Informe de la CEPAL

Aumenta la pobreza

y el desempleo en

América Latina

 

La agencia de las Naciones Unidas vuelve a confirmar las afirmaciones de las organizaciones sindicales y civiles de toda América Latina: la situación económica y social empeora de año en año. A pesar de que esta es una realidad que rompe los ojos, la mayor parte de los gobiernos latinoamericanos continúa aplicando políticas económicas que no la tienen en cuenta.

La Comisión Económica Para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas (CEPAL) presentó el informe "Equidad, desarrollo y ciudadanía" ante los gobiernos miembros durante el 28º período de sesiones celebrado recientemente en México.

El informe analiza ampliamente el impacto que ha tenido en la región el llamado "proceso de reformas de libre mercado" durante los años 90. Se reconoce en el informe que este "proceso" se inició en los años 70, cuando prácticamente todo el subcontinente estaba sumergido en el pantano del autoritarismo, ya que la mayor parte de los países estaban gobernados por dictadores. A esto se puede agregar que esos gobiernos militares aplicaron casi exactamente la misma política en toda América Latina: con la complicidad de los bancos extranjeros elevaron la deuda externa a cifras hasta entonces inconcebibles; destruyeron la red de organizaciones políticas y sociales; eliminaron la mayor parte de las conquistas que los trabajadores habían logrado durante décadas de lucha; abarataron la mano de obra; favorecieron los procesos de concentración de capitales financieros, industriales y agrícolas; sentaron las bases para el advenimiento del neoliberalismo mediante el expeditivo mecanismo de arrasar cualquier oposición. Así se abonó el terreno para imponer las privatizaciones y la flexibilización laboral en las décadas de los 80 y 90.

Según afirma el informe de CEPAL, "Aun cuando hubo ‘avances importantes’ en la corrección de los desequilibrios fiscales, en la reducción de la inflación, en la modernización de importantes sectores de la economía y en la aceleración del crecimiento de las exportaciones, los resultados en cuanto a crecimiento, productividad y equidad social han sido desilusionantes. Algunas inestabilidades históricas se incrementaron, - apunta la CEPAL - mientras que la habilidad para adaptarse varía mucho entre unas pocas compañías ‘de clase mundial’ y el resto".

La reforma de la economía preconizada desde los ámbitos financieros internacionales –a su vez dueños del "grifo de los créditos"- no sólo no ha logrado disminuir la pobreza en esta región, sino que ella se incrementó.

Asimismo, el estudio identificó a la globalización como una de las causas de los problemas actuales. "La globalización abre numerosas oportunidades, pero también presenta riesgos y nuevas fuentes de inestabilidad comercial y -especialmente- financiera". La CEPAL se coloca en una posición abiertamente crítica acerca del "carácter incompleto y asimétrico de la globalización, particularmente de la agenda de políticas que la acompaña y de la ‘arquitectura financiera global’ de instituciones asociadas con ella."

El Empleo

El fracaso en la creación de empleos de calidad es "el talón de Aquiles de las reformas", dice la CEPAL. En su diagnóstico, esta organización revela que en la actualidad se verifica una "compleja combinación de aumento del desempleo abierto, deterioro de la calidad de los empleos y, en algunos casos, de las remuneraciones (...) A esto se agregan problemas más específicos: el nivel de desempleo de los jóvenes suele duplicar los promedios nacionales y es más grave entre las mujeres; el acceso limitado de ellas a oficios de mayor calidad y prestigio, así como las persistentes diferencias entre sus remuneraciones y las de los varones". Como se puede ver en el Cuadro 1, la diferencia de la incidencia del desempleo entre quienes se ubican en el decil inferior de ingresos (D1) y los que se ubican en el decil superior (D10) es abrumadora(1). El índice que aparece en la columna designada como "D1/D10" ilustra la razón entre ambas cifras, esto es, la cantidad de veces por la que habría que multiplicar el desempleo del D10 para obtener el del D1. Por ejemplo, si tomamos las cifras correspondientes al desempleo en Buenos Aires de 1997, vemos que el 41,3% de los desempleados provenía de personas cuyos ingresos se ubicaban en el decil 1, es decir el más pobre, mientras que los desempleados provenientes del decil 10 (los más ricos) apenas alcanzaba al 2,9%. La columna que compara estas dos cifras, establece que por cada desempleado que se registra en el decil 10, hay 14,2 desempleados en el decil 1. Esta cifra ilustra claramente cómo el desempleo golpea con mayor intensidad a los sectores más pobres de la población.

Sólo para evitar incrementos del desempleo en la región se deberán crear, según calcula la CEPAL, unos 6 millones de empleos anuales durante los próximos 10 años. "Entre los años 2000 y 2010 la población en edad de trabajas se incrementará en unos 53 millones de personas (...) Tomando en cuenta el alza previsibles de las tasas de participación, la población económicamente activa aumentará hasta llegar a los 270 millones de trabajadores a fin del primer decenio del siglo, lo que implicará una integración de 5,3 millones de personas anualmente al mercado laboral."

