson adelantaron sus planes para aumentar las ganancias durante el año en curso en Brasil, aclarando que la mejoría de los resultados se dará por un aumento de los lucros y no por una captación mayor del mercado. El jefe de operaciones en Brasil, Daniel O'Neill, aclaró más el concepto: "la compañía acompañará las fábricas, redes de distribución y la estrategia de marketing para exprimir más el lucro de cada botella vendida". Esto significa, como fue aclarado en el encuentro, "que la compañía estudia cerrar fábricas en el Brasil para impulsar los lucros de la operación en este país".

Aquí nos encontramos con un ejemplo claro del significado real de ciertas inversiones extranjeras, en cuyo beneficio nuestros gobiernos flexibilizan cada día más la legislación laboral. En este caso Molson y Heineken invirtieron US$ 765 millones, no para producir más, ni con mejor calidad o menor precio. La inversión se justifica con el anuncio de que se "exprimirá un mayor lucro por cada botella". Lo cual se traduce en la pérdida de buena parte de los actuales 3.300 puestos de trabajo y la disminución de los salarios en los que resten vía tercerización, contratos a término y otras formas de exprimir a los trabajadores y no a las botellas.

Resulta sugestivo constatar que el Consejo Administrativo de Defensa Económica (Cade) obligó a AmBev a vender Bavaria para proteger el derecho a la libre competencia, lo cual no está totalmente demostrado en este bastante oscuro caso, en el cual además se encuentran involucradas Pepsi-Cola y Coca-Cola. Proteger la libre competencia puede estar bien, pero ¿el derecho al trabajo no debería también protegerse? La Constitución de Brasil, en su artículo 1º, define a la nación como un Estado Democrático de Derecho que tiene como fundamento, entre otros, "los valores sociales del trabajo y de la libre iniciativa", bonito, pero como hemos visto, se trata de letra muerta, pues la libre iniciativa prima sobre el valor social del trabajo.1

Philip Morris vende Miller

Miller Brewing, la divisón de cervezas de Philip Morris fue adquirida el pasado 30 de mayo por US$ 5.600 millones (que incluyen US$ 2.000 millones de deudas) por la sudafricana South African Breweries (SAB). Con la nueva adquisición, que pasa llamarse SABMiller, SAB se convierte en la segunda mayor productora de cervezas del mundo, superada apenas por Anheuser-Busch, propietaria de la marca Budweiser. Philip Morris mantendrá 36% de las acciones y tres asientos en el consejo de administración de la compañía.

Ejecutivos de la SAB confían en que la industria de las cervezas continuará en proceso de concentración hasta que el mercado se encuentre dominado por unas pocas compañías.

Bavaria no puede comprar

La colombiana Bavaria, que había adquirido la panameña Cervecería Nacional el pasado diciembre, vio impedida la compra de la Cervecería del Barú por la Comisión de Libre Competencia y Asuntos del Consumidor de Panamá, que consideró que con la nueva adquisición se conformaría un monopolio.

Resultado

  • La Compañía Cervecerías Unidas (CCU) de Chile totalizó durante el año pasado utilidades por US$ 58,6 millones, lo que representa un crecimiento de 44,7% respecto al 2000.

  • PepsiCo Inc. anunció que en el primer trimestre del año sus beneficios netos aumentaron 14,2%, a US$ 651 millones, gracias a una mejoría en las ventas que se incrementaron 7,9%.

  • El grupo francés Danone facturó en el primer trimestre del año US$ 3.189 millones, lo que significa un crecimiento del 4,7% respecto al mismo período del 2001.

Autor:

Enildo Iglesias

© Rel-UITA

26 de junio 2002

 

NOTAS


1 Terminado este informe recibimos la noticia que Kaiser cerró tres fábricas, una situada en Getúlio Vargas (Rio Grande do Sul) otra en Camaçari (Bahia) y la tercera en Divinópolis (Minas Gerais). La medida significa la pérdida de por lo menos 250 puestos de trabajo. Pese a ello, las 10 cervecerías restantes recibirán una inversión equivalente a US$ 23 millones, que la compañía justifica al estimar que permitirá una economía de US$ 7 millones anuales. Resulta curioso, pero dos (Getúlio Vargas y Camaçari) de las cervecerías cerradas pertenecían a la cervecería Bavaria, pero cuando esta fue adquirida por Kaiser prácticamente se dejó de producir la marca.

 

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