En las cifras que releva la agencia de las Naciones Unidas, desde 1991 el desempleo urbano se incrementó un 3% hasta 1999. "Además -agrega el informe- las remuneraciones reales han aumentado lentamente y, en algunos casos, incluso se han reducido en años recientes".

Los Salarios

En este rubro también se verifican incrementos de la inequidad que la CEPAL atribuye, entre otras razones, "a los cambios tecnológicos y organizativos que se han registrado en las empresas y en la economía." La brecha salarial entre trabajadores con distintos niveles de educación continúa ensanchándose. "La ampliación de esta brecha –sostiene el estudio- se vincula estrechamente a –y la refuerza- la segmentación estructural del mercado de trabajo: núcleos formales o modernos, con buenas condiciones de trabajo, y otros de baja productividad, con condiciones precarias. Estos segmentos se diferencian por la estabilidad del empleo, los niveles de remuneración y productividad, las posibilidades de capacitación y actualización, la duración de los períodos de desempleo, la rotación de oficios y empleadores, la cobertura de seguridad social, el ambiente de trabajo y la existencia de contratos de trabajo". Se subraya, asimismo, que casi la mitad de la masa trabajadora de América Latina (el 47,9%) está empleada en el sector informal de la economía, lo que representa un incremento sensible con respecto a mediciones anteriores, y se sostiene que las condiciones de protección social se han deteriorado.

El informe de la CEPAL, citando estimaciones recientes de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), establece que "el porcentaje de asalariados urbanos formalmente afiliados a algún sistema de seguridad social declinó en toda América Latina de un 67% en 1990, a un 62% en 1998". Aun más -enfatiza el informe-, "el número de cotizantes efectivos en los sistemas de previsión ha disminuido en forma pronunciada, lo que augura un deterioro futuro de los beneficios y pone en duda la capacidad de los nuevos sistemas previsionales para cumplir con sus objetivos".

El informe "Equidad, desarrollo y ciudadanía", llama a los gobiernos a apoyar a la pequeña y mediana empresa por medio de créditos y de "la creación de cadenas productivas y redes de apoyo que les permitan compartir la capacitación, la tecnología y la información". Aunque sin mencionarlo con todas las letras, la CEPAL, tras un diagnóstico bastante sombrío, parece anunciar lo que otros ya se han adelantado a predecir: que el desempleo ya no es coyuntural sino estructural, y que para el actual modelo económico esta catástrofe social es apenas un mal necesario.

Cuadro 1.- AMÉRICA LATINA: TASA DE DESEMPLEO, 1990-1997

 

PAIS

AÑOS TOTAL DECIL1 DECIL10 D1/D10  
               
 

Argentina (Buenos Aires)

1990

25,4

47,5

8

5,9

 
 

 

1997

14,3

41,3

2,9

14,2

 
               
 

Brasil

1990

3,7

8,6

1,2

7,2

 
 

 

1996

6,9

13,3

2,9

4,6

 
               
 

Chile

1990

8,3

28,8

1,9

15,2

 
 

 

1996

5,7

19,7

0,9

21,9

 
               
 

Colombia

1990a

10,3

22,5

2,2

10,2

 
 

 

1997

9,9

21,3

3,5

6,1

 
               
 

Costa Rica

1990

4,6

18

1,2

15

 
 

 

1997

5,7

23,6

1,1

21,5

 
               
 

Ecuador (urbana)

1990

6,1

17,5

1,2

14,6

 
 

 

1997

9,2

23,5

2,8

8,4

 
               
 

El Salvador

1995

7,6

17,1

1,8

9,5

 
 

 

1997

8

15

2,2

6,8

 
               
 

Honduras

1990

4,2

3,3

1,9

1,7

 
 

 

1997

3,2

9

1,3

6,9

 
               
 

México

1989

2,7

3,5

1,1

3,2

 
 

 

1996

4,4

5,2

1,5

3,5

 
               
 

Nicaragua (urbana)

1997

12,9

39,5

4,1

9,6

 
               
 

Panamá

1991

16,1

32,3

4,4

7,3

 
 

 

1997

13,4

29,5

3,5

8,4

 
               
 

Paraguay (urbana)

1990b

6,5

25,6

2

12,8

 
 

 

1996

8,2

20,1

1,9

10,6

 
               
 

República Dominicana

1997

16,7

41,1

6,6

6,2

 
               
 

Uruguay (urbana)

1990

9

21,1

2,7

7,8

 
 

 

1997

11,4

24,2

3,4

7,1

 
               
 

Venezuela

1990

9,2

38,3

1,3

29,5

 
 

 

1997

11,1

29,6

3,3

9

 
               

a Sólo ocho ciudades principales. b Área metropolitana de Asunción.

Fuente: CEPAL, sobre la base de tabulaciones especiales de las encuestas de hogares.

Autor: Carlos Amorín


(1) Los "deciles" surgen de dividir a la población en diez niveles distintos según sus ingresos, siendo el primer decil (D1) el que recibe los más bajos ingresos, y el último decil (D10) el que recibe los más altos. Obviamente, los primeros deciles incluyen a la abrumadora mayoría de la población y los últimos sólo a la elite de los privilegiados.

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